Valle
En Buenaventura quitaban la energía para pasar los contenedores de alias ‘Pitufo’; así se tomó el puerto
Más que contrabando, Diego Marín Buitrago vendía la certeza de que la Dian o la Polfa no tocarían a los comerciantes que le compraran la mercancía.

Cuando los domingos en las tardes se registraba un apagón en el sistema eléctrico de Buenaventura, o incluso en otros días de la semana, la mayoría de los habitantes de la ciudad portuaria sabía exactamente lo que habría de ocurrir.
Era la década de los 90, recuerda una fuente que trabajó por años en el principal muelle del país, cuando muchos de los procesos aduaneros, tal como sigue ocurriendo hoy, se hacían de forma manual. Ya Diego Marín Buitrago, alias Pitufo, viajaba de Cali a Buenaventura como próspero comerciante de mercancías al mayor.
“Yo estaba joven y recuerdo que había un puesto de la Aduana donde está el Éxito, en toda la salida; ahí estaba el retén y no existía la vía interna alterna. Entonces, todos los camiones pasaban por ahí y los viejos le decían a uno: ‘ojo porque el domingo se va la energía en Buenaventura durante tres horas, pero no es sino mientras pasan los camiones’. Entonces, entraba y salía lo que tenía que entrar y salir. Eso era voz pópuli”, recuerda la fuente.
En medio de la oscuridad, agrega, no había forma de revisar en un computador, de hacer chequeo a la carga, de revisar los pesos, “pero eso en ese tiempo se hizo normal y los viejos sabían eso; para entonces solo existía este muelle, era el único”.
Parte de la mercancía que en principio Diego Marín llevó a Buenaventura había llegado por aire al aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón y luego era trasladada al puerto para surtir el comercio local. Pero su obsesión era controlar Buenaventura por su cercanía con Cali y el acceso al centro del país.

“A mí Diego Marín me trajo mercancía hace 28 años, cuando empecé en Cali; no existía el centro comercial El Diamante sino un parqueadero; el Sayonara, era flaquito y pequeño, pero ya era claro que tenía poder”, recordó otro de los comerciantes que vivió la época en la que ‘Pitufo’ se consolidaba.
Para entonces el llamado ‘Zar del contrabando’ surtía de electrodomésticos, radios pequeños, zapatillas, lociones, ventiladores y cuanto producto compraran a bajo precio en los mercados de Panamá o China. Pero el negocio, sin duda, estaba en el ingreso y venta en el país de productos prohibidos, como telas, tabaco y licor.
Un detalle que no pasa desapercibido entre las personas mayores en Buenaventura es la pregunta sobre cómo entró ‘Pitufo’ a controlar un negocio ilegal en el puerto, cuando en la ciudad existía un único patrón.
“En esta ciudad existen hoy organizaciones armadas y grupos ilegales que controlan ciertos territorios y algunos barrios, pero cuando Diego Marín Buitrago llegó a Buenaventura aquí el amo y señor era Víctor Patiño Fómeque”, recuerda el líder de uno de los barrios de baja mar.
“En Buenaventura no se movía ni una aguja, nada entraba ni salía sin el visto bueno de él, porque tenía el control absoluto y algún acuerdo tuvo que hacer el señor ‘Pitufo’ para venir aquí a surtir el comercio y alborotar el puerto con plata”, agrega.
Alias Papá Pitufo le daba de comer a todo el mundo, recuerda uno de los investigadores de la Fiscalía, “pagaba para nombrar a directores de la Dian y la Policía Fiscal, porque no solo ganaba vendiendo mercancía, sino que no pagaba impuestos y además lavaba plata del narcotráfico”.
“Puede que Diego Marín no sea un narcotraficante, pero sabemos que les lava dinero a ellos y de la misma forma que entra por el muelle la plata, por ese mismo muelle sale la droga. Es la misma ruta, las mismas naves, los mismos funcionarios, las mismas entidades, el mismo roto”, dice el investigador.

Todas esas cosas siguieron funcionando a la perfección porque rápidamente Marín se empezó a mover por todo lo alto. “Por eso vino, hizo los contactos que tenía que hacer y se fue para Cali, y luego para Bogotá y desde allá es que manejaba todo el comercio ilegal; aquí casi no asomaba”, subraya uno de los consultados.
Alias Pitufo vendía seguridad
Para un comerciante en Buenaventura o en Cali el negocio no era solo comprar los productos que de contrabando ingresaba Diego Marín Buitrago al país. Lo importante era comprar con la certeza de que podía venderlos sin que ninguna autoridad le fuera a incautar la mercancía.
“¿Para que traer la mercancía a Colombia? ¿Para qué meterla al puerto? ¿Para qué sacarla al mercado si a sus clientes se la van a quitar en los almacenes? Entonces se apoderó de la cadena y vendía con la garantía de que no se las iba a quitar la Dian o la Polfa, pero también tenía manejo en la Policía y la Fiscalía”, recuerda otro de los comerciantes de la época.
Pero el dinero que invertía pagando silencios a las autoridades aduaneras y de carreteras le garantizaban también a ‘Pitufo’ cierta exclusividad para entrar contenedores y distribuir mercancía en sus sitios de influencia.
Recuerda el exempleado del muelle que muchos comerciantes en el Valle del Cauca que tenían negocios medianos o pequeños se juntaron en algunas oportunidades para viajar también a Panamá o a China para traer mercancía, pero contra ellos sí existía una persecución sin ley de las autoridades aduaneras en Buenaventura.
“Cuando empezaron los pequeños y medianos comerciantes a proliferar, los atacaron y quebraron a muchos porque se estaban metiendo en territorio prohibido. Personas de aquí, de Buenaventura, que se juntaban y lograban traer de China dos o tres contenedores, y la persecución fue brutal. Hasta implementaron la medida de llegar a los negocios pidiendo papeles y facturas y se llevaban de todo, menos lo que estaba marcado como mercancía de ‘Pitufo’”, denunció otro comerciante.
“La persecución fue terrible. Generalmente pagábamos uno o dos contenedores y entrábamos el tercero de contrabando, que en últimas era el que nos daba la ganancia, y eso como que lo supo ‘Pitufo’ y empezaron el ataque contra nosotros”, recuerda.

Pero con un solo contrabandista mayoritario y sin resultados para mostrar por parte de las autoridades aduaneras, la estrategia concertada era cada cierto tiempo juntar entre los comerciantes algunos productos y donarlos para un montaje de supuestos golpes al contrabando en Buenaventura.
“Eso era un circo”, indicó el exdirector de la Dian Juan Ricardo Ortega, aunque uno de los comerciantes consultados lo calificó como una ‘jugada’ para apaciguar las aguas.
“La lucha contra el contrabando aquí en el puerto era que nos juntábamos 80 o 90 comerciantes de San Andresitos, en Calle Valencia, en Pueblo Nuevo, en la Cundinamarca y sacábamos mercancía de la más barata, 10 o 20 productos que costaban $ 500 o $ 1000 y se la dábamos a la Polfa y luego sacaban noticias de la incautación y ponían precio alto y las cantidades, pero eran de esas cosas chinas de tres pesos”, recuerda entre risas.
“Esos eran los ‘golpes’ contra el contrabando, pero así las cosas funcionaban para todos, perfecto”, agrega.
Incluso, aseguran que desde China se preparaban contenedores con mercancía que ya sabían que aquí iban a incautar y los llenaban con todo barato, mientras pasaba la que sí tenía un valor comercial importante.
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