Columnistas
Tres notas para cerrar 2023
Es claro que mientras sigan primando los torpes criterios que han guiado a la educación escolar, y mientras Fecode siga siendo su dueña absoluta, Colombia no podrá esperar mejora alguna en este campo.
Al terminar 2023, Colombia recibió los resultados de las pruebas Pisa de la Ocde, sobre la educación. No nos depararon sorpresa alguna: la educación escolar colombiana sigue siendo modelo de mediocridad e incompetencia, y sigue produciendo alumnos desprovistos de las más rudimentarias competencias académicas.
En matemáticas, Colombia ocupó el puesto 64 entre 81 países evaluados. 71% de sus estudiantes obtuvieron el nivel muy bajo de desempeño en matemáticas, mientras que el promedio de la Ocde fue 26%, y apenas 1% llegó al nivel alto, cuando el promedio Ocde fue 7%. Y aunque no tan horribles, los resultados en lectura y ciencias también fueron vergonzosos, con 51% de los estudiantes quedándose en el nivel muy bajo en ambas competencias, cuyos promedios en la Ocde fueron de 26% y 24%, respectivamente.
Estos resultados, similares a los de pruebas anteriores, se dan a pesar de que por varios años la educación ha sido el rubro con la mayor asignación en el Presupuesto General de la Nación. Hoy, el presupuesto de $70,4 billones asignados para 2024 es 73% superior al de 2022 y superará al 4,1% del PIB. Es claro que mientras sigan primando los torpes criterios que han guiado a la educación escolar, y mientras Fecode siga siendo su dueña absoluta, Colombia no podrá esperar mejora alguna en este campo.
Es imperativo que se imponga un cambio de fondo en un esquema que cada día demuestra más su ineficacia. Y se debe hacer sin miedo a Fecode, causa fundamental de esta aberrante situación. Una cosa es que se agrupen para obtener los innumerables privilegios que pagamos los colombianos, y otra es aceptar que continúen obligando a los muchachos a recibir una educación de tan bajo nivel.
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Gran noticia para los vallecaucanos fue el resonante triunfo de sus deportistas en los Juegos Deportivos Nacionales que acaban de concluir. Con 209 medallas de oro contra las 142 del distante segundo, Antioquia, la barrida del Valle en este segundo triunfo consecutivo fue espectacular. Quizás le doy gran trascendencia a este hecho porque en mi infancia asistí frecuentemente a los estadios, para ver correr a mi tío Jaime Aparicio, el primer colombiano en ganar una medalla de oro en los Juegos Panamericanos y quien llegó a detentar el récord nacional en seis distintas especialidades atléticas. En cualquier caso, considero fuente de inmensa satisfacción para el Valle volver a ver su bandera en lo alto en las justas nacionales.
Esta victoria se debe, obviamente, a la capacidad, esfuerzo y sacrificio de nuestros deportistas. Pero también se debe a un trabajo institucional serio, metódico y permanente, adelantado por el departamento del Valle y su brazo deportivo, Indervalle. Un trabajo de casi dos lustros que iniciara desde Indervalle y convirtiera en política pública la gobernadora Clara Luz Roldán. La felicitamos y se lo agradecemos sinceramente todos los que creemos en el gran valor del deporte en la formación de buenos seres humanos.
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Y para cierre del año, está la cereza del pastel: ¡Quedan apenas 18 días para que concluya esta alcaldía de pesadilla que sistemáticamente ha corroído y desmoralizado a Cali! El nuevo alcalde enfrentará la labor de reconstruir una ciudad destruida física y anímicamente, y los caleños estaremos haciendo fuerza para que lo logre. Todos sabemos que no se puede permitir que se repita algo tan horrible como lo que nos sucedió.