Columnistas
El liderazgo de la bondad
Ante el contexto que vivimos hoy en nuestro país, cuánto necesitamos que prevalezca el liderazgo de la bondad, no visto como debilidad...

16 de jun de 2025, 02:44 a. m.
Actualizado el 16 de jun de 2025, 02:44 a. m.
Hace unas semanas leí una columna de David Colmenares titulada ‘La bondad no es un favor’, en la que destacaba el poder de la bondad para desarmar el alma y centrarnos con verdadera empatía en lo que realmente importa, elementos muy pertinentes para el contexto que vivimos actualmente en nuestro país y en el mundo.
Vivimos en un mundo a la defensiva, sospechamos del otro y desconfiamos de cualquier acto de generosidad, preguntándonos qué nos pedirán a cambio. Igualmente, nos han vendido la imagen del líder como un ser inquebrantable, rígido, duro e imponente, pues lo contrario sería visto como debilidad, en mi concepto, nada más lejano de la realidad.
Jesús, Gandhi, Martin Luther King y muchos otros nos han enseñado que la bondad es una de las formas más elevadas de liderazgo. Gandhi, creía que la bondad y la no violencia, en todas sus manifestaciones, no era una opción para los débiles, sino la fuerza más poderosa para la humanidad. Desde diferentes épocas y culturas, muchos pensadores convergen en esta idea fundamental de que la verdadera fuerza de un líder no está en su carácter inconmovible, sino en la bondad y la empatía.
El mundo ha cambiado. Hoy la coyuntura demanda líderes conscientes, capaces de tomar decisiones desde la empatía. Liderar desde la bondad permite construir vínculos fuertes y genuinos, que hacen que los equipos tengan confianza y se fortalezcan, y así mismo lo hagan las organizaciones.
La bondad y la empatía no solo traen beneficios para los equipos, sino también en lo personal. Estudios sobre la neurociencia de la bondad, la compasión y la empatía han mostrado cómo estas cualidades activan áreas del cerebro relacionadas con la cooperación y la reducción del estrés, de gran valor en entornos laborales y en la vida propia. Amable, entonces, no significa débil o sin resultados. Por el contrario, se ha demostrado que la amabilidad influye en la felicidad de las personas, además, que los líderes que la priorizan logran tener equipos mucho más comprometidos y mejores resultados.
En definitiva, el liderazgo de la bondad no es debilidad; todo lo contrario, es quizás la demostración más amplia de valentía. El liderazgo se fortalece con la empatía, el saber escuchar y encontrar en el otro a alguien con quien, a pesar de las diferencias, se puede construir. Esto fortalece más las relaciones, construye vínculos indestructibles y a largo plazo.
Es muy importante que las organizaciones trabajen en sus líderes la capacidad de desarrollar un estilo de liderazgo bondadoso, estoy convencido de que este no es contradictorio con lograr los objetivos que estas se tracen. Así en algunos casos parezca debilidad y hasta ingenuidad, la bondad al final siempre brilla y es una palanca fuerte para lograr los que nos proponemos. Desde el plano personal, esto también termina siendo un compromiso con nosotros mismos, pues nos lleva a ser verdaderamente felices.
A veces se deslegitima este camino porque sus resultados son silenciosos, seguro pueden tomar más tiempo y no ponen el foco en una sola persona, sino que este estilo de liderazgo hace resaltar el trabajo de todo el equipo.
Ante el contexto que vivimos hoy en nuestro país, cuánto necesitamos que prevalezca el liderazgo de la bondad, no visto como debilidad, sino ese que tiene la valentía suficiente para poder escuchar al otro a pesar de que piense distinto y sin descalificarlo. En conclusión, como decía David en su columna, “la bondad no siempre cambia el mundo. Pero existe la altísima posibilidad de que cambie a alguien. Y con eso, a veces, y también, de sobra basta”.
Posdata. ¡Fuerza Miguel! Sigamos orando por su recuperación.
Economista y MBA con énfasis en negocios internacionales. Exsecretario general de la Gobernación del Valle y Privado de la Alcaldía de Cali. Exdirector del Comité Intergremial y Empresarial del Valle. Actualmente, fortaleciendo la economía solidaria desde el Grupo Coomeva. Hincha del Deportivo Cali. Papá de Manolo y Agustín.