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Medio Ambiente

Ataques de moscas vampiro amenazan la supervivencia de los pinzones de Darwin: este es el reto para los científicos

En Galápagos, estas aves terrestres se están viendo atacadas por a mosca vampiro. Lo que significa un reto para los científicos.

La diversidad de flora y fauna nativa (terrestre y marina) que se conserva en la isla Gorgona, la hace un magnífico destino turístico. Recibe el nombre de Gorgona, por la cantidad de serpientes que habitan allí, pues hace alusión a la gorgona griega Medusa. Su vegetación tipo selva es el hábitat de numerosas especies de aves, mamíferos, insectos y reptiles. Se pueden observar lagartos, tortugas, serpientes, cangrejos, micos, avistar aves y ballenas, entre muchas otras especies. 29 de septiembre de 2024. Foto Jorge Orozco / El País.
Además de tortugas y pingüinos, también sobresalen los pinzones de Darwin. Imagen de referencia. | Foto: Jorge Orozco

Jhon Gamboa

Comunicador Social y Periodista con sensibilidad por las artes, las humanidades y la cultura. Con larga experiencia en la cobertura de la realidad social, tanto regional como nacional. Interesado en cubrir fenómenos de medioambiente, posconflicto y DD.HH.

8 de abr de 2025, 03:48 p. m.

Actualizado el 8 de abr de 2025, 03:51 p. m.

Las aves, pinzones de Galápagos son icónicos desde que en el Siglo XIX el naturalista británico Charles Darwin se inspiró en ellos para desarrollar su teoría de la evolución.

Hay 17 especies que se diferencian por el tamaño y la forma de sus picos. Para conocerlos, alrededor de 300.000 personas de todo el mundo visitan cada año el archipiélago ecuatoriano. Sin embargo, la mosca vampiro aviar (Philornis downsi) está amenazando la existencia de estas aves.

“Es una carrera contra el tiempo”, dice Charlotte Causton, científica principal del proyecto que estudia esta especie invasora en la Fundación Charles Darwin, FCD, basada en la isla Santa Cruz, galapagueña. “La mosca vampiro aviar tiene impactos altos sobre las aves pequeñas de Galápagos”.

Moscas en la cocina.
La mosca vampiro es la principal amenaza para estos animales en las islas Galápagos. Imagen de referencia. | Foto: Getty Images/Image Source

Las larvas de estas moscas atacan a los polluelos de al menos doce especies de pinzones y otras nueve pequeñas aves terrestres. Esto representa el 75 % de las especies de aves terrestres endémicas y nativas de las Islas Encantadas.

El pinzón de manglar (Camarhynchus heliobates), el pájaro brujo (Pyrocephalus nanus) y el pinzón mediano de árbol (Camarhynchus pauper) están entre las más afectadas.

El primero, que habita en un parche de manglar en el norte de la isla Isabela, tiene una población de menos de cien individuos en la naturaleza. Por eso está catalogado en Peligro crítico en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

El pájaro brujo tiene una distribución más amplia, pero está extinto en Floreana y Santa Fe. La población en Santa Cruz ha disminuido a “un estado crítico”, según Causton. Está clasificado como Vulnerable, según la Lista.

El pinzón mediano de árbol tiene un área de vida bastante delimitada: se lo encuentra solo en la isla Floreana. También está en Peligro crítico. El ataque de las larvas de la mosca vampiro aviar puede matar a todos los polluelos de un nido, resultando en niveles de mortalidad “insostenibles”, de acuerdo con el website de la Fundación.

Causton explica que este insecto pone sus huevos dentro de los nidos de las aves terrestres. Cuando nacen las larvas, entran por los orificios nasales de los polluelos para alimentarse de su sangre y tejidos blandos. Cuando las larvas crecen, se hospedan en el fondo del nido y salen cada noche para comer de las crías.

Los pichones que sobreviven quedan con secuelas, según Christian Sevilla, responsable de restauración de ecosistemas insulares del Parque Nacional Galápagos. La agresión de la mosca vampiro aviar atrofia el pico y causa otros daños, lo que a su vez ocasiona desventaja en la alimentación, los cantos o el vuelo de las aves.

Las larvas de esta mosca están entre las diez especies invasoras más peligrosas del Archipiélago, declarado como primer Patrimonio Natural de la Humanidad en 1978 por su gran biodiversidad y endemismo.

La Philornis downsi es similar en tamaño y apariencia a la mosca doméstica común. Aunque las adultas se alimentan de frutas y néctar, las larvas son parásitos externos de los polluelos.

Islas Galápagos
Las Islas Galápagos son un destino imperdible para conocer alguna vez en la vida. | Foto: Design Pics Editorial/Universal

Causton relata que las larvas fueron halladas en Galápagos por primera vez en 1997. Al revisar la colección de la Academia de Ciencias de California, descubrieron que el insecto ya estaba presente en las islas en 1964. Pero no encontraron evidencia del daño en los picos de las aves en los museos.

“Entonces, es posible que no haya estado presente mucho antes de esa fecha”, dice la investigadora.

Esta mosca es originaria de Sudamérica. Se ha documentado su distribución en Trinidad y Tobago, Brasil y Ecuador continental. En sus áreas de origen no es considerada una amenaza para las aves, de acuerdo con Sevilla.

Atraída por las frutas de barcos de carga destinados a Galápagos, pudo haber viajado desde los puertos continentales ecuatorianos al archipiélago.

