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Cali, inevitable como Shakira
Es una oportunidad para volver a poner a Cali en el mapa mundial, para demostrar que esta ciudad tiene el talento, la infraestructura y la energía para acoger eventos de talla internacional.
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25 de oct de 2025, 12:32 a. m.
Actualizado el 25 de oct de 2025, 12:34 a. m.
Han pasado casi veinte años desde que Shakira pisó por última vez Cali. En noviembre de 2006, durante su gira Oral Fixation World Tour, la artista encendió el Estadio Pascual Guerrero. Este 25 y 26 de octubre, Cali volverá a recibirla. Y su regreso no es un simple concierto: es un acontecimiento que puede marcar un antes y un después para la ciudad, fruto también del trabajo conjunto de quienes hemos creído en el potencial de la región, como Alejandro Eder y Mabel Lara, que han impulsado con empeño está feliz realidad.
La llegada de Shakira significa mucho más que dos noches de música. Es una oportunidad para volver a poner a Cali en el mapa mundial, para demostrar que esta ciudad tiene el talento, la infraestructura y la energía para acoger eventos de talla internacional. Es también una vitrina para los nuevos artistas que encuentran en ella un espejo de disciplina, constancia y pasión.
El impacto económico es innegable. Las presentaciones recientes de Shakira en Colombia movieron más de 206.000 millones de pesos y generaron más de 18.500 empleos e indirectos, impulsando el turismo, la hotelería y el comercio. Algo similar ocurrirá en Cali, el territorio vivirá una importante reactivación económica.
Pero más allá de las cifras, Shakira trae una historia inspiradora. De aquella niña barranquillera rechazada en el coro escolar a la mujer que conquistó el mundo, su vida es una lección de perseverancia y propósito. Su éxito no se mide solo en premios, sino en el impacto social de su Fundación Pies Descalzos, que demuestra que el talento tiene sentido cuando se convierte en servicio.
Su nueva gira, Las Mujeres Ya No Lloran, trae un mensaje que trasciende el desamor y se convierte en símbolo de empoderamiento femenino. Es una invitación a todas las mujeres y por qué no, a todos los caleños a levantarse, a reconstruirse, a no quedarse conformes con lo que la vida ofrece. Shakira, con su historia, encarna esa fuerza de quien ha aprendido a convertir el dolor en arte y la vulnerabilidad en poder.
Y eso es precisamente lo que Cali necesita recordar. Esta ciudad, marcada por la alegría y la resiliencia, también sabe lo que significa reinventarse. La visita de Shakira debe inspirarnos a hacerlo colectivamente: a recuperar la confianza, a creer que podemos volver a ser una ciudad que brilla, que atrae, que crea y que puede ser escenario del mundo.
El regreso de Shakira es, entonces, una metáfora. Una artista que, luego de dos décadas, vuelve a la Cali pachanguera donde debes estar. Una mujer que hoy representa el poder de reconstruirse y renacer. Una Colombia que, a través de ella, se mira y se reconoce. Y una Cali que tiene en sus manos la posibilidad de hacer de este encuentro mucho más que un espectáculo: una oportunidad para reavivar su orgullo, su cultura, su economía y su identidad.
Porque Shakira no solo viene a cantar. Viene a recordarnos que el éxito no es un destino, sino un camino hecho de constancia, pasión y propósito. Que los escenarios como la vida están para quienes se atreven a subir a ellos. Y que Cali, la ciudad que baila y sueña, está lista para bailar otra vez al ritmo de quien nunca dejó de creer que los sueños, cuando se sienten con el alma, siempre se hacen realidad.
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