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Sembrar para el futuro, asunto de coraje y liderazgo
Tenemos una responsabilidad ética con los que vendrán, y por tanto, lo urgente no puede hacernos olvidar lo esencial: dejar un mundo más equitativo, más sostenible, y más humano.
Luis Fernando Pérez
Psicólogo con un MBA de doble titulación de la Universidad Icesi y la Universidad de Tulane, así como una Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown. Fue Viceministro de Educación Superior y gerente de Proyectos de Educación, Gobernabilidad y Desarrollo en la Región Andina para la Fundación Ford.
6 de abr de 2025, 02:31 a. m.
Actualizado el 6 de abr de 2025, 02:31 a. m.
Vivimos tiempos ruidosos. Las noticias nos abruman con titulares sobre guerras comerciales, conflictos armados, viejas ideologías disfrazadas de novedad, y una interminable cadena de enfrentamientos políticos que destruyen la poca confianza que hoy se tiene sobre la democracia y sus representantes. Pareciera que todo es inmediatez, reacción, urgencia, y al final del día, una guerra de opuestos sordos que no construyen las transformaciones sociales, económicas y culturales que el mundo hoy requiere. Estamos atrapados en una lógica donde lo urgente devora lo importante, y donde el largo plazo es un lujo que ya nadie se permite pensar. La lógica de suma-cero se ha apoderado de la coyuntura política, social y económica de este 2025, llevándonos en un desgaste agotador en el que todos perderemos inevitablemente.
Justamente por eso, en medio de esta turbulencia, se vuelve más necesario que nunca levantar la mirada, pausar y vislumbrar la necesidad de construir el futuro, aun cuando las señales que recibimos solo sean para solventar las urgencias de turno. Por ello, sembrar para el futuro no es un acto ingenuo, es, por el contrario, una expresión de coraje y liderazgo, una decisión política profunda pensando en el otro. Sembrar, en medio del caos, significa apostar por algo que todavía no existe, por algo que tal vez nosotros mismos no veremos florecer, pero que otros necesitarán para vivir, y eso es lo que hacen los líderes visionarios; siembran en contra vía de lo que dictaría su ego.
Hoy vemos líderes que gobiernan mirando encuestas de 24 horas y algoritmos que predicen el próximo escándalo viral. Se legisla con calendario electoral, se debate con lógica de trincheras, y se gobierna con mentalidad de corto plazo. En ese contexto, pensar en el futuro se vuelve casi un acto de resistencia.
La historia nos recuerda que las sociedades que han prosperado fueron las que supieron, incluso en sus horas más oscuras, sembrar pensando en el futuro. Sembrar ideas, instituciones, puentes, memoria, proyectos. A veces basta una semilla —una política pública bien pensada, una decisión valiente, una generación educada— para cambiar el curso de una nación. Adam Kahane, conocido por su trabajo en resolución de conflictos y liderazgo colaborativo, utiliza frecuentemente la metáfora del jardinero para hablar sobre el rol de quienes impulsan el cambio en contextos complejos: “Hay que trabajar como un jardinero: preparar el terreno, sembrar semillas, regar, cuidar... pero no puedes forzar que la planta crezca. Solo puedes crear las condiciones para que crezca”.
Tenemos una responsabilidad ética con los que vendrán, y por tanto, lo urgente no puede hacernos olvidar lo esencial: dejar un mundo más equitativo, más sostenible, y más humano. Eso no se logra con trinos incendiarios, se logra construyendo con paciencia, dialogando con el que piensa distinto, educando a nuestros niños y jóvenes en lugar de polarizarlos, y plantando árboles, aunque sepamos que no veremos la sombra debajo de ellos. Así deberíamos pensar el futuro: no como algo que se decreta, sino como algo que se cultiva.
Por eso, hoy más que nunca, hay que apoyar a aquellos líderes que nos muestran un camino diferente. Aquellas personas que han decidido, sin importar la actual coyuntura, sembrar ideas que unen. Celebremos a quienes saben deponer su ego, y construir una sociedad que mira hacia delante constantemente. Celebremos a quienes construyen puentes. ¡Celebremos a los jardineros que abundan nuestras comunidades!
Luis Fernando Pérez
Psicólogo con un MBA de doble titulación de la Universidad Icesi y la Universidad de Tulane, así como una Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown. Fue Viceministro de Educación Superior y gerente de Proyectos de Educación, Gobernabilidad y Desarrollo en la Región Andina para la Fundación Ford.
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