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Así funciona y opera la disidencia de las Farc Jaime Martínez, grupo que está en Cali, Jamundí y el Cauca
Nacida en el 2016, en nueve años se ha convertido en una de las estructuras más violentas en Cauca y Valle, creando su poder y dominio en la explotación de coca y oro.

La Jaime Martínez nació en el 2016 después de la firma del Acuerdo de Paz en La Habana, entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Farc – EP.

Mientras gran parte de la insurgencia optó por la desmovilización, un sector radicalizado del Frente 6 y las columnas móviles Miller Perdomo y Jacobo Arenas, en el norte del Cauca, rechazó el desarme.
Así lo explica Willy Valdivia Granda, director ejecutivo de OIB y especialista en inteligencia artificial aplicada a la seguridad, quien sostuvo que tras replegarse en sus antiguos corredores rurales: Toribío, Caloto, Corinto y Suárez, los disidentes organizaron fuerzas.
La Jaime Martínez, llamada así en homenaje a un comandante histórico muerto en combate en el 2000, “desde sus inicios apostó por conservar el control de los cultivos ilícitos de coca, las rutas de movilidad hacia el Pacífico y las redes de extorsión sobre la población rural”, aseguró Valdivia.
Dijo también que la llegada de Leider Johani Noscué Bototo, alias Mayimbú, a la Jaime Martínez (2018- 2022) marcó su consolidación de “disidencia a organización narco - insurgente”.
“Durante estos años no solo se reactivaron los corredores de exportación de cocaína hacia Buenaventura, también se instauraron extorsiones sistemáticas a agricultores, transportistas y comunidades, y se implementó un régimen de reclutamiento forzado de menores, especialmente en zonas indígenas”, explicó.

Adicionalmente, ejecutaron asesinatos selectivos contra líderes sociales e indígenas y líderes ambientales que se oponían al dominio armado.
Pero, además, la organización criminal comenzó a tener nexos con carteles mexicanos como el de Sinaloa, expandiendo su control territorial hacia algunos municipios del Cauca y Valle del Cauca, dijo Valdivia.
Sin embargo, con la muerte de Mayimbú, en junio de 2022, en Suárez, Cauca, se presentó una reestructuración y se gestó un liderazgo compartido entre alias Marlon (coordinador estratégico), alias David (comandante militar), alias Cristian (finanzas y logística) y alias Brandon ( Inteligencia y comunicaciones), los cuales descentralizaron operaciones, aceleraron la expansión hacia el Valle del Cauca y reforzaron vínculos con el Cartel Jalisco Nueva Generación y los Zetas.
En ese momento ingresaron formalmente al Estado Mayor Central, EMC, dirigido por ‘Iván Mordisco’.
Según el experto, entre 2022 y 2025, la Jaime Martínez consolidó su presencia en Jamundí, Palmira, Dagua, (Anchicayá), La Cumbre, Florida, Pradera, Restrepo, El Dovio, Yumbo (rural), Cali (Montebello y Pance), Buenaventura, (Zabaletas y Bajo Calima) y Vijes.
“Cadena logística impresionante”
El consultor en seguridad pública y experto en inteligencia estratégica, Iván Carvajal, advierte que pese a esa expansión, la Jaime Martínez está integrada por poquitos hombres, entre 900 y 1200, pero tiene “una cadena logística impresionante”.
Esta estructura, agrega, cuenta con laboratorios y cristalizaderos de coca en el valle del río Micay, Cauca, y el Naya, en Jamundí, sur del Valle, donde, según el Simci, (Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos), hay 18.000 hectáreas sembradas de coca.
“La Jaime Martínez está en la capacidad de producir entre el 15 % y hasta casi el 20 % de toda la cocaína que se hace en este país, con las cocinas que tienen en el Naya y el río Micay”, indicó.
Además, subrayó, venden el kilo de cocaína en el Cauca en 1500 dólares. “El que la quiera comprar tiene que ir hasta allá”, comenta Carvajal. “Están haciendo alrededor de 270 toneladas de coca solo en el Cauca, no sé cuántas en el Naya (Jamundí), estamos hablando de unos US$400 millones al año”, anotó.

