Así es la ruta del vino en el Valle del Cauca; crece producción en el departamento

El Valle del Cauca tiene una gran tradición en la producción de vinos, de la mano de compañías como Casa Grajales, que nació en 1977 y hoy produce y comercializa vinos para el país y otros mercados.

Pero, a esta experiencia se han unido muchos cultivadores de uva de la región y de otras frutas que han visto la posibilidad de conjugar turismo y producción artesanal de vinos y convertir esto en una experiencia para propios y extranjeros.

“El mercado de vino en Colombia y en nuestra región ha crecido considerablemente”, explicó Daniela Rivera Álvarez, sommelier de la Universidad Winexperts de Argentina, quien reside en Cali y se encarga de asesorar a diferentes viñedos en el departamento.

“Después de la pandemia hubo un auge bastante importante, en el que encontramos que el crecimiento es más del 4% donde antes era en 0,001%”.

Los vinos importados siguen siendo los más consumidos a nivel nacional. Países como Chile, España, Francia e Italia lideran este mercado en Colombia. Sin embargo, al auge que presenta su consumo se ha sumado una nueva tendencia: los colombianos y los vallecaucanos estamos produciendo vino de competencia, añade la experta.

La ubicación geográfica del Valle del Cauca le brinda beneficios agrícolas que le permiten generar frutos que lo posicionen en este campo y aportan a la economía regional.

“Nuestros vientos y nuestro clima, que es bastante húmedo, hace que la uva se desarrolle más temprano y la convierte en una región turística que le permite entrar en esa competencia”, aseguró la sommelier.

Los recursos hídricos que abundan en la región serían otro de los factores que permite al fruto crecer de la manera más óptima, otorgándole una pigmentación adecuada y un buen azúcar, resultado de una maduración controlada.

En ese sentido, muchos de los agricultores locales que ya producían antes, han comenzado a tecnificar su producto con el propósito de mejorar su calidad.

¿Vinos sin uvas?, la innovación hecha bebida

El Ministerio de Salud y Protección Social define por medio del Decreto 1686 de 2012 al vino como “el producto obtenido por la fermentación alcohólica normal del mosto de uvas frescas y sanas o del mosto concentrado de uvas sanas, sin adición de otras sustancias ni prácticas de otras manipulaciones técnicas diferentes a las especificadas en el presente reglamento técnico” y cuya graduación alcohólica mínima es de 6 grados alcoholimétricos.

Pese a esto, la ley colombiana especifica que otras frutas que hayan sido sometidas a las mismas prácticas que los vinos de uva y cuenten con la misma graduación alcohólica, también podrán clasificar en esta categoría de bebida alcohólica.

“Esto ha hecho que el aumento del enoturismo en nuestra región comience a tener sabores únicos”, asegura Rivera Álvarez.

Según la sommelier, gracias a la amplia cobertura orgánica que presenta el Valle, la cual ha captado el interés de los consumidores, los agrónomos y campesinos han empezado a denominar esta “la bebida cultural de la región”.

Es el caso de ‘Alto Cielo’, un emprendimiento que le apuesta a una nueva propuesta de este producto: vino de mora.

“Este proyecto inició hace aproximadamente seis años. Todo empezó porque contábamos con un cultivo de mora de Castilla, para darle valor a este producto, decidimos iniciar con el proceso del vino”, narró Vanessa Lozada, fundadora y productora del vino de mora ‘Alto Cielo’.

Lo que comenzó como 100 botellas mensuales, comercializadas entre compañeros de trabajo, amigos y familiares, realizadas de manera artesanal, evolucionó hasta llegar a los estantes de tres supermercados de Cali.

“Podemos hacer un comparativo de lo que vendimos en el año 2023, en el periodo noviembre-diciembre contra lo que vendimos el año pasado, 2024, en ese mismo periodo y evidenciamos un crecimiento del 500%”, puntualizó Lozada.

Alto Cielo, que actualmente procesa en su planta ubicada en Santa Elena, El Cerrito, entre 700 y más de mil kilos de mora por etapa productiva, espera superar las 5000 botellas vendidas para este 2025.

Detrás de este producto vallecaucano, se encuentra la Asociación Frutymat y junto a ellos, el emprendimiento ‘Mujeres por un sueño agroecológico’.

Esta agremiación no solo provee a ‘Alto Cielo’ con las moras para su vino, sino que también, junto con otras seis mujeres, llevan a cabo la ‘Ruta Morera’, un proyecto que tiene lugar en el municipio de Guacarí y que ya ha sido visitado por 17 delegaciones.

