Tiroteo en iglesia mormona de Míchigan deja un muerto, varios heridos y un incendio en el templo

La tranquilidad de la localidad de Grand Blanc, en el estado de Míchigan (Estados Unidos), se vio interrumpida este domingo por la mañana tras un tiroteo en una iglesia mormona que dejó una persona muerta y al menos nueve heridos, algunos en estado crítico. El atacante fue abatido por la Policía y, de manera simultánea, se reportó un incendio dentro del templo religioso.

De acuerdo con el Departamento de Policía de Grand Blanc, el hecho se registró en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, ubicada en la calle McCandlish.

En un comunicado difundido en redes sociales, las autoridades confirmaron que no existe una amenaza activa para la población, pero recomendaron a los habitantes mantenerse alejados de la zona mientras se adelantan las investigaciones.

“El tirador ha sido neutralizado. Hay varias víctimas y la iglesia sufre un incendio activo”, informó la Policía local. En las imágenes compartidas en redes sociales por testigos presenciales se observa una densa nube de humo que se eleva desde el templo, mientras los equipos de emergencia intentaban controlar las llamas y evacuar a los heridos.

La fiscal general, Pam Bondi, confirmó que agentes del FBI se desplazaron al lugar y que la investigación estará bajo su liderazgo. El director de la agencia, Kash Patel, calificó lo ocurrido como un acto “cobarde y criminal” y reiteró el compromiso de brindar apoyo a las autoridades locales.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reaccionó horas después al tiroteo y lo señaló como “otro ataque dirigido contra los cristianos en el país”.

“He sido informado del horrendo tiroteo que tuvo lugar en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Grand Blanc, Míchigan. El FBI está en la escena y liderará la investigación federal. El sospechoso está muerto, pero aún hay mucho por aprender.

Esto parece ser otro ataque dirigido contra los cristianos en Estados Unidos. Mientras tanto, recen por las víctimas y sus familias. Esta epidemia de violencia en nuestro país debe terminar de inmediato”, expresó el mandatario en la red social Truth.

La gobernadora de Míchigan, Gretchen Whitmer, también se pronunció y aseguró que su corazón “está destrozado por lo sucedido”. En su mensaje, recalcó que “la violencia en cualquier lugar, especialmente en un lugar de culto, es inaceptable”.

El ataque coincidió con el duelo de la congregación por la muerte de Russell M. Nelson, presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, fallecido a los 101 años. La noticia del deceso había sido conocida el mismo domingo, pocas horas antes del tiroteo.