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La historia del oficial de inteligencia militar que neutralizó a alias Tornillo, temido jefe de las disidencias de las Farc
La revista Semana cuenta cómo es el trabajo de este integrante del Ejército, considerado el cazador de cabecillas o delincuentes de alto valor.

Francisco Calderón
27 de abr de 2025, 04:30 p. m.
Actualizado el 27 de abr de 2025, 04:30 p. m.
Adolfo es un oficial militar que solo tiene en su menta una consigna: ubicar, capturar o neutralizar a criminales de alto valor en las zonas más apartadas del territorio colombiano, de ahí que gracias a su trabajo los miembros de la Fuerza Pública adelantan múltiples operativos en departamentos como Caquetá, Guaviarie, Putumayo, Huila o Cauca.
Por eso, en medio de la oscuridad que a veces se cierne en las lomas que integran la Cordillera Oriental, un grupo de efectivos de la Fuerza Pública atraviesan barriales, cargan fusiles y los pesados morrales tácticos durante varias semanas para materializar así su objetivo, a partir de la información que aporta Adolfo.

Por eso frente de este grupo de soldados y suboficiales va Adolfo, cuyo nombre fue cambiado por seguridad. Él no tiene ahora rostros ante los colombianos, pero su trabajo les brinda seguridad, todo porque su trabajo es clave en el terreno para las operaciones que diseñan milimétricamente los analistas de la inteligencia militar.
En su trayectoria lleva un sin número de condecoraciones, pero también tiene felicitaciones, así como cursos tácticos que lo acreditan como un curtido oficial que se ha hecho en medio de la lucha contra los grupos armados al margen de la ley.
Su tarea es en el anonimato, no le importa los homenajes públicos, pero con grandes sacrificios, logra lo que muchos catalogan como una récord operativo: desarticular la comisión de finanzas de la beligerante estructura Teófilo Forero de las disidencias de las Farc, dando de baja a alias Fermín o el Indio.
“Gracias a su trabajo, la fuerza pública posteriormente, neutralizó a alias Tornillo, un temido extorsionista que tenía azotado al campesinado del departamento del Huila. Las dos operaciones fueron planeadas con precisión, ejecutadas bajo fuego cerrado y en condiciones climáticas y geográficas muy adversas”, relata la Revista Semana.
Por eso dicho medio de comunicación estableció que estos resultaron militares comenzaron luego que expidieran la correspondiente orden de captura contra Alias El Indio, sucesor del extinto Chilingo y segundo al mando de las finanzas de ese grupo armado ilegal.
La neutralización de alias ‘Tornillo’ representa una seria afectación para la estructura criminal ‘Rodrigo Cadete’ y un avance clave en la defensa del sur del Huila.
— Mindefensa (@mindefensa) April 19, 2025
Este cabecilla de finanzas, con más de 12 años al servicio del crimen, fue responsable de extorsionar a… pic.twitter.com/Avv5eQXWqz
“Estos disidentes estaban citando y cobrando extorsiones a comerciantes, ganaderos y transportadores de Florencia, El Doncello, San Vicente y municipios del norte del Huila. Sus víctimas estaban asfixiadas por sus millonarias exigencias. Movía cerca de 1.500 millones de pesos al mes, según inteligencia militar. Con esos fondos, alimentaba las economías ilícitas del grupo de Mordisco”, agrega la Revista Semana.
Luego comenzó la infiltración. Doce experimentados miembros del Gaula Militar Caquetá, liderados por Adolfo, se movilizaron durante más de nueve horas en silencio. Cruzaron trochas, monte cerrado, un río desbordado por las intensas lluvias.
Luego ya estaban a 500 metros del blanco. El terreno estaba despejado. Tuvieron que mimetizarse para no ser detectados por los perros de la finca donde se escondía el temido líder disidente.
“Usamos técnicas especiales. Los animales no nos detectaron”, afirma. Pero luego los habitantes de viviendas vecinas comenzaron a alumbrar los caminos.
Uno de los anillos de seguridad de El Indio descubrió el movimiento, arrancó entonces el combate. “Fue una emboscada en reversa. Nos tocó reaccionar en silencio, esperar que los civiles salieran, y cuando intentaron ingresar, uno de los escoltas nos abrió fuego. Desde las 4:45 hasta casi las 7 de la mañana de día fue combate cerrado. Lluvia, lodo y plomo”.