“Nos nació la idea de la ‘Ruta morera’, para que estas seis mujeres trabajáramos y también tuviéramos una entrada en la parte económica, porque a veces en el campo es muy difícil”, mencionó Nubia Rodríguez, representante de la Asociación Frutymat e integrante de ‘Mujeres por un sueño agroecológico’.

Para Nubia, este recorrido que permite a sus visitantes conocer el proceso productivo de este fruto, desde su siembra hasta los ocho meses posteriores de su cosecha, su almacenamiento, congelación y traslado, es un sueño hecho realidad.

“Cada una de nosotras estamos desempeñando unos roles muy importantes, tenemos mujeres encargadas de los diseños, otra chica que es muy buena para manejar su moto, así que se encarga de desplazarse para guiar a los turistas, cada una está despertando lo que teníamos escondido”, asegura Nidia.

Nidia Ocampo, productora para Frutymat, reconoce que este proyecto, además de fomentar el turismo, ha impactado de manera directa su modo de vida.

“Para mí, el cultivar mora ha significado mejorar mucho mi economía, ya que no dependo solamente de mi esposo, sino que yo misma puedo manejar mis finanzas”, aseveró Ocampo.

El Valle del Cauca continúa innovando en esta bebida alcohólica, implementando no solo moras, sino también uva isabella, piña, jabuticaba y otros frutos propios de la región.

“Lo que le espera al departamento, junto con la experiencia gastronómica y enriquecedora que nosotros tenemos en nuestra cultura, es crecer significativamente”, aseveró Rivera Álvarez.

Agregó que el año pasado tuvieron un repunte del 4 % y que para 2025 proyectan llegar a un 7 % u 8 % y, “adicionalmente, comenzar a segmentar más ese mercado con nuevas categorías de vinos”, dijo.

“Consumo de vino se ha triplicado”

Una de las empresas tradicionales del sector vinícola en Colombia y que ya casi cumple 50 años es Casa Grajales, que se encuentra en un plan de fortalecimiento del mercado.

Eduardo Cermeño, presidente del Grupo Grajales, contó que actualmente no solo producen vinos dulces y de mesa sino que han ampliado el portafolio de cremas, licores cordiales que son para coctelería y brandy.

“Atendemos todos los mercados, tenemos desde venta directa en distintas ciudades como Bogotá, Cali, Roldanillo, pero contamos con distribuidores que atienden pequeñas y medianas tiendas, y estamos con las grandes superficies. Tenemos presencia en las principales cadenas como Éxito, Olímpica, así como en tiendas de descuento y en formatos como Makro, Pricesmart”, comentó el directivo.

Añadió que la compañía ha venido adelantando un proceso de renovación de imagen de sus productos, para la cual se han hecho variedad de inversiones.

“También hemos hecho una inversión en maquinaria y equipo para unas presentaciones especiales que antes no teníamos, se ha realizado una gran labor con una estrategia comercial muy agresiva en la que se viene desde el año pasado y que nos ha permitido mantener la participación en el mercado”, dijo Cermeño.

Consumo de vino

El consumo de esta bebida ha venido creciendo en Colombia con un promedio entre 1,3 litros y 1,5 litros per cápita al año.

Según Eduardo Cermeño, se podría decir que en las últimas dos décadas este consumo se ha triplicado, pero considera que aún está lejos de países como Chile, Argentina o España. En este último el consumo llega a 28 litros al año.

“Frente a ellos estamos muy rezagados pero viene creciendo y se viene consolidando porque se está presentando un cambio cultural, donde la idea es ver al vino no solo como una bebida alcohólica sino como un gran acompañamiento para las comidas con sus beneficios en materia de salud”, destacó.

Una problemática que puso sobre la mesa el presidente del Grupo Grajales es la competencia ‘desleal’ con los vinos importados, ya que la producción nacional paga impuestos que rondan entre el 40 % y 45 % del valor del producto, mientras que los importados no lo hacen.

“Eso nos deja muy rezagados también en términos competitivos con los vinos importados porque cuando estos entran al país, por primera vez, vienen con una tasa diferencial de impuesto muy bajita, por eso son tan económicos”.

Para el directivo, es necesario que el Gobierno Nacional revise esto y permita una mayor protección de la industria local.

Sobre el ambiente de negocios, explicó Cermeño que este es un año de incertidumbre, teniendo en cuenta que es preelectoral y que eso restringe el consumo y afecta a las compañías.

“Sin embargo, nosotros estamos haciendo todo lo que tenemos en las manos para generar alianzas, acercarnos a una industria nacional y también internacional cada vez más competitiva para generar innovación y poder competir adecuadamente. Hemos tenido mucha dinámica este año con alianzas comerciales, nuevos distribuidores, con el plan de superficies, por lo que el 2025 pinta positivo para nosotros”.