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Canadá vs. Trump

Las declaraciones de Trump en contra del país y su soberanía tocaron un nervio de independencia al ver que un vecino leal se convierte en un adversario imponente y en abiertamente hostil.

Muni Jensen
Muni Jensen. | Foto: El País

Muni Jensen

3 de may de 2025, 02:41 a. m.

Actualizado el 3 de may de 2025, 02:41 a. m.

Los resultados electorales de Canadá esta semana son sorpresa y campanazo para Estados Unidos. Los canadienses votaron por Mark Carney, un economista del partido liberal, serio y organizado, con pocas ganas de ceder ante la retórica de Donald Trump. En una elección marcada por el temor económico, la complejidad de la geopolítica y la incómoda presencia del presidente de Estados Unidos, los votantes eligieron a Mark Carney como su primer ministro, creando una nueva oportunidad para el Partido Liberal, desgastado bajo el liderazgo durante ocho años de Justin Trudeau. Carney, un tecnócrata respetado en los círculos financieros globales y novato en la política electoral, aprovechó un momento de crisis y logró el triunfo sobre los hombros de su vecino del sur.

La campaña fue, en esencia, un referendo sobre Trump. Los aranceles unilaterales, las amenazas de anexión y las burlas públicas sobre convertir a Canadá en el ‘estado 51’ resonaron profundamente en el orgullo nacional. Lo que empezó como indignación se convirtió en un sentir nacional que se reflejó en las elecciones. Las declaraciones del Trump en contra del país y su soberanía tocaron un nervio de independencia al ver que un vecino leal se convierte en un adversario imponente y en abiertamente hostil. Armado de patriotismo desafiante, el país se unió ante lo que percibieron como una amenaza nacional.

En medio de esta situación, Carney se proyectó como un ‘anti-Trump’: sobrio, preparado y pragmático. En su discurso de victoria, no dudó en nombrar al Presidente estadounidense directamente: “Trump quiere nuestras tierras, nuestros recursos, nuestra agua. Está intentando quebrarnos para poseernos. Eso jamás sucederá”. El mensaje, fuerte y directo, fue un dibujo claro del momento que vive el país. Carney empezó a gobernar inmediatamente, y con su estilo mesurado y elegante salió airoso en la primera llamada con Trump. También planteó hacia adentro su propuesta de gobierno: una visión centrada en reconstruir la relación bilateral desde el respeto, la defensa de la soberanía y una política económica sólida.

En temas comerciales, el nuevo líder canadiense subrayó que el próximo acuerdo entre Canadá y Estados Unidos será una asociación con respeto y beneficios mutuos: “En nuestros términos, no en los suyos”. El tono y el estilo pintan diferente al de su antecesor, que tuvo desde el primer día una pésima relación bilateral.

Pero es pronto para declarar victoria. El camino para Carney no será fácil más allá de las relaciones con su vecino. Hereda una economía lenta, complicaciones migratorias, preocupaciones crecientes sobre el costo de vida y descontento general. Hay expectativas de que este banquero internacional pueda generar la estabilidad de Canadá.

Algunos de los retos tempranos serán las conversaciones profundas frente al acuerdo comercial. El T-MEC será puesto a prueba, y cualquier renegociación se dará bajo la estrategia estadounidense de ejercer liderazgo a las patadas. En este panorama impredecible se suma la presión de tener una mayoría parlamentaria para Carney, donde debe gobernar desde la minoría, una tarea difícil salvo que haya algún consenso entre los partidos frente a las políticas sobre la economía y el empleo.

Los resultados de la elección son simbólicamente importantes. La victoria de Carney no solo redefine la política canadiense, sino que envía una señal clara a la oposición y a la comunidad internacional: la retórica agresiva y expansionista de Trump tiene límites y genera resistencia a la hora del voto. La oposición al estilo de Trump es visible fuera del país, y cada vez más dentro de Estados Unidos, como reflejaron las encuestas recientes de su caída de popularidad. Las elecciones del Congreso americano dentro de un año y medio también podrían medir el rechazo y la creciente preocupación.

Muni Jensen

Caleña. Graduada del Colegio Bolívar. Politóloga de Trinity College con Maestría en Estudios Latinoamericanos de Georgetown. Analista política y asesora para América Latina de Albright Stonebridge Group. Trabajó en Proexport en Bogotá y en la Cámara de Comercio de Cali. Fue subdirectora de la Oficina Comercial de Washington y jefe de prensa de la Embajada de Colombia en Washington.

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