Columnista
La obligación de desconocer al Jefe de Estado
“Si Petro insiste en imponernos una Constitución paralela a la de 1991, nos veremos en la obligación de desconocer su autoridad como jefe del Estado”.

25 de may de 2025, 12:39 a. m.
Actualizado el 25 de may de 2025, 12:39 a. m.
La carta del expresidente César Gaviria a Gustavo Petro es de suma importancia. Traza la ruta para frenar los abusos y para enfrentar al ocupante de la Casa de Nariño si insiste en ponerse por fuera de la Constitución.
La misiva recuerda que el sistema de salud está “quebrado por las maniobras orientadas a eludir la sentencia mediante la cual la Corte Constitucional dispuso que las EPS sí podían prestar el servicio que la ley les asignaba” y que hay un “desacuerdo total con la forma tajante en que lo ya rechazado por el Senado [sobre la consulta popular] pretenda ser reemplazado por una nueva ley que desvirtúe la decisión tomada. Pretende el presidente incurrir en un acto para el que carece de poder de decisión”.
El expresidente resalta la importancia vital de los altos tribunales, los grandes bastiones de la defensa de la Constitución y la democracia:
“Nos enfrentamos al reto de restablecer el Estado de Derecho y asegurar el acatamiento pleno a las decisiones de nuestras tres altas cortes […] Es sobre ellas que recae el poder del Estado, y no solamente en cabeza del presidente Petro, que cree muy equivocadamente que adquirió un poder suprainstitucional por su triunfo en las últimas elecciones”, dice Gaviria.
La defensa de las cortes y la exigencia del cumplimiento sin esguinces de sus sentencias son tareas vitales para el futuro del país, amenazado por la persistente tentación autoritaria de Petro. Por eso, al mismo tiempo que debemos aplaudir la conformación por la Corte Suprema de la nueva terna para magistrado de la Constitucional, todas juristas impecables, hay que lamentar la escogencia del abogado personal de Petro por parte del Senado.
Ahora, si Petro decide desconocer las sentencias de las altas cortes, cerrar el Congreso o desconocer sus decisiones, convocar una constituyente por fuera de lo que la Constitución ordena, usar cualquier excusa para impedir la realización de las elecciones en el 2026 o para aplazarlas, dar la orden a la Fuerza Pública de que no cumpla su tarea constitucional, es decir, si da un autogolpe, la respuesta debe ser contundente.
“Ni con artilugios ni con triquiñuelas se van a salir de lo que manda y ordena nuestra Carta Magna”, dice Gaviria. “Si Petro insiste en imponernos una Constitución paralela a la de 1991, nos veremos en la obligación de desconocer su autoridad como jefe del Estado”.
Más claro imposible. Ganar las elecciones no faculta al presidente, ni a Petro, ni a ninguno, a hacer lo que se le antoje. La representación popular no radica solo en cabeza del jefe del ejecutivo. También está, e incluso más por su pluralidad, en el Congreso de la República.
Si Petro se empeña en saltarse la Constitución del 91, si da un autogolpe, la respuesta no puede ser distinta a desconocerlo. Deberá ser desplazado del poder y puesto a disposición de las autoridades judiciales. Si Petro quiere convertirse en el Pedro Castillo de Colombia, que siga también su suerte.
Abogado socioeconomista, especializado en derecho constitucional e internacional y derechos humanos. Fue viceministro de Justicia.