El paisaje urbano
El arquitecto debería pensar antes en la ciudad y en la vida en ella, y no apenas caprichosamente en ‘su’ edificio
El escenario de la vida humana ha sido desde su inicio, hace miles de gran mayoría; pero ya en la tercera década del Siglo XXI, por lo contrario, lo es el paisaje urbano para más de la mitad de la población del mundo. Pero siempre todo paisaje urbano está rodeado de paisajes rurales y naturales, así estos estén más lejos: cordilleras, sabanas, valles, desiertos, selvas, ríos, lagos y mares; y al interior de las ciudades hay parques y zonas verdes, y los andenes suelen estar arborizados; sin embargo, lo que lo caracteriza es la arquitectura que conforma los espacios urbanos de las ciudades; es decir, el escenario de la vida urbana en ellas.
Si bien aún en muchos pueblos y en todas las pequeñas ciudades de antes, la naturaleza esta justo a su lado, juntas pero no revueltas, en las demasiado grandes urbes posteriores fue preciso introducir la naturaleza en ellas; no solo mediante andenes arborizados, parques grandes y pequeños, zonas verdes, avenidas, malecones, paseos y alamedas -su paisajismo urbano- y por otro lado procurando no interferir con las visuales hacia los cerros, montes y cordilleras que las rodean, como es el caso de las ciudades andinas; ni dándole la espalda a los ríos que las cruzan o que están a su lado, o a los lagos o mares cercanos, como infortunadamente suele suceder en no pocas en todo el mundo.
Pero al paisaje urbano también contribuyen los habitantes de las ciudades debido a su imagen característica, según sus diferentes etnias, clases sociales, vestimentas, actividades y comportamientos en los espacios urbanos públicos, principalmente en sus calles, avenidas y plazas; en estas su presencia cobra gran importancia al darle ‘vida’ al escenario de la vida, el que en cada caso conforma un cierto paisaje urbano diferente. Son diversas colectividades urbanas conformadas por pobladores similares culturalmente que al tiempo que identifican a sus diferentes sectores, cotidianamente confluyen a sus centros tradicionales, y ya juntos y revueltos pasan a identificar entre todos a las ciudades mismas.
Sin embargo, es la arquitectura de la ciudad la que constituye el principal elemento de su paisaje urbano, y casi siempre son varias ya que varía por sectores; y desde luego al paso del día y la noche iluminada artificialmente, y de las cuatro estaciones o en el trópico de las temporadas secas o lluviosas. Y por otro lado, si bien antes apenas circulaban por las calles caballos, coches y carros, como también otros animales, desde el Siglo XX están invadidas por toda clase de vehículos a todas horas que interfieren con sus paisajes, los que solo se pueden admirar desde sus plazas y sus andenes y de ahí la gran importancia que han adquiridos estos, y porqué deben ser amplios, llanos y arborizados.
La ciudad, es “el escenario de la cultura […] prohíja el arte y es arte” lo dejó en claro Lewis Mumford (La cultura de las ciudades, 1938), y es una obra de arte colectivo, en tanto que el edificio común es apenas un proyecto individual, y pocas veces también una obra de arte. Por todo lo anterior es importante que en los proyectos de edificios en las ciudades se considere primero que todo su emplazamiento y su función en ese lugar, y por supuesto su construcción está determinada por el sitio, de donde su forma debe ser consecuencia de lo anterior y no su inicio; en otras palabras, el arquitecto debería pensar antes en la ciudad y en la vida en ella, y no apenas caprichosamente en ‘su’ edificio.
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