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Sobreviviente de campo nazi con 102 años habla de su liberación; esto recordó

Jacques Moalic, de 102 años, recuerda cómo fue su salida de Buchenwald, en 1945.

Sobreviviente del holocausto nazi y sus campos de concentración, Jacques Moliac se convirtió en periodista y trabajó para la agencia AFP por más de 40 años. Ahora rememora sus días en cautiverio.
Sobreviviente del holocausto nazi y sus campos de concentración, Jacques Moliac se convirtió en periodista y trabajó para la agencia AFP por más de 40 años. Ahora rememora sus días en cautiverio. | Foto: AFP

Jhon Gamboa

Comunicador Social y Periodista con sensibilidad por las artes, las humanidades y la cultura. Con larga experiencia en la cobertura de la realidad social, tanto regional como nacional. Interesado en cubrir fenómenos de medioambiente, posconflicto y DD.HH.

11 de abr de 2025, 08:12 p. m.

Actualizado el 11 de abr de 2025, 08:12 p. m.

Por AFP

Jacques Moalic recuerda con detalle, a sus 102 años, la liberación del campo de concentración nazi de Buchenwald por tropas estadounidenses el 11 de abril de 1945.

En un encuentro con la Agence France-Presse, donde trabajó durante 40 años tras la Segunda Guerra Mundial, el sobreviviente explica sus últimos meses en ese lugar.

Los que llegaban a Birkenau eran traídos en trenes de ganado abarrotados y sin ventanas.
Hornos crematorios reconstruidos en las cámaras de gas del campo de concentración de Auschwitz en Polonia, Europa del Este. | Foto: Getty Images

Unos 56.000 judíos, gitanos, homosexuales, presos políticos y prisioneros soviéticos murieron en Buchenwald entre 1937 y 1945.

Otros 20.000 más lo harían en el campo “anexo” de Mittelbau-Dora.

Moalic era un joven combatiente de la Resistencia en 1943, cuando fue detenido y forzado a subir a un tren. Intentó huir saltando del convoy, pero fue capturado.

En diciembre de ese año lo llevaron a Buchenwald, situado en una colina próxima a la localidad alemana de Weimar, y acabó en el barracón 34.

En el infierno del campo de concentración los prisioneros depositaron sus esperanzas en las fuerzas aliadas, que desembarcaron en las playas de Normandía el 6 de junio de 1944.

La liberación de París, en agosto de 1944, les levantó el ánimo.

“En los campos la gente recobró el valor. Se decían, seremos libres en Navidad. Yo no me lo creía mucho y tenía razón”, recuerda Moalic.

En enero de 1945 fue trasladado al campo de concentración de Ohrdruf.

“Creo que fue el día 8, nos reúnen de forma inesperada. El oficial de la SS (Schutzstaffel; escuadrones de protección) pasa entre las filas anotando los números. Entre 800 y 900 de nosotros íbamos a partir hacia un campo que nadie conocía”, recuerda.

Sobrevivientes del Holocausto toman parte en la conmemoración de los 80 años de la liberación del mayor campo de concentración en Polonia, el 27 de enero.
Sobrevivientes del Holocausto toman parte en la conmemoración de los 80 años de la liberación del mayor campo de concentración en Polonia, el 27 de enero. | Foto: NurPhoto via Getty Images

Al futuro corresponsal de AFP en el Congo, Argel y Hanói le aconsejaron que intentara que le quitaran de la lista si quería vivir.

“Pero yo estaba en ella y no había escapatoria. Acabamos en Ohrdruf”, subraya.

Allí obligaban a los prisioneros a cavar túneles subterráneos “día y noche” y Moalic pensaba que moriría.

“Me dije: Si me despiertan a las cuatro o cinco de la madrugada y regreso a las diez de la noche, duraré quince días... Por primera vez pensé que quizás no volvería”, agrega.

Pero en lugar de eso, lo destinaron a la instalación de electricidad en las caballerizas. Eso “me salvó la vida”.

“Por supuesto, sabíamos desde hacía tiempo que los rusos y los aliados estaban avanzando. Pero hay una gran diferencia entre ‘están avanzando’ y ‘están aquí‘”, explica.

Un día, mientras los oficiales pasaban lista, escucharon un sonido nuevo y se dieron cuenta de que los aliados estaban cerca.

“Nos miramos unos a otros, y se hizo un silencio extraordinario”, asegura.

En 1945, la Pascua cayó el 1 de abril. Ese día no trabajaron. Entonces les dijeron que iban a ser evacuados.

Les ordenaron marchar en columnas de mil personas, sin conocer su destino final, a través de un paisaje montañoso.

“Lloviznaba (...) Caminamos así durante tres o cuatro días”, describe.

Ohrdruf había sido peor que Buchenwald y los prisioneros estaban agotados, algunos “medio muertos”. Cualquiera que cayera por el camino era fusilado.

“Llegamos a la estación de tren de Weimar y luego empezaron a subir hacia Buchenwald. Eran unos seis o siete kilómetros. Hubo 72 cadáveres”, subraya.

Los prisioneros llegaron a Buchenwald al anochecer.

“Nos contaron de cinco en cinco, según el procedimiento. Estábamos entre tres mil y cuatro mil en la plaza, al descubierto, sin nada”, asegura.

Un hombre lo reconoció y lo llevó de vuelta al barracón 34. “Yo estaba cubierto de piojos”.

Los estadounidenses se acercaban cada vez más.

“El 11 de abril había mucho nerviosismo en el campo”, describe.

Los prisioneros no sabían si los liberarían o los matarían.

“Los SS empezaron a vaciar el campo, barracón por barracón, y enviaban cada grupo a la estación de Weimar, donde les esperaban vagones asquerosos”.

Las principales observancias tendrán lugar en el sitio en el sur de Polonia donde la Alemania nazi asesinó a más de un millón de personas, la mayoría de ellas judías, pero también polacos, romaníes y sinti, prisioneros de guerra soviéticos, personas homosexuales y otros grupos objetivo de eliminación en la ideología racial de Adolf Hitler.
Un grupo de judíos, entre ellos un niño pequeño, es escoltado fuera del gueto de Varsovia por soldados alemanes el 19 de abril de 1943. (AP foto, archivo) | Foto: AP

Los prisioneros que quedaban se prepararon para un posible combate. Pero “de repente, una unidad estadounidense llegó”.

“Los SS no lucharon, prefirieron largarse. Unos minutos después, ya estábamos fuera”, explica.

En un relato publicado en 1985, Moalic lo recordó como un “hermoso día para los internos del campo de concentración de Buchenwald, el primer día hermoso desde 1937, cuando Heinrich Himmler lo inauguró”.

Jhon Gamboa

Comunicador Social y Periodista con sensibilidad por las artes, las humanidades y la cultura. Con larga experiencia en la cobertura de la realidad social, tanto regional como nacional. Interesado en cubrir fenómenos de medioambiente, posconflicto y DD.HH.

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