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“No somos profetas en nuestra tierra”: el pulso de los nuevos artistas emergentes de Cali y el Pacífico
Capitulo 2: Desde los barrios populares de Cali hasta Tumaco y Buenaventura, una generación de jóvenes está transformando el sonido del Pacífico con trap, rap y fusiones urbanas que cuentan historias de barrio, resistencia y sueños.

5 de oct de 2025, 02:37 p. m.
Actualizado el 5 de oct de 2025, 02:58 p. m.
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El talento emergente suena en beats, en los barrios populares de Cali como Siloé o el Distrito de Aguablanca; en Tumaco o en Buenaventura, en los grupos emergentes; tiene rostro de jóvenes que escriben letras en cuadernos de colegio y luego las graban con un micrófono conectado a un computador.
El trap, el ‘perrateo’ y el rap de barrio son quizá la expresión más cruda de esta movida: hablan de violencia, resistencia, sueños truncados y ganas de salir adelante. Pero también tienen picante, humor y frases cotidianas.
“El movimiento aquí en la ciudad tiene una energía ‘bacana’. Hemos logrado generar comunidad, colaboramos entre algunos de nosotros y, aunque a veces hay egos, siento que cada vez hay más unión. Lo difícil es vivir de la música: muchas veces toca sacrificar cosas básicas, como el pago de un arriendo, por sacar adelante un proyecto. La mayor inversión siempre se va en producción y en lo audiovisual”, comenta Luis 08.

Dentro de esta escena emergente hay nombres que ya son referencia nacional e internacional: Está Kapo: con 18 millones de oyentes mensuales en plataformas, logró consolidarse fuera de la ciudad, aunque mantiene un vínculo con Cali.
En su colaboración con Danny Ocean menciona la capital vallecaucana y lo posiciona como uno de los artistas urbanos más importantes del país. Kapo creció en el barrio El Cabuyal, en las afueras de Cali.

Está Pirlo, con más de 8 millones de oyentes en Spotify y quien ya está entre los 20 artistas más escuchados del país.

Tony Monta y TopBoy, ambos de Buenaventura, hoy son referentes del trap colombiano. Firmados por Slow Mike, exmiembro de Choquibtown, y quienes hoy por hoy representan la fuerza del Pacífico que se conecta con Cali.

Mr Plata, de Tumaco, alcanzó reconocimiento con temas como Neney Neney, un perrateo que estuvo cerca de romper el récord de permanencia en el primer lugar de Spotify en Cali.

“Son palados del barrio, con un talento brutal, que se meten a grabar con micrófonos prestados y logran canciones de nivel mundial”, asegura Arce.
Juanita Donosso es otro de los talentos de este movimiento emergente, tiene un estilo muy pensado desde los géneros afroamericanos, un poco de punk; actualmente se aproxima mucho al funky house y funk.

Ella sostiene que lo que quiere hacer con su apuesta es visibilizar esa caleñidad a través de la música, pero utilizando métodos alternativos a lo que normalmente se escucha cuando uno dice Cali.
“Incorporo la caleñidad a través del lenguaje, con palabras muy nuestras… Aquí todavía la gente no consume tanto lo local, como si hubiera un fastidio con lo que se hace en la ciudad. La mayoría de mi público ni siquiera está en Cali. Mis números (en Spotyfy y plataformas digitales) están en Perú, México y Argentina, y después sí en Cali”, dice.
Lo que expresa Donosso frente al consumo de sus contenidos musicales se repite en varios artistas emergentes de Cali que coinciden en que hoy la música es más global y que en muchos casos no son profetas en su propia tierra, pero sí en otras latitudes.
Natalia, quien se posiciona en la escena con su canción Baby Cash, sostiene que el camino artístico no ha sido fácil, en especial en un movimiento donde predominan los hombres.
“A las mujeres muchas veces no nos dan la misma credibilidad que a los hombres. Todavía se exige más: bailar más, mostrarse más, siempre hacer el doble. Ha sido duro, pero también fortalecedor. Lo importante es seguir creyendo en uno mismo, porque, cuando uno lo hace, los demás terminan creyendo también”.

De la radio a TikTok
Si algo distingue a la música emergente es su estrategia de difusión. Hoy las redes sociales y las aplicaciones son su plataforma de lanzamiento: TikTok, Instagram, YouTube y Spotify son sus tarimas y escenarios principales.
“Las redes sociales han sido claves. Antes era la radio y la ‘payola’ (práctica de algunas emisoras donde el artista debe pagar para que roten sus canciones), hoy la constancia digital es lo que marca la diferencia. Los artistas deben mostrar no solo música, sino también su proceso, su vida, lo que son. Eso es lo que genera conexión real con la gente”, explica Luis Alberto Caldas, conocido artísticamente como Lacoin, quien también es productor.

Manifiesta que el fenómeno de la música emergente en Cali, Valle y el Pacífico colombiano se debe a que se logró poner esa esencia regional en lo que se produce.
“Este movimiento ha crecido a paso lento, pero seguro. Lo valioso es que no estamos fingiendo lujos ni poses: somos lo que somos. Esa autenticidad es la semilla de algo grande. Tenemos talento de sobra; lo que falta es infraestructura y sentido de pertenencia. Si seguimos así, estoy seguro de que en un futuro cercano podremos competir en grandes ligas”, dice.
Liceth, miembro de TimbiÁfrica, una de las apuestas emergentes más arriesgadas y novedosas de la escena, sostiene que hoy las redes sociales son el músculo que mueve absolutamente todo.

“Antes la apuesta era sonar en la emisora, pero eso implicaba pagar una cantidad de dinero que pocas agrupaciones tienen. Ahora, con un video en TikTok que se vuelve viral, te busca todo el mundo. El alcance se logra más rápido con las plataformas digitales que con los medios tradicionales. El problema es que ese alcance no significa monetización. Tú puedes tener miles de likes, miles de vistas, pero el talento no se nutre de eso; al final, lo que se necesitan son recursos reales para sostener la música”.
Algunos productores como Hernán Arce, de Yugen Music, sostienen que un aspecto clave en este movimiento es que los streamers e influencers locales están comprometidos con los artistas.
“Siempre están pendientes de lo que hacen los talentos locales o de lo que pasa en la escena para amplificarlo. Incluso, en algunos videoclips de artistas emergentes se incluyen créditos a estos influencers, en reconocimiento a su apoyo en la difusión”, afirma Arce.

Desde el rap que habla de barrio hasta la electrónica que mezcla marimbas, pasando por fusiones de salsa y currulao con trap, la ciudad se reinventa sonoramente.
Y lo hace desde abajo, desde colectivos y artistas que, aunque todavía emergentes, ya están marcando el futuro.

Periodista y comunicador social. Jefe de la redacción web de El País, especialista en marketing digital y gerencia del talento humano. Apasionado de las transformaciones y los desafíos.