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¿Estamos presentes?

No se trata de ser padres perfectos, sino de ser padres presentes, dispuestos a aprender, escuchar y adaptarnos.

Juan Esteban Ángel
Juan Esteban Ángel | Foto: El País

Juan Esteban Ángel

Economista y MBA con énfasis en negocios internacionales. Exsecretario general de la Gobernación del Valle y Privado de la Alcaldía de Cali. Exdirector del Comité Intergremial y Empresarial del Valle. Actualmente, fortaleciendo la economía solidaria desde el Grupo Coomeva. Hincha del Deportivo Cali. Esposo de María Angelica, papá de Manolo y Agustín.

7 de abr de 2025, 01:29 a. m.

Actualizado el 7 de abr de 2025, 01:29 a. m.

Luego de leer diversos artículos al respecto, decidí que, como padre, era importante ver la serie de Netflix, Adolescence. En solo cuatro capítulos esta relata el drama de los padres y de un chico de 13 años acusado del asesinato de una compañera de colegio. El sentimiento de padre y el pensar en situaciones como estas, que a cualquiera le pudiera pasar, me hicieron recordar de un libro publicado hace años por la doctora María Isabel Gutiérrez, directora del Instituto de Investigaciones en Salud y Violencia (Cisalva), de la Universidad del Valle, cuyo tema y título hoy cobran aún más vigencia: Solo el amor nos salva.

Este libro, fruto de rigurosas investigaciones sobre violencia juvenil, sostiene que el afecto, la comprensión y la confianza en el núcleo familiar son esenciales para prevenir la violencia y promover el desarrollo saludable de nuestros adolescentes. Hoy, como padre de dos hijos, esto se me hace más relevante que nunca en el complejo panorama actual de lo que implica la crianza.

Aunque en este caso, la serie de Netflix se centre más en el victimario que en la víctima, nos confronta con una realidad que hoy estamos viviendo ante una vida digital y de conexión masiva, la cual, unida a otras situaciones, influencia los comportamientos de los jóvenes. El mundo en el que nuestros hijos están creciendo es y será muy diferente al que como padres vivimos. Las redes sociales y la tecnología han añadido capas de complejidad a la crianza. Nuestros hijos están expuestos a una avalancha de información y a presiones que en nuestra juventud quizás también experimentamos, pero de forma distinta. Hoy, la presión de grupo, la exposición a contenidos en línea sin filtro, el ciberacoso, la comparación constante, la búsqueda de validación y la necesidad de aceptación, en un mundo hiperconectado, son realidades que pueden afectar su autoestima y bienestar emocional.

En la historia siempre hemos enfrentado distintos riesgos que retan a los jóvenes y a los padres en torno a cómo lograr una evolución sana de la adolescencia a la adultez.

En ese tránsito, los jóvenes solo buscan independencia, afirmar su identidad y en esa etapa suelen apoyarse más en sus pares que en sus propios padres. Esto puede resultar desafiante para los padres, pues se puede sentir que perdemos el control o la conexión que una vez tuvimos con nuestros hijos. Es ahí donde creo está el fondo de lo que debemos comprender.

A pesar de este cambio en nuestros hijos, como padres seguimos siendo su soporte; debemos ser el lugar seguro, amoroso y respetuoso al que puedan volver, sin importar lo que sea; donde se puedan sentir a salvo, sin ser juzgados.

El amor incondicional, acompañado de normas claras que valoren y validen también los intereses de nuestros hijos, nos puede ayudar a crear una relación sólida y resiliente con ellos. No se trata de ser padres perfectos, sino de ser padres presentes, dispuestos a aprender, escuchar y adaptarnos. Debemos esforzarnos por comprender y apoyarlos en su transición a la adultez, conociendo sobre el mundo actual, sus formas de comunicación y contacto.

En este viaje enfrentaremos desafíos y cometeremos errores, pero si mantenemos el amor y la confianza como nuestra guía, una comunicación abierta con la que ellos se sientan cómodos compartiendo sus inquietudes y experiencias con nosotros, interesándonos de manera genuina en sus vidas, en sus gustos, escuchando sin juzgar y estableciendo límites claros que les proporcionen seguridad, estaremos mejor equipados para acompañar y guiar a nuestros hijos.

Creo que, aunque la forma en que nuestros hijos interactúan con el mundo ha cambiado, sus necesidades emocionales fundamentales permanecen. Al final, ellos solo necesitan nuestra presencia, sentirse amados, valorados, comprendidos y apoyados. @juanes_angel

Juan Esteban Ángel

Economista y MBA con énfasis en negocios internacionales. Exsecretario general de la Gobernación del Valle y Privado de la Alcaldía de Cali. Exdirector del Comité Intergremial y Empresarial del Valle. Actualmente, fortaleciendo la economía solidaria desde el Grupo Coomeva. Hincha del Deportivo Cali. Esposo de María Angelica, papá de Manolo y Agustín.

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