Columnistas
El desgaste inútil
En las crisis de la relación de pareja, el desgaste inútil ocurre especialmente entre aquellas personas que se cansaron de darle demasiadas oportunidades al compañero/a...
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26 de oct de 2025, 12:15 a. m.
Actualizado el 26 de oct de 2025, 12:15 a. m.
Muchas personas tienen una vida afectiva mediocre porque la malgastan esperando cambios que no van a suceder, esperando milagros o creyendo en promesas que nuevamente van a incumplirse. Es la espera pasiva, o sea la pereza disfrazada de esperanza.
Ese desgaste inútil lo revelan populares frases como: “Estamos dándole un tiempo para ver si se arregla esta relación”. (¿Sin hacer nada? Si no se hace algo diferente, nada va a pasar).
“Las cosas van a cambiar”. (¿Sin una actitud afirmada?, todo va a seguir igual).
“Me aseguró que ahora sí va a ser más detallista conmigo”. (¿Cuántas veces ha hecho el mismo ofrecimiento?, y nada pasa).
En las crisis de la relación de pareja, el desgaste inútil ocurre especialmente entre aquellas personas que se cansaron de darle demasiadas oportunidades al compañero/a, quien reiteradamente mostraba desconsideración, desafecto, desinterés, caprichos, desplantes o abusos.
Las crisis de pareja muchas veces son el resultado de una interacción de dos personalidades diferentes. La dominante que muestra consistentemente rasgos de prepotencia, cuando no de egoísmo o frialdad. Y la contraparte que de manera sistemática deja ver su condición pasivo-dependiente.
Las cosas no funcionan porque las confrontaciones de la parte débil son ‘tibias’ e invariablemente son respondidas con disculpas vacías.
Como consecuencia de esta combinación de factores, la pareja recae en discusiones interminables que perpetúan un círculo vicioso en el cual se acuerdan silencios y treguas, que cumplen la perversa misión de preservar una relación altamente insatisfactoria. En ese estado de cosas no se reconocen las faltas y la parte más fuerte de la ecuación responsabiliza al otro quien para ‘no hacer olas’, termina aceptando lo inaceptable. Con lo cual invariablemente, se vuelve al ‘estatus quo’. Y todo sigue igual… hasta el próximo altercado.
Cortar con un desgaste inútil suena fácil, pero en la práctica no lo es porque la parte pasiva está plagada de miedos: a la soledad, a la depresión, a perder algo valioso, al futuro o a la sociedad, con todas sus fachadas. Pero tal vez el peor enemigo es su capacidad de echarse mentiras y creérselas. Al confundir amor con dependencia, la persona piensa que la solución es acceder a los caprichos de la contraparte. La consecuencia es, por un lado, “más de lo mismo” y, por el otro, el fortalecimiento de sus propios sentimientos de culpa. (“Yo puedo hacer más… tengo que ser más tolerante”).
Para iniciar el proceso que podría llevar a la solución del problema, lo primero es querer un cambio. Luego vienen el fortalecimiento, el entender la situación en la que se lleva viviendo demasiado tiempo y el decidirse a tomar las riendas de su propia vida. Si después de realizar los ajustes necesarios, el egoísta cambia, y se le quiere dar otra oportunidad, hay que definir unas reglas del juego claras y observar. Si hay una reincidencia que se considera inaceptable, lo más probable es que la única opción sea alejarse.

Carlos E. Climent es médico de la Universidad del Valle y psiquiatra de la Universidad de Harvard. Durante30 años trabajó en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Valle, y durante 20 se desempeñó como miembro del Panel de Expertos en Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud.
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