Otra teoría, menos probable de acuerdo con la científica, es que la Philornis downsi pudo haber llegado cuando, a inicios de 1960, ganaderos introdujeron a las islas garrapateros comunes (Crotophaga ani) para controlar las garrapatas en sus animales de granja. Los garrapateros son hospedadores de estos parásitos.

En la búsqueda de soluciones

En 2012 se conformó un grupo de trabajo para investigar soluciones ante esta amenaza. Se acordó desarrollar métodos a corto plazo para proteger a las aves más amenazadas mientras se desarrollan técnicas que puedan usarse a gran escala, explica Causton.

Para conservar especies en estado crítico como el pinzón de manglar, los científicos están investigando métodos para la aplicación de insecticidas de baja toxicidad. El primero consiste en inyectarlo en la base de los nidos, donde viven las larvas. El segundo es rociar insecticida alrededor de la entrada del nido para evitar que las moscas entren.

Otro método es la autofumigación. Sara Knutie, profesora asociada de biología de la evolución de la Universidad de Connecticut, EE.UU., está estudiando cómo proteger las aves de Galápagos de este parásito desde 2010. “Hace diez años propuse tratar bolas de algodón con insecticida”, relata.

Algunas especies de aves buscan este tipo de materiales en la naturaleza para la construcción de sus nidos.

Científicos de la Fundación y la Universidad de Viena ampliaron esta técnica. Causton explica que no todos los animales usan algodón. “Cada especie de ave parece tener su material preferido”, señala.

La autofumigación se aplica hoy en tres islas: Isabela, Floreana y Santa Cruz. La pequeña población del pájaro brujo en la última ha sido una de las beneficiarias. “Hemos logrado tener el 100 % de supervivencia de los polluelos en muchos de los nidos”, asegura.

Un investigador observa un ovocito de vaca bajo un microscopio en un laboratorio de una empresa de biotecnología en Binzhou, provincia de Shandong, en el este de China, 26 de marzo de 2024. (El crédito de la foto debe ser CFOTO/Future Publishing vía Imágenes falsas)
Estudios han determinado el peligro que corren los pinchones ante la amenaza de las moscas vampiro. | Foto: Future Publishing via Getty Imag

Estos métodos se aplican a pequeña escala, pues tienen limitaciones físicas: se necesitarían miles de personas para cubrir nidos a lo largo de los ocho mil kilómetros cuadrados de las Galápagos. Aun así, la intrincada topografía de las islas impediría llegar a ciertos lugares.

Sevilla cuenta que desde hace unos diez años la población del pinzón de manglar se mantiene en cien individuos. Para protegerlo, un equipo de cinco personas del Parque y la FCD trabaja en la temporada de anidación, de febrero a abril, para aplicar insecticida a los nidos, sacar las larvas a los pichones y tratar de minimizar otras amenazas, como roedores o gatos.

El experto señala que han podido abarcar hasta 40 hectáreas, pero, debido a las limitaciones de personal y financiamiento, es “imposible” cubrir superficies más extensas. Las acciones para conservar el pájaro brujo se realizan todo el año, pues no está amenazado solo en época de anidación.

Isabela Vargas, del equipo de Sarah Knutie, explica que la mora (Rubus niveus), otra invasora, cubre rápido la superficie, evitando que esta especie vuele a nivel del suelo en búsqueda de alimento.

Personal del parque trabaja en la restauración del hábitat, cortando estas plantas. “Cuando tengo el lujo de ir al campo, me encanta ver la recuperación del pájaro brujo”, dice Causton, quien ahora se dedica a coordinar el trabajo de los científicos que desde diferentes países están buscando técnicas de control para la mosca vampiro aviar.

Knutie, por otro lado, viaja cada año a San Cristóbal, la segunda isla más poblada después de Santa Cruz, para avanzar con sus estudios en la temporada de anidación de las aves.

En 2018 se dio cuenta de que los polluelos de la zona urbana eran menos impactados que sus pares en las zonas no urbanas. Entonces realizó un estudio comparativo y encontró que en los sitios no urbanos la supervivencia de los polluelos de nidos parasitados era de casi cero, mientras que en el centro urbano fue del 50 %.

El equipo de Knutie analizó los nidos y encontró que no hubo mayor diferencia en la cantidad de larvas en cada nido. Pero, al estudiar la sangre de los polluelos, descubrió que los pájaros urbanos tuvieron un conteo de células rojas “bastante alto”, lo que les permitiría recuperarse de la pérdida causada por las larvas.

“Ahora pasamos cada año tratando de entender la razón”, dice la científica. El objetivo es conocer por qué las aves urbanas tienen mayor supervivencia para usar esa información en la aplicación de soluciones.

Científicos de la FCD, la Universidad de Minnesota, la Escuela Politécnica del Litoral y el Instituto Nacional e Biodiversidad está investigando el control biológico, que consiste en analizar la posibilidad de introducir una microavispa, que es el enemigo natural de la Philornis downsi en su área nativa. Dos especies de pequeñas avispas parasitarias, Conura annulifera y Trichopria sp.novus, son candidatas.

“Llevamos doce años de estudios, luego hay que hacer análisis de riesgos y beneficios”, explica Causton.

De tener resultados favorables, tendrán que ser aprobados por diferentes comités. “Estamos en buen camino, aún hay mucho por hacer”, asegura.

Jhon Gamboa

Comunicador Social y Periodista con sensibilidad por las artes, las humanidades y la cultura. Con larga experiencia en la cobertura de la realidad social, tanto regional como nacional. Interesado en cubrir fenómenos de medioambiente, posconflicto y DD.HH.

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