Columnista
Abatir una estrella
No es difícil imaginar un Bogotazo si el candidato baleado hubiera sido del Pacto Histórico y el presidente Iván Duque.

14 de jun de 2025, 03:14 a. m.
Actualizado el 14 de jun de 2025, 03:14 a. m.
A los 4 años, Miguel Uribe Turbay vivió el secuestro y asesinato de su madre, Diana Turbay, a manos de Pablo Escobar, aliado del M-19. A los 11, fue separado de su padre, encarcelado injustamente.
Lo cuenta sin dramatismo ni autocompasión, con serenidad, frente a un grupo que lo escuchó con atención y asombro hace pocos días en Cali. Salimos impresionados por su coherencia, madurez, claridad mental y entusiasmo carismático. Lejos de la promesería política, sus propuestas son modernas, concretas y realizables.
Con preparación, experiencia y firmeza, transmite una convicción clara: no puede haber bienestar sin seguridad, ni vida social sin control de la violencia. Propone un país donde emprender no sea un viacrucis, donde la educación sea competitiva y Fedoce un aliado, no un obstáculo; donde la salud mejore fortaleciendo lo privado, que hoy responde por la mayoría de atenciones. Insiste en que defender la democracia exige vigilancia ciudadana activa. Por eso ha organizado redes de veeduría electoral, como hizo María Corina Machado en Venezuela.
Su discurso no es de odio, sino de responsabilidad. Por eso resulta obscena la esquizofrenia oficial tras el atentado que sufrió. No es difícil imaginar un Bogotazo si el candidato baleado hubiera sido del Pacto Histórico y el presidente Iván Duque.
Tampoco se puede negar la cadena causal entre el ambiente que ha promovido este Gobierno —odio, desacato a la ley, deslegitimación de las instituciones— y el clima de violencia. ¿Dónde están ahora los colectivos de abogados que antes hallaban ‘conexidad’ entre la vía institucional de un presidente que busca dar seguridad y los excesos de los militares?
Hoy, quienes ven una relación causal entre el discurso incendiario, que llama al alzamiento general, violando la Constitución, y el atentado contra el nieto de ‘Turbay, torturador de diez mil’, son tildados de ‘ratas de alcantarilla’.
En realidad lo que huele a alcantarilla es el oportunismo de usar el sufrimiento de una familia para congraciarse con Hamás, su condolencia con la ‘madre árabe’ (recolombiana, nieta de libanés), su preocupación con el ‘niño’ asesino (un grandulón bien armado) y su afán por culpar a los de seguridad, repitiendo la narrativa de victimizar a los atacantes que tan bien le ha funcionado desde el holocausto del Palacio de Justicia.
Médico oftalmólogo, especialista en cirugía vitreoretinal. Docente universitario, fue gestor y director de la Clínica de Oftalmología de Cali y es reconocido como pionero en Colombia en cirugía de catarata con lentes intraoculares y en retinopexia neumática.