El resultado: alias el Indio fue abatido. Alias Duan, su escolta y encargado de trasladar el dinero a los cabecillas mayores, fue aprehendido. En ese momento incautaron tres fusiles de largo alcance, pistolas y más de 30 proveedores, mil cartuchos calibre 5.56, 20 minas antipersona, las cuales después fueron destruidas en el sitio, volantes de extorsión y paz y salvos junto con listados con montos de cobros y nuevas víctimas citadas.
Uno de los Comandos del Gaula Militar del Caquetá recibió un disparo en el abdomen, pero sobrevivió a estos enfrentamientos. “Esa operación acabó con la estructura financiera de la Teófilo en Caquetá. Desde entonces, están tratando de reorganizarse. Pero se quedaron sin dinero, sin mando y control de esta parte del país”, asegura Adolfo.
Días después, otra llamada alertó sobre un viejo delincuente: alias Tornillo. Era el dolor de cabeza de los campesinos, agricultores y transportadores en el departamento del Huila. Tenía el descaro de montar retenes ilegales en carreteras de las zonas rurales, reunía por la fuerza a comunidades enteras para exigir cuotas extorsivas y amenazaba con reclutar a los jóvenes de estas veredas.
“Era un bandido con ínfulas de patrón. Se creía dueño de esta parte del Huila”, cuenta Adolfo. Pero la comunidad se hastió de la violencia de este sujeto, por eso la información comenzó a fluir. El Ejército, con sus unidades especiales, lo siguió por varias semanas. El 12 de abril pasado, en una región del bajo Caquetá, se lanzó la ofensiva militar.
La infiltración comenzó en la noche anterior. Los comandos se movilizaron más de seis horas, soportando lluvia, barro y riesgo de las minas antipersona A las 5:30 de la mañana, comenzó el combate. Se enfrentaron a una estructura de, al menos, 15 hombres armados.
“Nuestros soldados estaban entrenados para eso. Teníamos hipótesis de fuga. Sellamos todas las posibles rutas. Tornillo no pudo escapar, fue después neutralizado”, agrega el oficial de inteligencia.
Después, cuando se acercaba el mediodía, luego de más de seis horas de enfrentamientos intermitentes, alias Tornillo murió. El Ejército recuperó el control del área, incautó armamento, documentos y evidencias que demostraban las múltiples extorsiones que adelantaba en la zona.
Por la importancia de su labor al interior de la fuerza pública, el oficial militar no da entrevistas que revelen su plena de quién se trata. No posa para fotos, menos para las redes sociales Habla cuando la misión está cumplida. Sus hombres lo siguen con lealtad y por respeto. “No somos héroes. Sólo somos soldados que cazamos criminales. Aquí no hay trofeos. Hay justicia. Y eso es suficiente”, confiesa Adolfo.
Mientras en las ciudades colombianas hay reformas, elecciones o escándalos, en las montañas del sur y centro del país un grupo de hombres libra una guerra silenciosa para la mayoría de los ciudadanos. Una confrontación sin tregua, en la que se respira plomo, se duerme en el monte, y la justicia llega sin anuncios: camuflada, sigilosa y mortal.
Allí, entre ríos crecidos, selva cerrada y caminos invisibles, sigue en medio de riesgosas operaciones militares el cazador de cabecillas de los grupos armados ilegales.

Francisco Calderón
Soy comunicador social de la Universidad Santiago de Cali y periodista radicado en Popayán desde hace más de 15 años, pero con nacionalidad caleña. Además, soy reportero judicial en una de las regiones más hermosas del mundo, el Cauca.
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