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Fabiola Pineda de Villegas, cinco décadas de servicio humanitario en la Cruz Roja Colombiana
Su liderazgo, discreto y firme, resulta esencial para fortalecer una red humanitaria que se expande por 20 municipios y toca la vida de miles de personas vulnerables.

5 de jun de 2025, 11:00 a. m.
Actualizado el 5 de jun de 2025, 11:00 a. m.
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Con voz serena y una convicción inquebrantable, Fabiola Pineda de Villegas recuerda sus inicios como voluntaria en la Cruz Roja Colombiana hace ya medio siglo. Su paso por esta institución humanitaria, a la que llegó inspirada por la acción solidaria de sus padres, la llevó a convertirse hoy en una figura clave del movimiento humanitario en el suroccidente del país y en un referente nacional en temas de ética, voluntariado y gestión comunitaria.
Como presidenta de la Seccional Valle y miembro del Comité Nacional de Ética de la Cruz Roja Colombiana, Pineda lidera procesos que consolidaron el alcance territorial y la sostenibilidad de una organización presente en comunidades vulnerables de la región. También ha ejercido como vicepresidenta nacional entre 2018 y 2023 y actualmente se desempeña como presidenta del Comité Nacional de Ética. Esta experiencia nacional potenció su mirada estratégica y le permitió articular esfuerzos en múltiples niveles del movimiento.
Transformación del voluntariado en los territorios
“En los años setenta, cuando empezamos, no era común ver a mujeres asumiendo roles de liderazgo, y mucho menos en espacios donde se tomaban decisiones estratégicas. Pero poco a poco, con trabajo y respeto, fuimos construyendo una voz”, recordó.

