Columnista
El psico-alquimista de la mecánica
Ese fue mi querido don Davis Marulanda que murió el sábado pasado.

30 de may de 2025, 02:02 a. m.
Actualizado el 30 de may de 2025, 02:02 a. m.
Los carros tienen sentimientos, solía decirme. Ellos saben quién los quiere y por eso son agradecidos, me repetía cada vez que les hacía cualquier reparación y a fe, que con un poco de cariñito, los prendía acelerándolos poquito, lo que nunca nadie era capaz de lograr.
Desde hace más de 20 años fue mi mecánico de cabecera y gracias a él, mi pequeña colección de ‘merchos’ sigue levantando admiración, porque funcionan al dente para envidia de muchos últimos modelos, todos igualitos y sin ninguna gracia y salero.
Lo anterior no significa que, cual boy scouts, estuvieran siempre listos porque se varaban en los lugares más inexpugnables, y hasta allá llegaba y los ponían a andar como fuera y a la hora que fuera.
“Es que el 250 es resabiado y hay que cogerle el tiro”, me aseguraba. Tres alpargatiadas con el ‘suiche’ cerrado y tres con el ‘suiche’ abierto y prende porque prende, y así sucedía. El otro era temperamental y se ranchaba cual mula terca. Ni pa’ tras ni pa’ delante, y podían venir técnicos de la Nasa y no podían lo que él lograba hablándoles suavemente.
Una vez a una de esas joyas le dio por no querer andar, y le buscaba y le buscaba la causa hasta que me dijo muy serio y muy majo: “Don Mario, ese carro está muy estresado y se merece un descanso. Llevémoslo a clima frío unos días y verá que se mejora”. Dicho y hecho, el maldito se mejoró.
Y algo muy extraño le sucedía a la joya de la corona. Como es tan admirado por ser descapotable y se roba las miradas, el pretencioso ese padece de celos enfermizos y si no se le hace la venia y se le rinde pleitesía, le da por no frenar, o por amanecer pinchado, o por no pitar, y hay que ‘cholearlo’ y jurarle que es el rey del gallinero y dejaba de molestar.
En cierta oportunidad presté el azul oscuro para que llevase una novia a la iglesia y a la recepción matrimonial, y el hujemadre se recalentó porque el conductor le dejó el aire prendido durante la santa misa y fue llamado de urgencia. Le echó una botella de agua bendita al radiador, le dio ‘en la jeta’ al chofer de mucho saco y corbata, tomó el volante de la carroza nupcial, llevó a los novios a una hacienda lejos de Cali y, santo remedio.
Ese fue mi querido don Davis Marulanda que murió el sábado pasado. Fue un alquimista y un sicólogo de la mecánica. Desvarador insomne, me honró con su amistad, me ha dejado huérfano a mí y a esas antigüedades que lloran tanto su partida, que le han ido apareciendo males y no quieren ver a nadie.
Y si siguen en esa tónica, los saco a una venta de garaje porque otro mecánico como don Davis no volveré a conseguir en los días que me faltan para que nos volvamos a encontrar y así seguir hablando de esa pasión por los autos antiguos y ojalá clásicos…
***
Posdata 1. El tal paro fue mucho tilín tilín y nada de paletas.
***
Posdata 2. Yo hablo bien de Cali. ¡Hazlo tú también!
***
Posdata 3. Magnífica la campaña por el Valle en una unión entre el sector público y la empresa privada. Es mucho lo que tenemos que hacer así el Presidente y su Ministro nos hagan el fo.
Nuestras gentes no pueden seguir anestesiadas por las falsas promesas de un gobierno que ya peló el cobre y del que ya sabemos sus intenciones reeleccionistas.
***
Posdata 4. Les espero hoy a las 5:00 p. m. en Chipichape. Recital para las madres de Mario Fernando Piano. Artista invitado: Federico Arellano, y conversatorio con una mamá emprendedora: la exreina nacional de belleza Catherine Daza Manchola.
Administrador de Empresas, Abogado y periodista por vocación. Director y fundador de MF Publicidad Mercadeo Limitada, al igual que de los programas Mario Fernando Piano y Oye Cali. Galardonado en dos oportunidades con el premio Simón Bolívar de periodismo. Escribe para El País hace más de 40 años.