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Esperanza Gómez denuncia una mafia en Meta tras ganar su pleito por Instagram: “fui víctima de sobornos”

Luego de perder su perfil de Instagram con 5,7 millones de seguidores, la actriz porno decidió ir a los tribunales. Con un fallo histórico a su favor, denuncia un negocio ilegal que afecta a creadores de todo tipo.

Foto: Instagram @yoesperanzagomez
Foto: Instagram @yoesperanzagomez | Foto: Foto: Instagram @yoesperanzagomez

28 de sept de 2025, 11:14 a. m.

Actualizado el 28 de sept de 2025, 11:14 a. m.

Esperanza Gómez se enamoró de la pornografía a los 13 años de edad. Todo ocurrió de casualidad, cuando encontró, bajo el colchón de la cama de su hermano, una revista para adultos. Mientras pasaba las páginas, veía las fotos no con morbo, por supuesto, era una niña, sino que encontraba belleza en la desnudez del cuerpo, arte en el acto sexual.

Muchos años después, en una conversación con su esposo colombiano, ella recordó la revista. Hablaban sobre los sueños. Él le preguntó qué le hubiera gustado hacer si no fuera lo que era en ese momento, diseñadora de modas. Esperanza le dijo que su anhelo desde niña era hacer pornografía, pero siempre tuvo miedo del “qué dirán”.

“¿En serio?”, le preguntó él. Agregó que, en su caso, como pareja, no le importaba que ella hiciera pornografía si eso la hacía feliz. Mencionó que la familia la debía querer sin máscaras. Y que los verdaderos amigos iban a estar. El que se fuera por su decisión, no era amigo.

Desde los 13 años, Esperanza Gómez se enamoró de la pornografía tras ver una revista para adultos.
Desde los 13 años, Esperanza Gómez se enamoró de la pornografía tras ver una revista para adultos. | Foto: Suministrada por el equipo de prensa de Esperanza Gómez

Dos semanas después, Esperanza, financiada por su esposo, viajó a Estados Unidos para hacer un casting de una película porno.

Aunque primero fue el modelaje. A los 16 comenzó a desfilar en ropa interior y trajes de baño. Sucedió en Cali, donde llegó desde Pereira porque quería terminar el colegio – su papá no la dejaba estudiar – y aprender a modelar. Su novio de entonces, y su hermana radicada en la ciudad, la ayudaron para entrar a la academia Top Class. Pocos días después hicieron un casting para ser parte en un programa de TelePacífico y la eligieron.

Esperanza se encargaba de entregar los regalos de los participantes: trapeadores, kits de limpieza, café, productos del hogar. El nombre del programa resultó ser un guiño del destino, una señal de lo que sería su vida: Alta Tensión.

El episodio más reciente fue la demanda que Esperanza le interpuso a un gigante, la multinacional Meta, por el cierre injustificado de su perfil de Instagram, donde tenía 5.7 millones de seguidores.

El proceso comenzó hace cinco años y, pese a que varios abogados le dijeron que no tomarían el caso por ser “una batalla perdida”, un galeno en Cali la escuchó: Gonzalo Gómez. Hace unos días, la Corte Constitucional le dio la razón a Esperanza y a su abogado y falló a su favor.

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Esperanza Gómez empezó a los 16 en el modelaje. Su primer gran trabajo como modelo en tv fue en Telepacífico. | Foto: Colprensa - Juan Páez

Es lunes. Esperanza tiene la capacidad de hacerme sentir como si fuera alguien muy cercano, así apenas hace unos minutos que la saludo por primera vez. Cuando le pregunto cómo está todo, ella responde con calidez: “muy bien mi corazón”.

A través de la videollamada la observo perfectamente maquillada, el cabello negro puro, un vestido que detalla su figura, una sonrisa entre dulce y de satisfacción. Así, pienso, debió ser la sonrisa de David cuando venció a Goliat.

¿Cómo empezó la lucha jurídica contra Meta?

La lucha comenzó cuando empezaron a censurar mis publicaciones sin motivo alguno. Me las bajaban o reportaban alegando que estaba vendiendo servicios sexuales y contenido explícito para adultos, lo cual no hacía en mis redes. A diferencia de Twitter —ahora X—, donde sí podía promocionar.