La historia de Fabiola es también la historia de la evolución del voluntariado humanitario en Colombia. En 1974, cuando ingresó a la institución, la Cruz Roja comenzaba a diversificar su accionar en el Valle del Cauca. Desde entonces, ha sido testigo, y protagonista, de cómo el voluntariado pasó de ser una labor asistencialista a convertirse en un motor de desarrollo comunitario con enfoque de derechos. Fue consagrada como Dama Gris en junio de 1975, tras ocho meses de formación rigurosa en primeros auxilios, salud, derecho internacional humanitario y principios fundamentales.
Como coordinadora de la Comisión Nacional de Voluntariado desde 2017, lideró estrategias de fortalecimiento de los grupos voluntarios en todo el país, promoviendo la actualización de manuales, la inclusión de criterios éticos en la selección y permanencia de voluntarios, y el reconocimiento de la labor humanitaria con sentido de pertenencia. Esta labor la llevó a interactuar con más de 80.000 voluntarios activos a nivel nacional, consolidando una red sólida y comprometida.
Bajo su liderazgo, la Cruz Roja, Seccional Valle, ha logrado importantes avances. Hoy cuenta con más de 1.500 voluntarios activos organizados en Unidades Municipales y Grupos de Apoyo en 20 municipios, con programas en salud comunitaria, gestión del riesgo, acción social, juventud, y promoción del Derecho Internacional Humanitario. Esta Seccional es la que mayor cobertura territorial tiene en el país, y es reconocida como una de las más organizadas, con un compromiso latente de alcanzar la sostenibilidad.
“Una de nuestras prioridades fue fortalecer el liderazgo juvenil. Formamos a jóvenes para que lideren procesos locales y sean agentes de transformación social en sus territorios. El futuro de la Cruz Roja está en sus manos”, enfatiza Pineda, quien insiste en que el voluntariado no debe entenderse como una actividad esporádica, sino como una vocación de vida.
Innovación, gestión y enfoque territorial
Este compromiso de largo aliento se evidencia en iniciativas como la consecución de unidades móviles de donación de sangre, las jornadas de salud en zonas rurales, las misiones de emergencia en contextos de desastre, y la atención humanitaria a personas migrantes y víctimas del conflicto armado colombiano. También impulsa programas de alfabetización, capacitación en oficios y empoderamiento económico para mujeres cabeza de hogar en sectores como Potrero Grande y Llano Verde. En una década, más de 1.000 mujeres fueron capacitadas en modistería, culinaria, belleza y economía doméstica, generando cambios reales en sus hogares.
Todo esto, articulado con una estructura administrativa que, sin perder su carácter humanitario, ha buscado profesionalizar los servicios. “La humanización en la prestación de nuestros servicios ha sido una bandera para la institución. Nuestra IPS con servicios de Vacunación, Laboratorio Clínico Especializado, servicio de ambulancias; acreditados en normas internacionales. También cuenta con un Instituto de Educación para el Trabajo, ejemplo de cómo la atención médica y la educación debe ser ética, digna y de alta calidad”, afirmó con orgullo.
Resalta también su rol como presidenta del Comité de Ética Nacional de la Cruz Roja Colombia, cargo que tuvo entre 2012–2017 y que nuevamente asumió desde 2024, donde ha promovido estándares de integridad, transparencia y equidad en la toma de decisiones institucionales. Bajo su dirección, se fortalecieron los mecanismos de resolución de conflictos internos y se implementaron criterios éticos en la evaluación de intervenciones territoriales.
Su capacidad de gestión es fundamental para que la Seccional Valle se mantenga sólida, con alianzas estratégicas con entidades públicas, privadas y de cooperación internacional. Gracias a ello, la institución llega a zonas como Buenaventura, Jamundí, Florida, Buga, Tuluá, entre otras, con programas que impactan a las comunidades que más lo necesitan. Además, impulsó la reestructuración de sedes municipales para asegurar sostenibilidad, buenos manejos, espacios dignos y funcionales para la labor de los voluntarios, quienes son la razón de ser de la institución que en el Valle del Cauca cumple 100 años de presencia humanitaria.
“Trabajamos con enfoque diferencial y territorial. No es lo mismo intervenir en una comunidad afrodescendiente del litoral que en una población indígena en el norte del Cauca. Por eso, el respeto por las culturas y las dinámicas locales es clave en nuestra labor”, explicó.
Un legado de humanidad y firmeza
En medio de los reconocimientos que ha recibido, como la Medalla al Mérito Humanitario o la Orden al Mérito de la Cruz Roja Colombiana, Fabiola conserva la humildad de quien ve el servicio como una elección cotidiana. Recuerda con emoción a una mujer que, tras participar en un programa de alfabetización, pudo aprender a leer y a escribirle cartas a su nieta, en cuya labor estuvieron presentes las Damas Grises de la Cruz Roja Valle. “Este no es un camino de protagonismos. La verdadera recompensa está en el rostro de una persona que ha recuperado la esperanza”.

Su labor no está exenta de desafíos, desde la presencia en zonas de conflicto hasta los cambios continuos del contexto social, económico, ambiental y político, pasando por la garantía de mantener la neutralidad; un ejemplo de esto fue durante las movilizaciones sociales de 2021, cuando lideró desde la sala de crisis de la Seccional una respuesta humanitaria basada en el acompañamiento, principalmente a jóvenes, muchos de ellos beneficiarios de programas desarrollados en sectores como Siloé y el oriente de Cali.
En 2024, la Junta Directiva Seccional la reeligió como Presidenta de la Cruz Roja Valle. Lo asumió no como un reconocimiento personal, sino como un voto de confianza a una visión de trabajo colectivo. “Esto lo hacemos en equipo. La Cruz Roja se construye todos los días con las manos de miles de voluntarios y voluntarias que creen en la humanidad”.
De cara al futuro, Fabiola Pineda de Villegas ve en la innovación y en el relevo generacional los grandes retos del movimiento. “Hay que abrirle camino a las nuevas ideas, a las tecnologías, a formas distintas de construir comunidad. Pero sin perder la esencia: la neutralidad, la imparcialidad y el compromiso con la vida”.
A sus 50 años de voluntariado, reafirma su compromiso con la Cruz Roja Colombiana y con una región que la ha visto crecer como mujer, como líder y como ser humano. “Mientras tenga salud y convicción, seguiré trabajando. Porque servir, en últimas, es una forma de amar”.