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Nihao Zonghuo

Negociar contigo podría traer grandes proyectos de infraestructura, tecnología y un mercado inmenso para nuestras tímidas capacidades productivas.

Alberto Castro Zawadski
Alberto Castro Zawadski | Foto: El País.

24 de may de 2025, 02:13 a. m.

Actualizado el 24 de may de 2025, 02:13 a. m.

Hola, China. ¡Tantos temores infundados con la opción de hacer negocios contigo, China querida! Algunos se aterran por la ofensa a Trump, el magnate que solo se interesa por los negocios. Tian na! Si representamos el 0,01 % del comercio global de EE. UU. que tiene con nosotros un superávit que es apenas un 0,1 % del déficit que tienen contigo. Seamos realistas: no existimos.

Luego vienen otros con el susto de quedar amarrados por tu ‘correa’ (Yi dai, Yi lu– la famosa Belt and Road). Es obvio que, siendo grande y poderoso, vas a tener influencia. Es lo normal. Los países que supieron aprovechar la influencia del Tío Sam se volvieron ricos. Aquí, en cambio, parece que nos esforzamos por seguir siendo chiquitos, desconocidos y pobres, repitiendo la vieja cantaleta del ‘imperialismo’.

Negociar contigo podría traer grandes proyectos de infraestructura, tecnología y un mercado inmenso para nuestras tímidas capacidades productivas. Si tuviésemos olfato, te entregaríamos en concesión el diseño, construcción y operación de toda la red vial y ferroviaria del país. Total, lo que tenemos es una combinación de ingeniería rudimentaria con una visión pichicata que nos impide hacer una obra que no se caiga al año siguiente. Aquí culpamos a la ‘difícil geografía’ cuando se derrumban las carreteras o un túnel demora décadas. Para ti, eso sería un cuento chino.

Podríamos aprovechar la excusa ecológica para traer a BYD, fabricar ‘el carro eléctrico colombiano’, barato, pequeño, copiable. Tal vez así podríamos parar el genocidio motociclista y aprender lo que significa autoridad y orden en el tránsito.

Pero duibuqi, China. Discúlpanos. Ni este ni ningún plan concreto llevaba el Gran Líder Galáctico. Estaba convencido de que bastaba con darle un gran abrazo comunista y revolucionario a Xi, quien ignora el concepto. No sabía -como tampoco lo sabe la izquierda latinoamericana- que allá lo único que queda de comunista es el nombre y que operas el más salvaje de los capitalismos, lleno de billonarios que ya alcanzan a los gringos.

Lo devolviste con el rabo entre las piernas, sin tren transoceánico, con el cerebro hinchado por una ideología caduca y el pecho inflado en su convicción de haber asombrado al mundo. Y en efecto fueron muchos los noticieros de este verde planeta donde se burlaron de las burradas que fue a soltar allá.

Médico oftalmólogo, especialista en cirugía vitreoretinal. Docente universitario, fue gestor y director de la Clínica de Oftalmología de Cali y es reconocido como pionero en Colombia en cirugía de catarata con lentes intraoculares y en retinopexia neumática.

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