Editorial
Economía en declive
Es imposible negar que el inicio de la recesión también se relaciona con la incertidumbre política, la expectativa sobre las reformas que pretende adelantar el gobierno de Gustavo Petro y los alcances que estas tendrían
Los resultados sobre el crecimiento negativo de la economía colombiana, divulgados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, eran previsibles. La desaceleración, al igual que ocurre en la mayoría del mundo, se veía llegar luego de un par de años positivos. Factores externos, decisiones internas y el ambiente político nacional influyeron en la caída.
La contracción de la economía colombiana fue del 0,78% en el mes de abril, según lo reveló el Dane. Es la primera vez desde febrero de 2021, cuando el país apenas comenzaba su lenta recuperación después de la debacle ocasionada por la pandemia del Covid-19, que los números están en rojo.
Sin embargo, el resultado negativo no sorprende y más bien está acorde con las previsiones adelantadas desde finales del 2022, cuando expertos alertaron sobre la posible recesión que padecería el mundo en general, y en particular aquellas naciones que habían mostrado un aumento inusitado posterior a la remisión del coronavirus, como Colombia.
El decrecimiento tiene diversas causas, entre ellas el endurecimiento de las políticas monetarias que en opinión de expertos encarece el financiamiento, frena el endeudamiento y con ello se afecta la demanda. El alza de las tasas de interés en los meses recientes, medida adoptada por el Banco de la República y en general por los bancos centrales de la mayoría de los países como forma de detener la galopante inflación y la devaluación de las monedas, fue un factor influyente para la desaceleración, más no el único.
En el caso de Colombia es imposible negar que el inicio de la recesión también se relaciona con la incertidumbre política, la expectativa sobre las reformas que pretende adelantar el gobierno de Gustavo Petro y los alcances que estas tendrían. Cuando se analiza el comportamiento de cada sector, según el reporte del Dane, se entienden las razones del decrecimiento económico nacional.
La mayor contracción estuvo en la industria y la construcción, que registraron una caída del 6,8%. Una mayor carga impositiva y el retroceso en el consumo debido entre otros al encarecimiento del crédito afectó el primer renglón, mientras que en el segundo influyeron además la demora y los cambios al programa estatal Mi Casa Ya. La construcción de vivienda social, por ejemplo, cayó un 60% en los primeros meses de este año.
Tampoco les fue bien a actividades como la agricultura o el sector de minas y petróleo que registraron una disminución del 2,9%. Mientras en el sector de servicios la mayor debacle la padeció el comercio con una contracción del 6%. Hoy es un hecho que los colombianos compran menos ropa, la venta de vehículos cae en picada entre otras razones por el alza en los combustibles que aún no se detiene, y se gasta menos en compra de alimentos debido a la inflación que ha encarecido productos básicos de la canasta familiar.
¿Qué se espera para lo que queda del año? Los cálculos más optimistas ubican el crecimiento de la economía nacional al finalizar este 2023 en un 1,5, y los pesimistas aseguran que no alcanzará el 0,8. La expectativa es que con una inflación a la baja y el replanteamiento de la política monetaria para que en el segundo semestre comiencen a disminuir las tasas de intereses, se alivien las cargas, se reactive el consumo y se conjure la posibilidad de una recesión.