Economía
La tecnología se tomó la agroindustria: estas son las empresas del Valle del Cauca que le apuestan a innovar en el sector
Cenicaña, Asocaña y el Ciat son centros de investigación de la región que, a través de la ciencia, impulsan la innovación y la sostenibilidad en el apartado agrícola del departamento.
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26 de oct de 2025, 04:52 p. m.
Actualizado el 26 de oct de 2025, 04:53 p. m.
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El sector agroindustrial del Valle del Cauca avanza hacia un modelo más eficiente y responsable con el entorno. Con la implementación de la tecnología, el sector fortalece la productividad, la sostenibilidad y la economía circular.
Freddy Fernando Garcés, director general de Cenicaña, explica que la agroindustria colombiana de la caña está incorporando herramientas de la agricultura de precisión y digitalización 4.0, tanto en el campo como en las fábricas, con el propósito de optimizar los procesos productivos.
Estas innovaciones incluyen el uso de Inteligencia Artificial (IA) y Big Data para la analítica de datos, que permiten la programación optimizada de cosechas, la predicción de sacarosa y la gestión de riesgos climáticos.
“En productividad, la adopción de la agricultura de precisión, la analítica de datos y la automatización han permitido una mayor precisión operativa y eficiencia, optimizando tareas como el control de plagas, el manejo del cultivo y la programación de la cosecha”, dice.
En términos de sostenibilidad, el impacto también es evidente en la gestión eficiente de los recursos naturales.
“El uso de sensores en campo y datos en tiempo real permite determinar el momento y la cantidad exacta para el riego y la fertilización, resultando en un uso más racional y responsable del agua (reduciendo la huella hídrica)”, puntualiza Garcés.
Como resultado del uso de la tecnología, Cenicaña ha duplicado la productividad del cultivo de caña de azúcar. En las últimas tres décadas, la agroindustria ha alcanzado un promedio de 1,1 toneladas de azúcar por hectárea al mes.
Asimismo, el director resalta que la implementación de estas tecnologías va de la mano con la responsabilidad social que caracteriza a ese centro de investigación.

“Las herramientas digitales y de precisión (como sensores de humedad, sistemas satelitales y el sistema experto de fertilización, SEF) se utilizan para la reducción activa de las huellas hídricas y de carbono. Por ejemplo, permiten el uso racional y eficiente del agua, al determinar el momento preciso para el riego, y optimizan la aplicación de fertilizantes”, anota.
De esta manera, Cenicaña demuestra que la innovación tecnología es vital para mantener la competitividad y la sostenibilidad del sector.
“Apostar por la ciencia, la tecnología y la articulación social permite consolidar una agroindustria circular, baja en carbono e inclusiva, que posiciona a la región como referente global de agricultura inteligente y sostenible”, concluye Garcés.
Estos avances impulsados por Cenicaña se articulan con la visión de Asocaña, gremio que lidera la adopción tecnológica en todo el sector y promueve una agroindustria cada vez más sostenible e inteligente.
Claudia Calero, presidenta de Asocaña, destaca que la innovación no solo se refleja en los resultados productivos, sino también en el impacto ambiental y social que actualmente transforma el campo vallecaucano.
“Hoy contamos con la red meteorológica automatizada agrícola más grande del país, con 37 estaciones activas y cobertura del 85 % del valle geográfico del río Cauca, que entrega información climática en tiempo real para planificar las labores agrícolas”, explica.
Además, han desarrollado aplicaciones como Gotas, una herramienta digital que conecta sensores que registran la lluvia y permite al agricultor conocer la precipitación exacta en su predio y ajustar sus riegos con mayor precisión.
“También impulsamos sistemas con autoguía satelital (RTK), lo que mejora los rendimientos, disminuye el consumo de combustible y reduce emisiones. En la parte industrial también está muy integrada la tecnología: los ingenios operan con automatización de procesos, control inteligente de calderas, monitoreo en línea de emisiones y modelos de simulación energética que permiten maximizar la eficiencia y contribuyen a la sostenibilidad”, añade.

Y esa sostenibilidad también es un eje central para la agroindustria de la caña.
Calero destaca que el sector ha logrado consolidar un modelo de economía circular, donde cada parte del proceso tiene un propósito y una utilización.
“Aprovechamos cada centímetro de la caña de azúcar: con los jugos y las mieles de la molienda producimos azúcar y bioetanol; el bagazo que queda se utiliza en las calderas para la cogeneración de energía renovable, con la que funcionan los ingenios y se iluminan los hogares de más de 600 mil colombianos”, resalta.
Del proceso del bioetanol también se aprovecha la vinaza para la producción de biofertilizantes, cerrando así un ciclo sostenible que reduce residuos y promueve el uso eficiente de los recursos.
Asocaña también ratifica el potencial que tiene el Valle del Cauca para consolidarse como el gran laboratorio agrícola del país. La tecnología y la innovación han transformado el trabajo en el campo, mejorando la productividad, la sostenibilidad y la calidad de vida de las comunidades rurales.
Ciencia y tecnología al servicio del campo
El Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat), hoy parte de la Alianza Bioversity & Ciat, ha sido un motor clave de la innovación agrícola en el departamento y el país.
Su labor científica, reconocida a nivel mundial, ha impulsado soluciones tecnológicas que fortalecen la productividad, la sostenibilidad y la resiliencia climática de la agroindustria.
Jeimar Tapasco, científico principal de la Alianza Bioversity & Ciat, expone que desde hace más de cinco décadas el Centro “ha sido un actor fundamental en la transformación agrícola del Valle del Cauca y de Colombia. Desde Palmira hemos desarrollado ciencia aplicada que se utiliza en más de 60 países, impulsando innovaciones en mejoramiento genético, agricultura digital, sostenibilidad ambiental y sistemas agroalimentarios resilientes al clima”.
Entre sus principales aportes se encuentran el desarrollo de plataformas digitales como AClimate, Meteoportal, DataLake, e-Agrology y Smart Cultivo, que integran inteligencia artificial y pronósticos agroclimáticos para ayudar a los productores a planificar mejor sus siembras y optimizar el uso de los recursos naturales.

En el Valle del Cauca estas herramientas se complementan con una red agroclimática que incluye nuevas estaciones de alta precisión y campos de prueba con sensores en Palmira, donde se prueban tecnologías de monitoreo en tiempo real.
“La innovación tecnológica es clave para avanzar hacia una agricultura más eficiente, baja en emisiones y resiliente al cambio climático”, destaca Tapasco, señalando que el Ciat también apoya la implementación de sensores de riego en más de 26 mil hectáreas junto con Cenicaña, la producción de bioinsumos con Fenalce y el desarrollo de híbridos de arroz adaptados al clima local.
Además, trabaja con instituciones públicas, privadas y sociales para fortalecer las capacidades de los productores rurales, promoviendo una innovación más inclusiva.
“El Valle del Cauca tiene condiciones excepcionales para convertirse en un clúster líder de innovación agrícola en América Latina”, asegura Tapasco.
Y añade que “en torno a Palmira confluyen centros de investigación, universidades, gremios y empresas con un alto nivel tecnológico, lo que le brinda al departamento un potencial único para liderar la transición hacia una agricultura más sostenible y competitiva”.
Estas son algunas de las entidades del sector agroindustrial que han demostrado que la ciencia, la tecnología y la articulación institucional están reescribiendo la historia agrícola del departamento.
Cenicaña, Asocaña y el Ciat evidencian que la innovación no solo impulsa la productividad, sino que también protege los recursos naturales y transforma la vida en el campo.
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