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Opinión

Enigmas, tras feminicidios

Muchas inquietudes quedan por resolver. Enigmas que las autoridades y la sociedad debemos aclarar para contener esta pandemia.

21 de mayo de 2023 Por: Paola Andrea Gómez Perafán
Paola Gómez
Paola Gómez | Foto: El País

Merly Andrea Rengifo, 33 años, asesinada a las 10: 45 de la mañana del domingo 14 de mayo en la cárcel de Combita, Boyacá, mientras realizaba una visita conyugal a Efraín Sarmiento. Erika Aponte, 26 años, asesinada en Unicentro, Bogotá, el mismo día de Merlin, por su expareja Cristian Camilo Rincón, quien luego se disparó y murió un día después. Gloria Rodríguez, 43 años, asesinada por su expareja, Julio Rangel, a las 6:30 de la tarde del Día de la Madre, en Ayapel, Santa Marta. La familia del feminicida lo entregó a las autoridades.

Una semana después de estos tres casos que conmocionaron al país, muchas inquietudes quedan por resolver. Enigmas que las autoridades y la sociedad debemos aclarar para contener esta pandemia. Este año, según la Fiscalía, van 40 casos; según Feminicidios Colombia, la cifra llega a 133.

1. Feminicida serial en Cómbita.

Merly viajó desde Siloé hasta la cárcel de Cómbita, donde halló la muerte. Su pareja, a quien conoció en redes sociales y de quien pensó que pagaba pena por extorsión, la mata en su propia celda con arma blanca. El asesino armado estaba en la cárcel por dos feminicidios: Cristina Mendoza, a quien mató en Cali en 2017, y Jacqueline Muñoz, a quien mató en Policarpa, Nariño, en 2018. Mayra, la hermana de Merly, su tercera víctima, contó cómo el Inpec no tuvo ningún acompañamiento en este caso. ¿Cómo es posible que los derechos de un feminicida serial estén por encima de los derechos de las víctimas?

2. Los centros comerciales.

El caso de Erika Aporte, asesinada en Unicentro, Bogotá, en un día de alta concurrencia, dejó abierta la preocupación sobre el ingreso de armas a un centro comercial. Ya han ocurrido varios hechos sicariales en distintas ciudades. El hombre entró a Unicentro armado y ya lo habían retirado en otras ocasiones. Resulta complejo requisar a todo mundo, quizás. Pero la seguridad en lugares privados tan públicos debe estar garantizada.

3. Las medidas de protección.

Erika Aponte había llamado a la línea de vida para denunciar su caso. El jueves 11, luego de sus llamados de auxilio, se solicitó a Christian Ríncón que cesara los actos de violencia contra ella y su hijo, que no podía acercarse a la vivienda de Erika en Soacha y tampoco al trabajo. Pero nada funcionó. Gloria, en Santa Marta, también había alertado sobre el peligro que corría. Es imposible ponerle un policía que garantice la vida de cada mujer amenazada, pero de que estamos fracasando con las medidas de protección, no hay duda.

4. Los huérfanos del feminicidio.

Erika tenía un hijo; Merly, dos; Gloria, 4. Según la organización ‘Huérfanos por feminicidio en Colombia’, en Colombia este año ya son 74 las niñas, niños y adolescentes que han quedado sin mamá ni papá tras este delito, más los que dejan estos tres crímenes. Muchos de ellos pasan años en disputas por la patria potestad y con las lesiones emocionales que deja esta tragedia.

5. No más juicios de valor.

‘Qué tristeza que haya mujeres tan mediocres y con tan poco amor propio’, ‘deben estar muy necesitadas de hombre’, ‘les gusta que las maltraten’, ‘ellas son las culpables y luego salen a decir que el gobierno no las ayuda’. Frases como estas y más se leyeron esta semana. Reflejo de lo mucho que nos falta por comprender. Si así como somos capaces de condenar, sin conocer los casos, lo fuéramos para educar a nuestras hijas e hijos, para disminuir a futuro estas violencias, cómo aportaríamos a una sociedad más consciente y menos dura a la hora de juzgar. @pagope

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