Columnista
Una pifia más
Por algo es el Presidente que más ha viajado en la historia de Colombia.

4 de jul de 2025, 03:41 a. m.
Actualizado el 4 de jul de 2025, 03:41 a. m.
Sí, todos nos equivocamos, esa es la regla. Pero hay equivocaciones que exceden la regla humana y es preciso, de entrada, observar que el señor Petro, sin duda alguna, es basto y carece del pulimento elemental del caballero. Y además está cargado de odio, de egolatría y megalomanía.
Sí, le gusta el odio y saca partido permanentemente de él. Realmente no quiere a nadie porque él mismo es una congestión psíquica de narcisismo y el síndrome de Asperger, de que habló su propio hermano Juan Fernando. Ah, pero lejos de aprender el protocolo que debía guardar ante los reyes españoles en su pasión de viajar, se lanzó a darle un beso en la mejilla a la reina Leticia, quien mostró sus esfuerzos para retirarlo. ¡Vergüenza! Dice en esos casos la gente: quedó como un zapato. Y, por supuesto, nada le importó, porque su vanidad le impide una autocrítica.
Y fue después al foro al que lo habían invitado en la Cuarta Conferencia Internacional para la Financiación del Desarrollo, en la vieja y calurosa Sevilla.
Cuanta importancia se da a sí mismo. Por algo es el Presidente que más ha viajado en la historia de Colombia. Y el que más ha gastado, no obstante, que tiene hipotecado al país y que rompió la regla fiscal y que ahora solo vivimos de préstamos con intereses fuera de lo común. Es como si dijera: “Les cuesto un poco más, pero ninguno tiene un presidente de mi categoría”.
Y con esas ínfulas ha provocado la enorme crisis de la salud que ya comienza a sentirse. Y ha hecho que se desate el mayor cuadro de violencia, cuando para ‘ahorrar’ ha disminuido en más de veinte mil hombres al ejército y lo ha lanzado a la muerte que les imponen los violentos, a los que les ha dado categoría de ‘agentes de paz’. Lo de Medellín es grotesco e irrespetuoso. Hace subir con toda la distinción a los peores criminales, presos purgando sus crímenes, a la tarima de la Alpujarra.
Y se da vitrina y cambia su indumentaria como si se sintiera un muchacho después de las cirugías plásticas a que ha acudido. Es desafiante, agresivo y abusivo en el discurso que suelta con la naturalidad de un vendedor de específicos, culebra en chuspa.
Y claro que la constituyente que le inspira finalmente el lambón de Montealegre, hoy premiado como Minjusticia, no es otra cosa que su camino directo -así se lo ha pintado este lagarto- hacia su reelección, siguiendo los pasos del Maduro y el Ortega y las huellas de los hermanos Castro. Triste delirio, porque aun cuando haya cincuenta y cinco precandidatos presidenciales, bajo la clara dirección de Álvaro Uribe, la oposición terminará con un solo candidato mayoritario. Esa es la sensatez y el instinto de conservación.
Empero, nos toca sufrir en carne viva los atropellos e insensateces de este alucinado que sueña con su ‘grandeza’ y poder, así el país y su economía naufraguen en el océano de sus ambiciones.
¿Qué hizo en Manta durante dos días con sus noches, sin salir a la puerta de una mansión non sancta, en la que, según lo afirman algunos fue apresado días después el conocido delincuente alias Fito, próximo a viajar extraditado a los Estados Unidos? Pero Petro, como en el tango de Gardel, guarda “silencio en la noche, ya todo está en calma, el músculo duerme, la ambición trabaja...”.
ha desempeñado puestos públicos como juez del Circuito, Conjuez del Tribunal de Cali, Secretario de Gobierno de Cali y alcalde encargado, embajador de Colombia en Polonia y en la ONU. Ha sido delegado a varias conferencias internacionales como la OIT en Ginebra