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Tertulia médica del pacífico

Se escucharon voces a favor y en contra, todas con bien fundados argumentos.

20 de febrero de 2025 Por: Jorge Restrepo Potes
Jorge Restrepo Potes
Jorge Restrepo Potes | Foto: El País

Gracias al ‘tesón de arrecife’ de Adolfo Vera, el destacado médico internista, cardiólogo y ecocardiólogo, la ‘Tertulia médica del Pacífico’ celebró en estos días la sesión número 220, dedicada al análisis de la versión televisiva de Cien años de soledad.

La Tertulia, fundada por el doctor Vera en 2000, cumple 25 años de gestión ininterrumpida en favor de las culturas médica, musical, científica y literaria, única en Colombia, pero que trasciende las fronteras y se imita en varias ciudades de Latinoamérica.

Soy miembro de esa cofradía, y feliz asistiendo a las reuniones de los primeros viernes de cada mes, que me aportan tantos conocimientos, por lo que allí expresan ilustres autoridades en diversos campos del saber humano.

Como atrás dije, la última sesión se dedicó a la serie de Netflix sobre la obra magna de nuestro ilustre compatriota. Se escucharon voces a favor y en contra, todas con bien fundados argumentos.

Yo intervine, brevemente, para recordar que García Márquez nunca quiso vender los derechos para que su novela fuera llevada a la pantalla porque consideraba imposible meterse en el alma de cada uno de sus personajes. Puse, como ejemplo, Crimen y Castigo, del ruso Fiódor Dostoyevski, cuyas versiones cinematográficas han fracasado al pretender llevar a los espectadores el sentimiento de culpa, la tragedia que inunda la mente del joven Raskolnikov, luego de asesinar a la anciana usurera para robarle unos pocos rublos.

El más duro crítico fue mi admirado y querido amigo Carlos Paláu, a quien conozco desde su temprana juventud en Tuluá. Paláu, quien es aclamado director cinematográfico, con películas magníficas como su última, La caravana de Gardel, que los distribuidores nacionales, con ese egoísmo tan propio de los colombianos, no la incluyen en las carteleras de sus teatros.

Paláu centra su crítica en estos puntos: 1. Netflix, que invirtió más de 50 millones de dólares en esa serie, no aporta nada a la poética de la novela, que más parece una telenovela como las que emiten a diario los canales criollos. 2. Pésima dirección, pues, a falta de buenos guiones, abusa de escenas cargadas de sexo, y en el primer episodio, de una hora de duración, hay 36 minutos de sexo explícito. 3. Melquiades, personaje importante del texto, más parece malabarista de semáforo. 4. Atroz la toma del niño de 7 años corriendo desnudo por las calles de Macondo.

En resumen, juzga que esa versión es de un facilismo ramplón, falto de buenas ideas.

***

La muerte de Samir Camilo Daccach toca las fibras más sensibles de mi corazón. Me distinguió con su cálida amistad por más de 60 años, que se prolongó hasta el día de su fallecimiento. Antes de ser afectado por sus dolencias, nos veíamos con frecuencia, y en los últimos meses conversábamos por celular.

De recia ideología liberal, inteligente observador de la política nacional, conocedor a fondo de los problemas colombianos y de sus posibles soluciones, Daccach hizo mucho por Cali, por el Valle y por Colombia.

Fiel hincha, como yo, del América, siempre comentábamos los partidos del equipo, y nos convertíamos en directores técnicos, cuando no jugaba como nosotros pretendíamos.

A Mimí, su esposa, a sus hijos y nietos les hago llegar mis sentimientos de consternación y de duelo. No será fácil encontrar otro personaje de la categoría de Samir.

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