Columnista
Modelia
Allí crecí, estudié y tengo grandes amigos del barrio y del colegio.

24 de jun de 2025, 01:47 a. m.
Actualizado el 24 de jun de 2025, 01:47 a. m.
Donde quiera que esté y a donde quiera que vaya, siempre seré de Modelia. Un barrio famoso por estos días porque allí ocurrió el atentado al precandidato Miguel Uribe Turbay. Mi familia vivió allí 30 años. Provenientes de Medellín, nos instalamos en una de sus amplias casas en 1974. La avenida El dorado solo tenía dos carriles, y entre ellos grandes humedales con muchos pájaros migrantes; no existía la terminal de transportes de Bogotá ni Ciudad Salitre. Modelia estaba rodeada de inmensas planicies por donde corría libre el viento helado que venía de Monserrate y Guadalupe. Modelia era un mundo aparte.
Allí crecí, estudié y tengo grandes amigos del barrio y del colegio. Mis padres regresaron a Medellín y sus hijos se repartieron por el mundo, nos fuimos del barrio. Por eso la tristeza y la nostalgia de ver sus calles en los noticieros a través de cámaras de seguridad que muestran recorridos de sicarios y el atentado en el parque del golfito. Muchas campañas presidenciales pasaron por allí y, como niño curioso que terminaría siendo periodista, no me perdía ninguna.
El general retirado y candidato presidencial Álvaro Valencia Tovar que perdería frente a Julio César Turbay (abuelo de Miguel Uribe Turbay); Belisario Betancur que fue a dar las gracias cuándo ganó en el 82; Carlos Pizarro dio un discurso en el parque del barrio; César Gaviria a los pocos días del asesinato de Galán fue a Modelia y habló frente a varios cientos de personas asustadas que esperaban un carro bomba durante el discurso.
Pastrana, Noemí, Samper, Uribe, Santos, Duque, Serpa, Petro todos hicieron su parada obligatoria en Modelia que sigue siendo un barrio tradicional, de casas grandes, de muchos parques, de mucho comercio, ahora de rumba, colegios, canchas de baloncesto por todos lados, un barrio de clase media, compuesto, en su gran mayoría según estudio reciente de la Universidad del Rosario que leí para escribir esta columna, por personas de la tercera edad que llegaron jóvenes, como mis padres a mediados de los años 70 provenientes de todas partes del país en busca de casas grandes para familias con varios hijos.
Me doy la licencia de escribir esta columna nostálgica en medio de tantos acontecimientos nacionales y mundiales que nos ponen a pensar en la inmensa estupidez del ser humano y que seguramente son analizados por otros columnistas de más peso para rendirle un homenaje a mi barrio.
No solamente las personas dejan marcas indelebles en la vida, también los dejan los sitios por donde hemos caminado, crecido y cometido los primeros errores y aciertos y Modelia está de primero en mi corazón.