Columnista

Sembrando desde las entrañas

Matriarqué Ya no es revancha ni espejo del patriarcado. No excluye a los hombres, no busca su derrota, sino su transformación.

Angela Cuevas de Dolmetsch
Angela Cuevas de Dolmetsch | Foto: El País

11 de jul de 2025, 12:02 p. m.

Actualizado el 11 de jul de 2025, 12:03 p. m.

En el corazón del verano holandés, bajo los muros antiguos del castillo de Kasteel de Berckt, resonaron las voces de las mujeres como tambores de vida. 400 mujeres y algunos hombres con conciencia despierta se congregaron para lanzar el movimiento Matriarqué Ya. Una siembra del alma. Durante tres días, entre conferencias, cantos, comida vegana y ritos de sororidad, se tejió una nueva esperanza: un mundo donde la maternidad no sea sacrificio ni castigo, sino fuerza fundadora. Donde el planeta y la especie humana no se extinga por la irresponsabilidad de los patriarcas guerreristas.

Matriarqué Ya no es revancha ni espejo del patriarcado. No excluye a los hombres, no busca su derrota, sino su transformación. Propone una arquitectura social basada en la equidad: mujeres y hombres eligen a sus representantes, conviven en órganos de poder paritarios, y las decisiones se tejen desde abajo, en juntas de acción comunal, hasta las estructuras nacionales. No más jerarquías unilaterales ni órdenes de mando verticales. Una democracia circular, incluyente, paciente.

En esta transición, el movimiento reconoce a mujeres líderes que han puesto la vida en el centro de sus gobiernos. Claudia Sheinbaum en México, con su manejo equilibrado de la crisis migratoria. Xiomara Castro en Honduras, empeñada en recomponer el tejido social. Sandra Mason en Barbados, Christine Kangaloo en Trinidad y Tobago, Samia Suluhu en Tanzania, Nataša Pirc Musar en Eslovenia. Halla Tómasdóttir en Islandia, donde el gabinete paritario y la apuesta por energías limpias son testimonio de coherencia. Mujeres que no gobiernan desde la vanidad del poder, sino desde la ética del cuidado.

A ellas se les propone una agenda de humanidad: una economía del dar, no del intercambio y la acumulación; una política que proteja a la infancia, no que la asesine bajo escombros, como en Gaza. Que alimente, no que excluya. Que salve vidas, no que las negocie. Frente al capitalismo voraz que enriquece a unos pocos como en los Estados Unidos de Trump, Matriarqué Ya propone redistribuir con ternura.

También es tiempo de reimaginar la familia. La nuclear está en crisis. En su lugar, el movimiento recupera la familia matrilineal y matrilocal, donde la casa de las abuelas es el centro del afecto y el sustento. En lugar de una paternidad incierta o ausente, se reconoce al tío materno como figura protectora, sin máscaras ni ficciones. No se le quita poder al hombre: se le devuelve sentido, se le ofrece un lugar más verdadero.

Una de cada tres familias en el mundo está encabezada por una mujer sola. Muchas veces, el padre desapareció tras dejarla embarazada. La hija trabaja. La abuela cría. El Estado ignora. Matriarqué Ya es la respuesta: una revolución pacífica e inevitable. Porque no queremos más hijos entregados a la guerra ni más cuerpos descartados por el sistema. Queremos sanar, cuidar, reconstruir. Queremos vivir. La revolución pacífica del Matriarqué ya es urgente.

Profesión Abogada, PhD en Gobierno de la London School of Economics. Fue directora del programa de TV el Agora y la Lupa. Miembro de La Comisión Preparatoria sobre Administración Pública de La Asamblea Nacional Constituyente 1991. Promotora y madre del Artículo 40 de la Constitución o Ley de cuotas 1991. Miembro del Comité Asesor de Poder de “El País” 2010. Escribe para el periódico desde el 2005.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Columnistas

Gonzalo Gallo

Columnistas

Oasis

Benjamin Barney Caldas

columnistas

Recorderis

Gonzalo Gallo

Columnista

Oasis