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Opinión

Contradicciones u omisiones

Uno de los postulados fundamentales del progresismo es priorizar la movilidad social, para establecer la igualdad de oportunidades

26 de abril de 2023 Por: Alfredo Carvajal Sinisterra
Alfredo Carvajal Sinisterra

El actual gobierno que se precia de progresista ha presentado una reforma laboral enfatizando la estabilidad laboral, en un mundo donde la irrupción de una revolución tecnológica está cambiando nuestros hábitos y costumbres. La innovación se ha incrementado sustancialmente entre los jóvenes y la flexibilidad laboral se ha impuesto en este nuevo ambiente económico. Además, la excesiva rigidez en la permanencia incrementa la perversa informalidad que se estima en un 50%.

Se ha desconocido que las condiciones laborales están reguladas por las leyes de oferta y demanda. A mayor demanda de trabajo, mayor será la presión por aumentar los salarios. Ocurre que los cambios propuestos y su énfasis ideológico han creado temor entre los inversionistas, nacionales y extranjeros, lo cual afectará adversamente la demanda laboral.

Hasta ahora ninguna de las reformas está orientada a promover el crecimiento económico, todas tienen carácter restrictivo para las actividades productivas. Los empresarios, para un buen número de progresistas, están en la lista de las profesiones sospechosas. Son para ellos, parte fundamental del capitalismo salvaje. La finalidad de lucro es calificada por muchos de codicia y mezquindad. El progreso se desestima.

Uno de los postulados fundamentales del progresismo es priorizar la movilidad social, para establecer la igualdad de oportunidades. Con este fin, el gobierno está legislando para facilitar el acceso a la universidad, pero para lograrlo se requiere obviamente que la calidad de la educación primaria y secundaria sea alta. Las posibilidades de ingresar a las universidades dependen de la preparación de los aspirantes. En la actualidad la educación pública que prepara a los estudiantes para ingresar a la universidad es mala, sin señales de mejora, la privada la supera con creces.

Todas las estadísticas demuestran la superioridad de la educación privada en elemental y bachillerato. Para medir la calidad con las pruebas saber en el 2022 se incluyeron 70% de colegios públicos y 30% de privados, a pesar de lo cual, entre los 100 primeros lugares con puntuaciones más altas, solo hay tres colegios públicos versus 97 privados, el 3%. Francamente da vergüenza. En nuestra región es peor, en los 100 primeros lugares no existe ningún colegio público, solamente 8 privados del Valle, de los cuales, 3 son de Cali.

Ocurre que está comprobado hasta la saciedad, que la calidad de la educación depende en un porcentaje muy alto, de la capacidad e idoneidad de los profesores. Ningún gobierno ha sido capaz de que Fecode, sindicato fanático del actual, acepte que se califiquen a los maestros de las escuelas públicas, y que su remuneración se establezca de acuerdo a resultados. En muchas otras latitudes los profesores son juzgados y remunerados dependiendo de la calidad de la enseñanza. Su medición de desempeño debería regirse por los resultados de su gestión, de tal manera que su responsabilidad sea que sus alumnos obtengan la mejor enseñanza posible.

Siendo la educación un factor decisivo para la movilidad social, me pregunto si no sería sensato que el gobierno progresista actual, priorizara la calificación de los maestros de las escuelas públicas, de acuerdo a sus resultados y así mismo sus remuneraciones.

¡Lo que no se mide, no se puede mejorar!

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