Con mi mánager apelábamos, y el mismo Instagram respondía: “Lo sentimos, efectivamente tus publicaciones no infringen las normas de la comunidad”. Me devolvían el post, pero horas después, o al día siguiente, lo volvían a bajar por la misma razón. No entendía.

Me cerraron la cuenta en varias ocasiones y tuve que pagar para recuperarla. Hasta que me cansé, porque dentro del mismo Meta muchos empleados han montado un negocio: cierran cuentas de personalidades y luego ofrecen recuperarlas por 2.000 o 5.000 dólares a través de “contactos internos”. Y uno, de ingenuo, al principio paga. Me ordeñaron hasta que dije “no más”. Finalmente me cerraron el perfil de manera definitiva.

Foto: Instagram @yoesperanzagomez
Foto: Instagram @yoesperanzagomez | Foto: Foto: Instagram @yoesperanzagomez

¿Qué pasó cuando cierran el perfil?

Abrí una nueva cuenta y a los dos meses la cerraron por las mismas razones; creamos otra y volvió a ocurrir. Cada vez que me cerraban una cuenta, tomaba un screenshot. Llegué a tener una carpeta llena de pantallazos donde Meta mismo reconocía que mis publicaciones no infringían las normas. Todas esas pruebas se las entregamos a la Corte Constitucional.

También incluí perfiles falsos que no manejo, donde aparecen fotos mías desnuda, y que Instagram no considera pornográficos. Para Meta, mi perfil es pornografía; pero los falsos, donde se lucran con mi imagen, no. Una total incoherencia.

Fue cuando dije: voy a hacer respetar mis derechos como ciudadana. Derecho al trabajo, a la dignidad, a no ser discriminada. Porque para mí esto fue una persecución por ser creadora de contenido adulto. Y efectivamente, la Corte, después de mucho tiempo, falló a nuestro favor.

¿Cuánto dinero llegó a pagar para recuperar las cuentas?

La primera vez fueron 5.000 dólares. Después, 2.500. Y la última vez, 2.000. Tras el cierre definitivo, me pidieron 25.000 dólares. Yo dije: “No, no voy a seguir pagando”.

En ese momento trabajaba con una plataforma más famosa que OnlyFans, llamada FanCentro. Sus dueños me dijeron que podían recuperarme la cuenta de Instagram, que ya habían ayudado a otras modelos, pero costaba 50.000 dólares. Me negué.

Detrás de lo que hacen ciertos empleados de Meta hay un soborno: ellos mismos cierran las cuentas para luego cobrar por devolverlas. Es un negocio turbio.

Además, hay gente externa que por envidia o rabia también denuncia. A veces, cuando uno da entrevistas y hace comentarios sobre personajes con poder, eso incomoda. En mi caso, después de una entrevista con Vicky Dávila, donde mencioné a alguien poderoso, me empezaron a censurar todas mis cuentas. No volveré a decir su nombre.

Esperanza Gómez y Valentina Gómez.
Esperanza Gómez y Valentina Gómez. | Foto: @soyvalengo

¿Cómo le afectó que le quitaran las cuentas?

Al principio decía que económicamente no me afectaba, porque no vendía pornografía en Instagram. Pero sí tenía contratos no pornográficos que me llegaban a través de esas redes. Al perder la cuenta principal de 5,7 millones de seguidores, el engagement, los likes, todo, cayó. Y las compañías contratan a quienes tienen un alcance grande. Entonces sí me afectó económicamente, porque no estoy generando imagen de marca. Además, en Instagram promocionaba apps en las que vendía saludos de cumpleaños o despedidas de soltero, que nada tenían que ver con desnudos. En esas apps podía vender entre 5.000 y 12.000 dólares. Todo eso desapareció.

Pero un ciudadano frente a un gigante como Meta se debe sentir muy pequeño: ¿qué la llevó a intentar ganarles el pleito?

No le tengo miedo a lo imposible. Siempre pensaba: prefiero saber que perdí el proceso pero lo intenté, y no quedarme toda la vida preguntándome qué habría pasado si no demandaba a Meta. Encontré un abogado en Cali, Gonzalo Gómez, que me escuchó. Me dijo que no estaba seguro de que fuéramos a ganar, pero que si yo quería, me acompañaba en este proceso.

