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Los lugares clave del Vaticano para el cónclave papal que definirá al sucesor del papa Francisco
El Vaticano se prepara para la elección del nuevo Papa.

Tras el fallecimiento del papa Francisco el pasado 21 de abril a los 88 años, la Iglesia católica se prepara para uno de sus rituales más solemnes y reservados: el cónclave, que comenzará el 7 de mayo en la Ciudad del Vaticano. Este proceso, que se desarrolla en lugares cargados de historia y simbolismo, determinará al 267º sucesor de San Pedro.
Estos son los escenarios clave del cónclave:

1. Basílica de San Pedro: el inicio y el anuncio
Antes de iniciar formalmente la votación, los cardenales celebran una misa en la Basílica de San Pedro. Esta eucaristía, llamada Pro eligendo Pontifice, busca invocar la guía del Espíritu Santo en el proceso de elección.

La Basílica, construida sobre la tumba del apóstol Pedro, es la iglesia más grande del mundo y un símbolo central de la cristiandad. Su cúpula domina el cielo romano y su plaza, diseñada por Bernini, puede acoger a más de 300.000 personas.
Una vez que se elige al nuevo papa, es desde la logia central de esta basílica que se anuncia al mundo el esperado Habemus papam.
2. Capilla Sixtina: el corazón del cónclave
Construida entre 1477 y 1480, la Capilla Sixtina es el epicentro del cónclave. Aquí, los cardenales electores se encierran bajo estrictas normas de aislamiento para votar hasta alcanzar una mayoría de dos tercios.

Durante el cónclave, la Capilla Sixtina es cerrada al público y convertida en una sala de deliberación. Después de la misa, los cardenales se trasladan en procesión a la Capilla Sixtina, cantando el himno Veni Creator Spiritus. Allí, bajo la mirada del Juicio Final de Miguel Ángel, los electores depositan sus votos en una urna y guardan absoluto secreto, bajo pena de excomunión.
Se instalan bancos especiales, la urna para los votos y dos hornos: uno para quemar las papeletas y otro, conectado a una chimenea visible desde la Plaza de San Pedro, que emite el famoso humo que indica el resultado de la votación. Cada voto se introduce pronunciando la frase “Elijo como Sumo Pontífice a...”, escrito en latín. Si el humo es negro, significa que no se ha alcanzado un acuerdo; si es blanco, anuncia al mundo que hay un nuevo papa.

3. Residencia de Santa Marta: el aislamiento de los electores
Durante todo el cónclave, los cardenales viven en la Casa Santa Marta, ubicada a pocos pasos de la basílica. Esta residencia, construida por encargo de Juan Pablo II, ofrece habitaciones individuales, sin conexión al exterior. Allí, los electores descansan y reflexionan entre sesiones de votación.

Las comunicaciones están bloqueadas por dispositivos de interferencia y toda interacción con el mundo exterior está prohibida bajo pena de excomunión. Ni teléfonos, ni prensa, ni acceso a internet. Se vive en estricto aislamiento.
Cada mañana, los cardenales recorren a pie o en minibús los 500 metros que separan Santa Marta de la Capilla Sixtina, en completo silencio.
4. Sala de las Lágrimas: el primer instante del nuevo papa
Una vez elegido, el nuevo pontífice se retira a una pequeña celda de 9 metros cuadrados al fondo de la capilla, conocida como la Sala de las Lágrimas. Es la llamada Sala de las Lágrimas. Según la tradición, su nombre se debe a la intensa emoción que embarga al nuevo papa al asumir la responsabilidad de guiar a la Iglesia, y no es raro que rompa en llanto. En este espacio, se viste por primera vez con la sotana blanca.
Fue en esta sala donde el papa Francisco rechazó la tradicional capa de armiño, prefiriendo una vestimenta sencilla, en línea con su estilo pastoral.
5. Capilla Paulina
Antes de su primera aparición pública, el nuevo pontífice reza en la Capilla Paulina, cercana a la Capilla Sixtina y a la Basílica de San Pedro, en un momento de recogimiento personal.
6. Plaza de San Pedro: el anuncio al mundo
Fuera de los muros vaticanos, decenas de miles de fieles esperan en la Plaza de San Pedro, atentos al humo y al sonido de las campanas que anuncian la fumata blanca.

Desde el balcón central, un cardenal protodiácono declara: “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus papam”, y el nuevo papa aparece para impartir su primera bendición Urbi et Orbi.
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