Una fuerza viva por el Valle y por Colombia

El pasado viernes tuvimos el honor de celebrar la Asamblea Seccional de Afiliados de la Andi Valle del Cauca, en un año profundamente simbólico: conmemoramos 80 años de historia de nuestra seccional.

Ochenta años no son solo una cifra, son el reflejo de un propósito compartido que ha sobrevivido al paso del tiempo: unir al empresariado vallecaucano en torno a los valores que permiten que una región prospere. Valores como la libertad, la democracia, el progreso económico, la responsabilidad social y, sobre todo, la confianza.

Nuestra historia empezó en 1945, cuando 14 empresas, lideradas por Manuel Carvajal Sinisterra y acompañadas por figuras como Harold Eder Caicedo y Luis Córdoba Mariño, respondieron al llamado de crear esta seccional, un año después de fundada la Andi nacional. Lo hicieron con visión democrática: sumar la voz del empresariado del Valle al proyecto de país.

Desde entonces, hemos sido coherentes con ese espíritu fundacional. La Andi Valle representa a un tejido empresarial diverso; empresas de distintos tamaños, sectores y trayectorias, con un principio común: el compromiso con el desarrollo regional desde la legalidad y el bienestar colectivo.

Sabemos que el progreso regional no ocurre por accidente. Se construye sobre un círculo virtuoso entre empresa, liderazgo, democracia y bienestar. Pero ese círculo requiere un ingrediente invisible e imprescindible: la confianza.

Y esa confianza, hoy, está en crisis. Según Latinobarómetro, solo el 17 % de los colombianos está satisfecho con la democracia. Edelman muestra que las empresas, con 63 %, son la única institución que mantiene la confianza.

Para el empresariado, no es un privilegio ser la única institución en la que los colombianos confían. Es una enorme responsabilidad. Ese poder implica actuar. Y hoy, más que nunca, ese deber implica usar nuestra credibilidad para fortalecer las bases de nuestra democracia, nuestras libertades y nuestro modelo de desarrollo.

En estos años he tenido el privilegio de acompañar a nuestro presidente nacional, Bruce Mac Master, en la defensa de esos principios. Su liderazgo nos recuerda el rol del empresariado en proteger el orden democrático.

Los empresarios del Valle del Cauca no hemos sido indiferentes. Nos duele el rumbo del país. Nos compromete el futuro. Nos moviliza el deseo de construir soluciones. Nos importan la equidad y el desarrollo sostenible. Por eso, hace cinco años, consolidamos como punta de lanza de nuestra estrategia regional la construcción de la reputación empresarial basada en la confianza. Y los frutos ya se empiezan a ver.

Hoy seguimos creyendo en esa idea poderosa: que una región progresa cuando sus empresarios se comprometen con su entorno, con sus instituciones y con su gente.

Que estos 80 años no sean solo una celebración del pasado, sino un compromiso renovado con el futuro. Un futuro donde sigamos siendo guardianes de la democracia y constructores de confianza.

La historia nos llama a estar a la altura de nuestros fundadores. Y hoy, más que nunca, la Andi es una fuerza viva por Colombia y por el Valle del Cauca.

*Gerente regional de la Andi.