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Dos grandes del cine

No creo que haya habido en el mundo del cine un actor, un director, un productor, un guionista, de mayor reconocimiento universal...

Jorge Restrepo Potes
Jorge Restrepo Potes | Foto: El País

17 de jul de 2025, 03:12 a. m.

Actualizado el 17 de jul de 2025, 03:12 a. m.

El 31 de mayo de 1930 nace Clint Eastwood en San Francisco, California, por lo que hace poco alcanzó los 95 años. Lo asombroso no es la edad, sino que aún continúa detrás de las cámaras dirigiendo películas para su empresa Malpaso.

No creo que haya habido en el mundo del cine un actor, un director, un productor, un guionista, de mayor reconocimiento universal, porque en los 70 filmes en los que ha intervenido dejó huella imborrable de su aporte al Séptimo Arte.

Muy joven –y muy apuesto- logró que lo incluyeran en una serie de televisión con tema del Oeste estadounidense, en la que actuó por varios años.

Pero la suerte le llegó pronto, y se le presentó la oportunidad que le brindara el director italiano Sergio Leone para que actuara en la trilogía del ‘Western-spaguetti’, que lo encumbró a la cima de la popularidad.

Por un puñado de dólares; Por unos dólares más; y El Bueno, el Malo, y el Feo, traspasaron las fronteras y colmaron todos los teatros del mundo con ese hombre rudo que apenas hablaba, con el eterno cigarro en la boca, y el revólver listo a responder el ataque de los forajidos.

La escena final de esa última película con Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleff es, qué duda cabe, la mejor de todas las que se han filmado en ese ambiente. Ni le falta ni le sobra nada.

De allí, Clint Eastwood pasó a interpretar al inspector Harry Callahan, apodado Harry El Sucio, detective de la Policía de San Francisco, que al igual que el ‘vaquero’ se convirtió en el duro agente de la ley.

Volvió al western, y filmó varias películas magníficas: El jinete pálido; El fugitivo Josey Wales; y la laureada Los imperdonables, que alcanzó varios premios Oscar, entre ellos mejor dirección y mejor película.

En Golpes del destino, con Oscar a mejor dirección y mejor película, y uno a mejor actriz principal para Hilary Swank, en su magistral papel de boxeadora.

Los puentes de Madison, preciosa película en la que actuó y dirigió, con Meryl Streep, y luego por Río místico, también merecedoras de varios premios de la Academia.

En síntesis, Clint Eastwood continúa siendo el ícono del cine contemporáneo.

***

El otro grande, en mi opinión, es Charles Chaplin, una de cuyas mejores películas cumplió 100 años desde su estreno en 1925: La quimera del oro, que no obstante ser silente, el público captó lo que el inmenso actor expresaba con sus gestos.

Nacido en Inglaterra, muy joven llegó a Estados Unidos y allí se convirtió en la más rutilante estrella del cine.

Aparte infinidad de cortos, que lo llenaron de gloria y de dinero, filmó maravillas en largometraje, como El chico, La mujer de París, El circo, Tiempos modernos, la ya mencionada La quimera del oro, y El gran dictador, esta última demoledora crítica a Adolfo Hitler, en el apogeo de la II Guerra Mundial.

Ya con el cine parlante produjo y dirigió La condesa de Hong Kong, Candilejas, y El rey en Nueva York, inmortales.

Acosado por el ‘macartismo’ de mediados del Siglo XX en Estados Unidos, se refugió en Suiza, donde murió en 1977 a sus 88 años.

A pesar de haber sido uno de los grandes pioneros del cine norteamericano, jamás recibió el Oscar por una de sus películas, y ya al final de su vida lo recibió como reconocimiento a su trayectoria cinematográfica.

Abogado con 45 años de ejercicio profesional. Cargos: Alcalde de Tuluá, Senador y representante a la Cámara, Secretario de Gobierno y Secretario de Justicia del Valle. Director SAG del Valle. Columnista de El Pais desde 1977 hasta la fecha.

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