El pais
SUSCRÍBETE

Columnista

Una cosa es una cosa y otra…

Inaceptable que Colombia y sus dirigentes necesitaran esta tragedia, repito la palabra y no encuentro otra, para empezar a hablar de unión, respeto y solidaridad.

Aura Lucía Mera
Aura Lucía Mera | Foto: El País.

10 de jun de 2025, 02:36 a. m.

Actualizado el 10 de jun de 2025, 02:36 a. m.

Es otra cosa. El atentado a Miguel Uribe Turbay es el trágico resultado en un país cuyo Presidente no ha cesado de incendiar con palabras altisonantes, agresivas, cargadas de odio, resentimiento, rencores delirantes y atizar la polarización de toda la ciudadanía.

En lugar de gobernar y comportarse, se dejó llevar por sus demonios interiores, sus delirios mesiánicos, arengas deshilvanadas, desapariciones misteriosas, cambios de gabinete súbitos y absurdos, apoyo, ministros destructores como el Ministro de Salud o el blandengue exministro de Defensa.

Debilitando el Ejército, hablando de una paz total mientras aumentan los muertos, líderes sociales, exguerrilleros, ciudadanos indefensos, campesinos desplazados. El horror del Catatumbo, la violencia en El Cauca, el imperio de los narcotraficantes.

La no realización de sus compromisos con Colombia en su discurso de posesión como jefe de Estado que abrió una puerta a la esperanza del cambio que el país necesitaba, a los que le escuchamos, así no hubiéramos votado por él, se lo fue llevando un polvo cósmico cargado de virus intangibles, pero feroces que sembraron la rabia y el desconcierto.

La realidad es que los que más han sufrido estos años oscuros, son los más vulnerables, los que tenían todas sus esperanzas puestas en este cuatrienio. Sus discursos y amenazas cada vez más violentas contra todos aquellos que no piensan como él, tildándolos de fascistas, enemigos ‘del pueblo’, esclavistas, opresores…

Incitando siempre al despelote sin ningún proyecto coherente. Irrespetando reglas constitucionales, queriendo saltarse a la garrocha leyes y límites. Su ‘yo’ se salió de control, y se le salió su mismo país. Pisoteó la brújula y la volvió añicos.

Imperdonable que sus primeras palabras ante esta tragedia fueran refriéndose al “descendiente de un árabe”, y remontándose a historias absurdas, falsas, etéreas y cuasi delirantes.

Este atentado, repito, trágico, inaceptable, doloroso, demente, contra un político joven, es el resultado ahora con los opinómetros desatados en redes sociales, televisivos, radiofónicos, clamando por la moderación del lenguaje y la unión me suenan al lamento de la lechera con el cántaro de leche derramada.

La desunión, el lenguaje soez, la intolerancia, el resentimiento de un presidente que creyó que gobernar era combatir, guerrear, y contagió a políticos, congresistas, civiles, jóvenes, adultos, en verdadera pandemia desbocada.

Inaceptable que Colombia y sus dirigentes necesitaran esta tragedia, repito la palabra y no encuentro otra, para empezar a hablar de unión, respeto y solidaridad.

A toda la familia de Miguel Uribe, que no tengo palabras, me unen varias generaciones de amistad y respeto. No les puedo decir más.

Ojalá se unan esa cantidad casi obscena de precandidatos en torno a un verdadero líder, cuerdo, estadista, honesto, y ayudemos todos los colombianos a parar el desbarrancadero en el que estamos.

Periodista. Directora de Colcultura y autora de dos libros. Escribe para El País desde 1964 no sólo como columnista, también es colaboradora esporádica con reportajes, crónicas.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Columnistas

Gonzalo Gallo

Columnista

Oasis

Gloria H.

Columnista

Supongo…

Daniel López

Columnista

Dormir bien

Gonzalo Gallo

Columnistas

Oasis