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La caída

Gustavo Petro estaría acabado políticamente y asimismo su partido político, su coalición, sus aliados y también sus seguidores o votantes.

David Rosenthal
David Rosenthal. Columnista | Foto: El País

29 de may de 2025, 03:05 a. m.

Actualizado el 29 de may de 2025, 03:05 a. m.

Un nuevo paro nacional, y, además, convocado por el mismo Presidente de la República, el mismo que para una buena parte de la población colombiana, es ilegítimo, y para algunos otros es inconcebible. Es él mismo quien alza al ‘pueblo’ a la rebelión. Advierte seguido que habrá hasta un derramamiento de sangre, al igual que no habría límites de lo que pudiera acontecer. Colombia no sabe a lo que se enfrenta, amenaza con esta premisa el Presidente, a quien el tiempo se le empieza a agotar y las promesas de campaña no han sido cumplidas ni los programas de gobierno en altos niveles, pero no porque no lo hubiesen dejado, sino porque es tal vez de lejos el peor gobierno que ha tenido este país.

No es culpa lo anterior de la derecha, ni de las elites, ni de las clases altas y privilegiadas, tampoco de una oligarquía o plutocracia siquiera. Es el mal manejo de un gobierno de izquierda, que no por el hecho de ser de izquierda debe ser malo. La realidad es que ante la inminente caída y al paso del tiempo sin ningún resultado de peso positivo, todas las reformas del gobierno se han hundido y sus ideales se han ido perdiendo en el camino de la corrupción, la corruptela y la perdición como la pernicie.

Gustavo Petro estaría acabado políticamente y asimismo su partido político, su coalición, sus aliados y también sus seguidores o votantes. El único y primer gobierno de la izquierda sería el último. Incluso, todos quienes han tenido algún papel importante o decisivo en este gobierno, pronto tendrán una mancha importante desfavorable en sus currículos.

Con la intención de hacer un llamado a un paro nacional, luego a que se convirtiera en un estallido social, y finalmente en una serie de revueltas o en una misma revolución, Petro promulgaría que sus reformas y todos sus deseos son la voz del pueblo. Interesante leer el artículo de Francisco Barbosa, titulado ‘¿Quiénes son los nazis?’, para poder entender de una vez, que la forma de actuar de Petro se acercaría más a la de Hitler que a la de Pepe Mujica o Jimmy Carter, y todos los que se pudieran mencionar, y que se suponen, son los ejemplos del Presidente. Muy alejado de Michel Foucault, Nicolás Georgescu-Roegen y Lewis Mumford, los tres ídolos de Petro. Aunque, más bien, sean estos: Fidel Castro, Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

La noche del 27 de febrero de 1933, el edificio del Parlamento alemán (Reichstag) en Berlín fue incendiado por órdenes de Hitler, y este es el suceso político con mayor gravedad para su ascenso al poder total de lo que sería la futura Alemania nazi. La ‘cabeza de turco’ fue Marinus van der Lubbe, un joven comunista holandés. ¿Quién podrá ser el chivo expiatorio ahora?

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