Columnista
El estancamiento de Cali
Esta industria es uno de los factores que explican el despliegue del desarrollo económico en el Valle del Cauca y en especial en Cali.

18 de jul de 2025, 03:47 a. m.
Actualizado el 18 de jul de 2025, 03:47 a. m.
La semana pasada Ramiro Varela envió una carta abierta a Harold Eder Garcés, presidente de la junta directiva de la Andi, encabezada por esta sentencia lapidaria: 30 años inviables del Distrito de Santiago de Cali.
El diagnóstico de problemas que ofrece la misiva es certero y es de agradecer que Varela se esfuerce en convertirlos en temas de debate público. Pero yo quiero situar su diagnóstico en un marco más amplio y comprensivo, estratégico si se quiere, sugerido por el hecho de que el destinatario de la carta de Varela se apellida Eder. Y que, por lo tanto, sea descendiente de Santiago Eder, quien, con la audaz decisión empresarial de poner en marcha, en la segunda mitad del Siglo XIX, un ingenio de azúcar mecanizado, dio el pistoletazo de salida de un proceso de industrialización de la agricultura pionero en el país.
Esta industria es uno de los factores que explican el despliegue del desarrollo económico en el Valle del Cauca y en especial en Cali. Otro factor, tanto o más importante, fue la construcción del ferrocarril que unió a Cali y a las otras ciudades del departamento con el puerto de Buenaventura. Gracias al ferrocarril, a la carretera al mar y a la conexión con el Canal de Panamá, este se convirtió en el más importante del país.
El tercero es la puesta en funcionamiento de la central hidroeléctrica de Anchicayá. Cito estos notables antecedentes históricos, porque el desarrollo económico estuvo y está indisolublemente ligado a la industrialización, las fuentes de energía baratas y confiables, y la infraestructura de comunicaciones y transporte de semejantes características. Y si Cali está estancado es porque no ha sabido ni siquiera conservar en condiciones dicho legado histórico y mucho menos pensar en cómo actualizarlo, expandirlo, potenciarlo.
Es una Cali cuya dirigencia política y empresarial ha desoído propuestas como la mía, de hacer suyo el proyecto del ferrocarril transoceánico Buenaventura-Barranquilla que, aparte de potenciar la red de transporte, se convertirá en una gran fuente de energías renovables. Lo prueba Suiza, que ya cuenta con un ferrocarril que intercala placas solares entre sus dos carrileras.
Piensen en la energía solar que podrán generar los más de 900 kilómetros del ferrocarril transoceánico. Y piensen en esta noticia: Brasil y China van a unir con un ferrocarril el puerto de Santos en Brasil con el mega puerto de Chancay en el Perú.
Historiador y crítico de arte. Profesor de la Unviersidad Europea de Madrid y corresponsal de la revista ArtNexus en España. Es columnista del diario El Pais de Cali desde 1994.