Su cadena logística es tan completa, reitera Carvajal, que son capaces de llevar hasta las zonas de producción, gasolina, comida, ácido sulfúrico, motos, carros y hasta prostitutas. Por si fuera poco, agrega, controlan las minas de oro desde el río Páez y el río Quinamayó (Cauca), hasta la ribera del río Cauca. “Estas estructuras, Jaime Martínez, Dagoberto Ramos y la Carlos Patiño, se están haciendo unos US$2000 millones al año, entre marihuana cripy, contrabando, oro y coca, solo en el Cauca, entonces ¿cómo el Ejército va a ganar esa guerra?, la está perdiendo en el Cauca, porque ellos nunca van a dejar esa renta criminal”, destacó el experto.
Para Carvajal, la Jaime Martínez hizo una transición de “una guerrilla marxista a un cartel de drogas”. “Utilizan sus uniformes, los parches de las Farc, como si fuera una franquicia, aprovechan la marca de las Farc, porque ellos dicen que son Farc, no disidencias, pero son unos ‘traquetos’”.
Y reconvino: “Estamos en este momento en el suroccidente del país, incluyendo Cali, en un ecosistema criminal que funciona de forma paralela a la vida normal que llevan los demás ciudadanos: hay plata en efectivo rodando, negocios para lavado de activos, finca raíz, conjuntos residenciales nuevos en Jamundí, construidos con toda esa plata del oro, la coca y la marihuana cripy; y, lo más crítico, es ver cómo estos bandidos han permeado a la sociedad civil”.
Redes de cooperantes
“Cali está plagada de milicias urbanas de la Jaime Martínez”, aseguró Carvajal, quien explicó que esta organización tiene mucha gente para mover el oro que sacan de los Farallones, pero también para hacer reuniones, controlar territorio y poner bombas, como la del pasado 25 de abril en el CAI de la Ptar.
El general Carlos Oviedo, comandante de la Policía Metropolitana de Cali, por su parte, atribuyó los recientes ataques en Cali, Jamundí y Dagua a este grupo insurgente.
Oviedo fue categórico al señalar que la Jaime Martínez es un “grupo de narcotraficantes que vive del envío de sustancias estupefacientes, la minería ilegal en Los Farallones donde les fueron cerradas siete minas ilegales, además de la extorsión a empresas y personas de la comunidad”.

Agregó que esta estructura tiene unas redes de apoyo urbano, las cuales funcionan en dos sentidos. Primero, gente que trabaja directamente con ellos, en atentados terroristas, microtráfico en la ciudad y reclutamiento de niños, niñas y adolescentes.
Y, segundo, tienen unos outsourcing criminales con grupos de delincuencia común organizada, a los que les pagan para que adelanten actividades terroristas en Cali y Jamundí.
Incluso, en Cali está el Frente urbano Manuel Cepeda Vargas, una derivación de la Jaime Martínez, que comete atentados. Estas redes estarían operando en el oriente de la ciudad y en algunos barrios del occidente, especialmente en zona de ladera.
En Jamundí, especificó Oviedo, hay un sector entre Bonanza, El Rodeo y Terranova, donde se tiene conocimiento de que hay integrantes de estas redes.
El general Carlos Oviedo, informó que a través de 41 allanamientos, se han capturado 33 integrantes de esta organización y 8 han sido abatidos de este grupo armado en el municipio de Jamundí y en Cali.
Dijo también que se hace presencia con la fuerza pública a través del batallón Pichincha que tiene tropas destacadas en zona rural y está haciendo una consolidación del territorio.
Pero también se creó la cápsula antiterrorista donde las agencias de inteligencia se comparten información y “con la Fiscalía se tienen unas líneas investigativas que les permite identificar a los cabecillas de las estructuras y emitir las órdenes de captura para realizar las operaciones”.
El general Oviedo confirmó la construcción de una carretera por parte de la Jaime Martínez. “Así es, es una vía que estamos en un proceso de verificación, con fuerza aérea, con las capacidades tecnológicas para determinar el trazado y para poder realizar unas acciones operativas, que es lo que ha denunciado la Gobernadora”.
Respecto a los últimos atentados terroristas, enfatizó que esta estructura lo que busca es generar zozobra, temor en la comunidad queriendo con ello generar espacios en la zona rural para continuar con el negocio del narcotráfico.
“Por eso es muy importante el posicionamiento y el avance del Ejército en la zona rural y eso es lo que ha hecho que ellos, a través de acciones terroristas, quieran bajar un poco ese plan operativo o ese avance de las fuerzas militares para, a través del terrorismo,, sacar un poco la presión que el Ejército les está haciendo y también nosotros con las capturas y los procesos investigativos que tenemos en contra de ellos”.
Finalmente, el general Oviedo recordó que la Gobernación del Valle está ofreciendo hasta $200 millones de recompensa por información que permita identificar a los cabecillas de esta estructura y también anticipar hechos terroristas en Cali y Jamundí.
Asimismo, la alcaldía ofreció hasta $200 millones de recompensa por alias Oso Yogui, señalado de haber ordenado la activación de los artefactos explosivos en los dos CAI que van este año y hasta 100 millones por el autor material del atentado al CAI Ptar de Cali.
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