¿Qué decían los jueces?

Al principio decían que en Colombia no tenían la competencia para recibir un caso contra Meta. “No nos compete”, repetían. Pero soy una persona obstinada: cuando quiero algo, aunque me cierren todas las puertas, en algún momento una se abre. Y se abrió.

Foto: Instagram @yoesperanzagomez
Foto: Instagram @yoesperanzagomez | Foto: Foto: Instagram @yoesperanzagomez

¿Se demandó a Meta en Estados Unidos?

No, porque en ese momento no era ciudadana americana, solo residente. Primero acudimos a jueces en Colombia. Como última instancia, mi abogado llevó el caso a la Corte Constitucional. La magistrada Natalia Ángel, que le hace honor a su apellido porque fue nuestro ángel en esta batalla, estudió el proceso, habló con otros magistrados y determinaron que sí había viabilidad. Concluyeron que Colombia tenía la competencia y que esta plataforma venía atropellando a muchísimos ciudadanos. Iniciaron el proceso.

Mi abogado notificó a Meta, pero nunca respondieron. Al principio decían que la Corte no podía iniciar ningún trámite porque Meta no está registrada en Colombia, sino en Estados Unidos. En teoría, no podían ser llevados a juicio aquí.

Sin embargo, la Corte respondió que sí, porque Meta usa el espectro del territorio colombiano, maneja datos de ciudadanos y los vende a empresas privadas para publicidad. Entonces, ¿para eso sí tienen derecho, pero nosotros no podemos reclamar? Ahí arrancó la batalla.

Foto: Instagram @yoesperanzagomez
Foto: Instagram @yoesperanzagomez | Foto: Foto: Instagram @yoesperanzagomez

¿El fallo obliga a Meta a devolver las cuentas y pagar una indemnización?

Lo que menos me interesaba en ese momento era una compensación económica. Sí quería recuperar mi cuenta de 5,7 millones de seguidores. La Corte consideró que no era necesario, pues actualmente tengo una de 1,6 millones. Pero sí aclaró que si yo quería demandar por la devolución de la cuenta y una indemnización por el daño causado, estaba en mi derecho. Y lo voy a hacer. Ahora mismo mis abogados trabajan en la cuantía de esa demanda.

Muchas personas que han pasado por lo mismo me escriben a mi nuevo Instagram y me dicen: “Esperanza, con lo que hiciste me puse a pensar, yo también quiero demandar a Meta”. No solo cierran cuentas del entretenimiento adulto. También hay gente que fabrica ropa interior, por ejemplo, y sus cuentas son denunciadas como pornográficas. Es hora de obligar a que estas plataformas respeten los derechos de la gente.

Hablemos de la actualidad como empresaria. ¿Sigue enfrentando discriminación?

Tengo una marca de lencería. Pero por ser Esperanza Gómez, los bancos no me dan créditos; algunos ni siquiera me permiten abrir cuentas. Para ellos, represento pornografía, así la empresa no tenga nada que ver con eso.

Lo mismo con PayPal: me pusieron mil trabas para no abrir métodos de pago. Yo uso mi nombre real para todo. Muchas personas en la industria usan seudónimos, pero yo siempre he sido Esperanza Gómez, tanto en mi vida personal como en el porno. Eso me ha cerrado puertas.

Esperanza Gómez
Esperanza Gómez | Foto: Instagram @soyesperanzagomez

¿Aún sigue en la industria de contenidos para adultos?

Sí, aunque nunca trabajé intensivamente con productoras. Ese es un mito sobre mí: que he hecho muchísimos videos porno. La verdad no es así.

En el año que más grabé hice 7 videos en dos semanas. Al siguiente año grabé 5 en una semana. Al tercero, 4 en cuatro días. Luego me retiré. Después retomé, pero solo con mi pareja. Primero con mi esposo colombiano —a quien no le mostraba la cara— y luego con mi esposo americano, productor porno, con quien grabé entre 2016 y 2020. Todo mi contenido de esa época fue con él. Él era muy celoso: me prohibía grabar con otros hombres, aunque él sí podía. Yo acepté el acuerdo. Tras divorciarme, volví a grabar de vez en cuando para productoras, pero sobre todo produzco para mi canal de OnlyFans, donde tengo 90.000 suscriptores.

