¡Fuerza, Miguel!

Como persona demócrata que desde la ciudad de Cali, lugar donde vivo, he venido promoviendo la iniciativa ciudadana de ‘Unidos en la Diferencia’ y la cultura del desarme de la palabra, me uno a los millones de personas que, tanto en Colombia como en el exterior, de manera pública y privada, venimos elevando una oración al Dios de los cielos, y en mi caso al Cristo Milagroso de Buga, para que junto con la ciencia médica colombiana protejan la vida del senador Miguel Uribe Turbay, precandidato del partido político Centro Democrático a la Presidencia de la República en las elecciones del año 2026 e hijo de la periodista Diana Turbay Quintero, asesinada por un grupo armado ilegal al servicio del narcotráfico el 25 de enero de 1991.

En ese entonces, mientras yo acababa de ser elegido por voto popular junto con 69 personas de la diversidad política y social de Colombia, a la Asamblea Nacional Constituyente, Miguel Uribe T., era un niño de solo 5 años de edad.

Pero, tal como ha venido pasando con millones de personas víctimas de la absurda violencia que, desde hace más de 60 años, nos han venido imponiendo en Colombia los grupos armados ilegales, la mayoría de ellos al servicio del narcotráfico, ese niño fue creciendo, estudiando y una vez logró el título de abogado y especialista en ciencias políticas, fue elegido por voto popular como concejal de Bogotá DC, en el año 2012 con el respaldo del Partido Liberal. Luego, en el 2016, fue nombrado como Secretario de Gobierno de Bogotá DC por el alcalde en ese entonces, Enrique Peñalosa, y en el año 2022 fue elegido con el respaldo del Centro Democrático como senador de la República. En la actualidad figura como uno de los cinco precandidatos a la Presidencia de la República por el partido Centro Democrático (CD), presidido por el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

Reiterando, que estoy dispuesto a defender hasta con mi propia vida el derecho de las personas a pensar y expresarse de manera diferente, a militar en el partido político donde mejor lo consideren y a la urgente necesidad que tenemos en Colombia de poner fin a la política de los odios, de las descalificaciones, de las polarizaciones políticas y sociales y encontrar caminos en favor del desarme de la palabra, desde el mismo sábado 7 de junio de 2025, me he unido a las expresiones de millones de personas de la diversidad política y social tanto, en Colombia como en el exterior, de condena al criminal atentado contra la vida del joven político Miguel Uribe Turbay, sucedido el pasado 7 de junio en un barrio de la ciudad de Bogotá DC y a las voces que con justa razón le reclamamos al Gobierno Nacional y a los diversos organismos estatales de justicia, que tan criminal ataque no vaya a quedar en la impunidad, como ya sucedió en el pasado con otros crímenes y atentados terroristas.

Mientras la población colombiana, junto a las de otros países, la esposa de Miguel Uribe, sus hijos y demás familiares, necesitamos conocer la verdad, y solo la verdad, de tan aberrante hecho criminal contra la democracia colombiana, millones de personas, unidas en una cadena humana de oraciones y esperanzas, seguiremos manifestando de manera pública y privada ‘¡Fuerza Miguel!’, y pidiéndole al Dios de los cielos, al Cristo Milagroso de Buga y a la ciencia médica colombiana que continúen protegiendo la vida de Miguel Uribe Turbay.