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El anhelado cambio

Si queremos disminuir la inequidad y la corrupción, el remedio no consiste en más Estado.

15 de febrero de 2025 Por: Alberto Castro Zawadsky
Alberto Castro Zawadsky
Alberto Castro Zawadsky | Foto: El País.

Sin importar la ubicación en el espectro ideológico, casi sin excepción, todo el que opina sobre Colombia sostiene la necesidad de un cambio para acabar con la corrupción y la inequidad, que tienen la connotación de una maldición de los cielos.

Si el analista se inclina hacia la izquierda, el cambio implica estatizar, subir impuestos, controlar precios, intervenir la justicia, las elecciones, la prensa y aplicar una larga lista de regulaciones y barreras que ‘aseguren la justicia social’. Lo llaman cambiar el sistema.

Si se inclina hacia la derecha, defiende la propiedad privada, la libertad de empresa, el respeto a los precios establecidos por el mercado, la separación de poderes y la libertad de opinión. Aun así, coincide en lograr un sistema que dé igualdad de oportunidades, educación y salud gratuitas, garantizadas por el Estado y la obligación de quienes logran cierta prosperidad de contar con un brazo social. Se apoyará en la moral cristiana y encontrará muchas coincidencias con la teología de la liberación.

Si analizamos la inequidad, es cierto que en el índice de Gini salimos mal, pero hay que considerar que su cálculo ignora la informalidad (consecuencia del exceso de regulaciones, controles y tributos) y se basa en encuestas de percepción. Su confiabilidad genera dudas: según este índice, EE. UU. está peor que Haití y Bolivia, mientras que Venezuela aparece mejor que Costa Rica. Quienes se lamentan por nuestro Gini deberían preguntarse cuántas balsas van de Florida a Haití. Además, en distribución de riqueza estamos mejor que EE. UU., Brasil y Rusia, y en desarrollo humano estamos a la par de México, Brasil y China.

Si queremos disminuir la inequidad y la corrupción, el remedio no consiste en más Estado. Somos pobres por la violencia y la corrupción del estatismo. Para prosperar, basta con leer nuestro escudo: Libertad y Orden.

El cambio necesario consiste en aplicar una fórmula probada: reducir el poder de las bandas criminales, fortaleciendo la justicia. Al recobrar la confianza y la libertad que da la paz, la economía florece. Regresan los talentos colombianos y se atraen otros. Para entenderlo, no hay que estudiar economía; basta con comparar cómo evolucionaron los índices entre 2002 y 2010 y cómo han cambiado desde 2023. Se está probando que el cambio puede ser para empeorar.

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