Ha mencionado problemas de salud. ¿Qué pasó?

Desde niña tengo problemas de columna. Me entristece leer comentarios crueles: que mi enfermedad es un castigo por lo que hago. Eso es ignorancia.

Mi problema empezó a los 8 años, cuando ni siquiera tenía vida sexual. Es hereditario y genético. Se me desgastan los discos de las vértebras, pierden el “colchoncito” y empiezan a chocar, causando dolor e inflamación. Presionan el nervio de la columna y a veces me dejan paralizada de los hombros hacia abajo. Pero la gente dice que es un castigo divino. Nada más absurdo.

Foto: Instagram @yoesperanzagomez
Foto: Instagram @yoesperanzagomez | Foto: Foto: Instagram @yoesperanzagomez

¿Es necesaria una operación?

Sí, pero no quiero todavía. Pacientes que se han operado me dicen que el dolor sigue. La medicina avanza rápido y prefiero esperar. Tengo esperanza en nuevos tratamientos, como inyecciones que rejuvenecen las células. Por ahora sigo con el doctor Kafury, en Cali, que me aplica células madre. Eso me mantiene funcional por unos meses y retrasa la degeneración.

Cambiando de tema, ¿cómo ve la industria del porno hoy?

La industria del porno se ha disparado a nivel mundial, incluso en países islámicos donde las mujeres no tienen derechos. Lo negativo es que muchos creadores de contenido independientes no tienen educación sobre sexualidad responsable y están propagando enfermedades de transmisión sexual. Se cree que los actores porno somos promiscuos, pero es al contrario: nos cuidamos mucho, hacemos exámenes cada 14 días.

En cambio, algunos creadores en Colombia sobornan empleados de laboratorios para que les alteren resultados, incluso estando enfermos de VIH. Por eso yo no grabo aquí: no hay los mismos controles que en EE. UU.

Foto: Instagram @yoesperanzagomez
Foto: Instagram @yoesperanzagomez | Foto: Foto: Instagram @yoesperanzagomez

Se le ha perdido el miedo al VIH por los tratamientos…

¿Sabes cuál es la probabilidad de que yo, como actriz porno, me contagie de VIH? Solo el 1%. Tomamos PrEP, un medicamento que previene el contagio. También hay pastillas para sífilis y gonorrea que eliminan la infección si se toman a tiempo. La ironía es que nos llaman enfermos, cuando en realidad nos cuidamos más que la mayoría de la población.

Siendo la actriz porno ícono de Colombia, ¿qué aprendió de la industria?

Le agradezco a la industria porque gran parte de lo que tengo me lo dio. Pero también marca de por vida. Por más que te retires, siempre serás “actriz porno”. Internet no olvida, y la gente tampoco.

Por eso, si alguien tiene otros sueños, le aconsejo no entrar en esta industria. Se sacrifican cosas por dinero, y el dinero no da felicidad. Conozco creadores con mucho dinero e infelices. Yo misma soy un ejemplo: tengo bienes, pero no me considero feliz. He pasado por depresiones fuertes en los últimos años.

Si sueñas con un hogar, una familia, otra profesión, no hagas pornografía. Porque te marca. Es como llevar una “P” en la frente. Además, encontrar pareja es un desafío: muchos hombres terminan aprovechándose.

Esperanza Gómez
La popularidad de la experimentada actriz aún continua. | Foto: Instagram: @yoesperanzagomez

¿Estás soltera entonces?

¡No! Me divorcié de mi marido estadounidense, pero sigo con mi pareja colombiana. A él le gusta la pornografía y siempre me ha apoyado.

Mencionaste una biografía. ¿Cuándo se lanza?

Está retrasada por mi culpa. Ya se terminó de escribir, pero no la he lanzado. En ella cuento cosas que normalmente no hablo.

En los últimos años he vivido situaciones muy duras: mis problemas de salud, los de mi pareja, el divorcio en EE. UU. Todo se juntó. A veces la vida te pone demasiadas batallas al tiempo y no sabes cuál pelear primero. Me sentía derrotada. La biografía está lista desde hace dos años, esperando el momento para salir.

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