entretenimiento
¿Casarse o no casarse? El dilema darwiniano que todos deberían tener en cuenta; tome nota
Antes de dar el “sí” al matrimonio, fue fundamental para Charles Darwin hacerse algunas preguntas profundas y honestas, más allá del amor y la emoción del momento.

6 de jul de 2025, 11:55 a. m.
Actualizado el 6 de jul de 2025, 11:55 a. m.
Noticias Destacadas
En Colombia, en los últimos años, las estadísticas muestran una tendencia a la baja en los matrimonios y un incremento, a la par, en los divorcios. Incluso, en 2024 se registraron menos matrimonios que en años anteriores, con una caída de alrededor del 20 %.
¿Cuál es el estado civil ideal: casado o soltero? Esa misma pregunta se la hizo el científico inglés Charles Darwin, cuando estaban en los albores de su teoría de la selección natural en 1838, analizando las observaciones que hizo en su viaje alrededor del mundo, a bordo del buque de investigación científica HMS Beagle.
Y mientras se dedicaba a sus estudios, investigaciones y labores como secretario de la Sociedad Geológica de Londres, un asunto más privado ocupaba sus pensamientos: ¿Cuán conveniente era tener una compañera de vida? Y más aún: ¿Cuál sería el posible impacto del matrimonio en su vida y obra?

Descifrando aquellos interrogantes, garabateó algunas notas en lápiz en las que mencionó los beneficios de vivir solo y las limitaciones que implicaría no hacerlo.
Y tres meses después volvió a preguntarse lo mismo, pero esta vez, de manera más juiciosa, elaborando dos listas de pros y contras para resolver tal dilema.
Así, bajo el encabezado “Casarse”, apuntó las ventajas de dicho estado civil con una honestidad brutal, que envidiarían los psicólogos y terapeutas actuales. Aquí sus reflexiones:

Casarse
“- Niños (si Dios quiere).
- Compañera constante (y amiga en la vejez) que se interesará en uno.
- Objeto para ser amado y con quien jugar, (mejor que un perro de todos modos).
- Hogar y alguien que cuide la casa.
- Los encantos de la música y la charla femenina”.
Y agregó unas reflexiones más, frente a sus observaciones: “Estas cosas son buenas para la salud, pero una terrible pérdida de tiempo. Dios mío, es intolerable pensar en pasarse la vida entera, como una abeja castrada, trabajando, trabajando, y nada después de todo. No, no lo haré”.
Entonces, comparó dos escenarios: “Imagínese vivir todo el día solitario en una casa sucia de Londres. Imagínese una esposa agradable y suave en un sofá, con una buena chimenea, y libros y música tal vez”.
En ese hipotético caso, Emma —su prima y pareja— no solo se haría cargo de los aspectos domésticos y sociales para que él trabajara tranquilo, sino que le leería y traduciría del francés, alemán e italiano. (Algo que no aprobaría ningún terapeuta de pareja actual).

No casarse
- “Elegir si socializar y poder hacerlo poco.
- Conversación de hombres inteligentes en clubes.
- No estar obligado a visitar a familiares y a doblegarse por cada nimiedad.
- Evitar los gastos y la ansiedad de los niños. (Quizás peleas).
- Pérdida de tiempo.
- No poder leer por las tardes.
- Gordura y ociosidad.
- Ansiedad y responsabilidad.
- Menos dinero para libros, etc.
-Si se tienen muchos hijos, se obliga a ganarse el pan (es muy malo para la salud trabajar demasiado).
- Quizás a mi esposa no le guste Londres; entonces la sentencia es el destierro y la degradación a ser un tonto indolente y ocioso”.
Pese a que la lista de “contras” del matrimonio de Darwin era más larga, el científico concluyó: “Cásate QED” (abreviación de ‘Quod erat demonstrandum’, locución latina que significa “lo que se quería demostrar”).
Cuando parecía que se estaba echando para atrás, escribió en su diario: “Anímate. No se puede vivir esta vida solitaria, con una vejez aturdida, sin amigos, con frío y sin hijos. No te preocupes, confía en el azar. Hay muchos esclavos felices”.
El 11 de noviembre consignaría en su cuaderno: “¡El día de los días!”, refiriéndose al “sí” dado por su prima Emma Wedgwood a su propuesta de matrimonio.
Seis meses después, Emma y Charles se casaron. Durante 43 años de cálida vida familiar tuvieron diez hijos y solo la muerte del científico los separó, en 1882.
Fue Emma quien copió y pasó a limpio los escritos de su esposo, y le tradujo informes sobre avances científicos. Cuidó a sus hijos, que sufrieron enfermedades hereditarias y contagiosas. Fue la mano derecha para conformar la obra de Darwin. Siempre tuvo a mano una obra literaria para leerle.
Para la sexóloga Flavia Do Santos, casarse o no casarse no es el único dilema, es cómo mantenerse feliz estando casado y eso es posible, “conservando la individualidad, los espacios personales y guardando siempre respeto y admiración el uno por el otro”. Pero si está a punto de tomar la decisión, tome nota.
¿Soy la mejor versión de mí mismo con esta persona? El matrimonio debe ser un impulso para el crecimiento personal.
¿Está listo a decir sí?
- ¿Soy la mejor versión de mí mismo con esta persona? El matrimonio debe ser un impulso para el crecimiento personal.
- ¿Estoy listo para comprometerme con esta persona para siempre? La decisión de casarse debe ser tomada con convicción.
- ¿Tengo expectativas realistas sobre el matrimonio y mi pareja? La honestidad con uno mismo y con el ser amado es esencial en el vínculo.
- ¿Estoy dispuesto a ceder y a adaptarme a las necesidades de mi pareja? La flexibilidad, adaptabilidad y solidaridad, son fundamentales.
- ¿Estoy emocionalmente preparado para afrontar los desafíos que puedan surgir? La resiliencia es clave para superar obstáculos. La unión hace la fuerza y eso está comprobado en los matrimonios que se sostienen.
- ¿Conozco su historia, sus heridas, sus valores y sus límites? Saber más sobre su compañero le hará saber si es la persona indicada.
Antes de dar el “sí” definitivo, hágase estas preguntas:
- ¿Amo y respeto a mi pareja incondicionalmente?
- ¿Confío plenamente en él o ella? O a veces dudo...
- ¿Somos compatibles en cuanto a personalidad, intereses y valores?
- ¿Cómo manejamos los conflictos y las diferencias?
- ¿Estamos emocionalmente preparados para el compromiso?
- ¿Tenemos metas y sueños compartidos?
- ¿Queremos tener hijos y cómo los educaremos?
- ¿Dónde queremos vivir y cómo visualizamos nuestro futuro hogar?
- ¿Cómo dividiremos las tareas del hogar y responsabilidades?
- ¿Cómo manejaremos las finanzas? ¿Cuáles son nuestros planes profesionales y cómo se integrarán en el matrimonio?
Isabel Peláez. Escribo, luego existo. Relatora de historias, sueños y personajes. Editora de cultura, entretenimiento y edición de contenidos digitales.