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Un país en progreso

El crecimiento en los recursos destinados a la educación no se ve reflejado en mejores resultados.

 En 2012, el Senado quiso someter al vicepresidente Angelino Garzón a un riguroso examen médico por una isquemia cerebral.
En 2012, el Senado quiso someter al vicepresidente Angelino Garzón a un riguroso examen médico por una isquemia cerebral. | Foto: BERNARDO PEÑA/El País

Angelino Garzón

15 de abr de 2025, 02:53 a. m.

Actualizado el 15 de abr de 2025, 02:53 a. m.

Una pregunta que muchas veces se hacen algunas personas naturales y jurídicas a nivel internacional es la relativa a ¿cómo ha logrado Colombia crecer y convertirse en un país en progreso a nivel económico, social e institucional?

Esta pregunta siempre la han acompañado, incluso en escenarios de Naciones Unidas, con el interrogante: ¿en dónde ha radicado la clave?

A ellas, siempre, estando o no en cargos de Estado, me he limitado a responderles de manera muy tranquila y sencilla que la Colombia de hoy, en la cual crecí y me formé como persona demócrata, en medio de la pobreza y de muchas necesidades económicas y discriminaciones sociales, es muy diferente a la Colombia de hace más de 70 años.

A todas ellas, como ahora lo manifiesto públicamente, siempre les he dicho que no ha existido una sola clave, sino muchas claves, pero una muy importante ha sido la universalización de la educación tanto a nivel urbano como rural.

Afortunadamente, hoy tenemos en Colombia mayor cobertura, más recursos económicos, diversidad tanto en la educación urbana como rural a nivel preescolar, de primaria, secundaria, técnica y universitaria, donde, bajo la coordinación del Estado, hemos logrado que lo público y lo privado vengan contribuyendo en la vida real a que millones de personas de diversa procedencia social no solo hayan alcanzado un título universitario, sino que, por sus conocimientos científicos, sean un verdadero orgullo para Colombia y para muchas empresas a nivel público y privado.

Sin embargo, pese a ello, la calidad de la educación no ha mejorado. El crecimiento en los recursos destinados a la educación no se ve reflejado en mejores resultados. Hecho este que parece indicar la necesidad de analizar lo que está pasando para hacer los correctivos y tomar las medidas necesarias para que los esfuerzos públicos y privados en materia de educación puedan dar más y mejores frutos.

También en otras ramas del conocimiento y de la formación integral de las personas, como son la salud, la cultura, el deporte y la recreación social, se han hecho esfuerzos que, sin llegar todavía a niveles óptimos, sin duda poco a poco han ido contribuyendo a tener mejores seres humanos.

Otro tema clave ha sido la apuesta de un grupo de empresarios por una Colombia de futuro, quienes, desde hace varios años, en vez de quedarse en el remolino de las lamentaciones o llevarse sus capitales para otros países, han preferido quedarse y contribuir al futuro económico, social, científico y democrático en las diversas regiones de Colombia.

A lo anterior debemos agregar la existencia de una importante red institucional a nivel del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial que, junto con nuestros organismos de control, militares y de policía, vienen aportando no solo al logro de un país mejor, sino a la elección popular en los últimos 60 años de los gobernantes a nivel nacional y regional.

No menos importantes son los organismos de control, como la Procuraduría General y la Contraloría General de la Nación, en su labor de acompañar, vigilar, verificar y sancionar cuando se malversan o desvían recursos destinados a proyectos sociales y de beneficio común. Ejemplo reciente de ello lo tenemos en la Contraloría, que en estos días ha indicado que más de 800 proyectos de inversión social del Departamento de Prosperidad Social en el período 2020-2024, por 2,5 billones de pesos, no tienen los respectivos soportes y, por lo tanto, no se sabe qué pasó con esos recursos.

Ahora, la gran batalla política democrática es la lucha contra los altos niveles de corrupción, desigualdades sociales, violencia y narcotráfico, para, de esa manera, lograr que los esfuerzos que se han venido haciendo en varios campos puedan reflejarse en mejores y más amplios resultados sociales y económicos. Pero, ante todo, para que Colombia y su población no se vaya a quedar atrapada en la trampa que hace rato le tendieron los diversos grupos armados ilegales, muchos de ellos al servicio del narcotráfico y la corrupción.

Angelino Garzón

Exministro de Trabajo, exvicepresidente de Colombia, exgobernador del Valle

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