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Panamá decide romper con China y fortalecer su alianza militar con Estados Unidos
El presidente panameño, José Raúl Mulino, y el secretario de Defensa norteamericano, Pete Hegseth, pactaron fortalecer la defensa del Canal de Panamá y limitar la influencia del gigante asiático.

Panamá oficializó un giro estratégico en su política exterior al reafirmar su alianza con Estados Unidos y tomar distancia de China. Así lo anunciaron el presidente panameño, José Raúl Mulino, y el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, tras una reunión bilateral celebrada en el Palacio de las Garzas este 8 de abril.
Durante el encuentro, ambos líderes se comprometieron a fortalecer la cooperación en seguridad y defensa. Entre los acuerdos destacados está la reactivación del ejercicio militar conjunto PANAMAX 2026, orientado a la defensa del Canal de Panamá, así como la colaboración para enfrentar la migración irregular en la frontera del Darién.
Además, anunciaron un nuevo marco de cooperación para garantizar el paso expedito de buques de guerra y auxiliares, en apego a las obligaciones del Tratado de Neutralidad.

En este contexto, ambos gobiernos acordaron revitalizar el Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad y trabajar conjuntamente en ciberseguridad y planificación estratégica. Además, EE. UU. destacó que ha destinado más de 230 millones de dólares en asistencia a Panamá en los últimos cinco años.
Washington también respaldó públicamente la decisión de Panamá de abandonar la Iniciativa de la Franja y la Ruta, impulsada por China. Según Hegseth, Panamá se convierte así en el “primer país del hemisferio en rechazar esta iniciativa” y en “reducir la problemática presencia de China en otras áreas”.
El comunicado conjunto también señala que se buscará un mecanismo para compensar el pago de peajes y cargos en el Canal en apego al marco jurídico y constitucional. “Nuestros dos países deben abordar hombro a hombro los desafíos de seguridad compartidos”, afirmaron Mulino y Hegseth.
Asimismo, se trabajará en una propuesta para reducir el impacto económico del tránsito marítimo, en un momento en que la prolongada sequía ha reducido significativamente el tráfico por la vía acuática.
Reacción de China
La respuesta del gobierno chino no tardó en llegar. A través de su embajada en Panamá, el portavoz chino calificó los comentarios de Hegseth como “nada responsables ni fundamentados” y rechazó cualquier acusación de interferencia en el Canal.
“China nunca ha participado en la gestión ni la operación del Canal de Panamá, ni ha interferido en sus asuntos”, afirmó la embajada, añadiendo que siempre han respetado la soberanía panameña. También criticaron duramente el papel de EE. UU., acusándolo de orquestar “una campaña sensacionalista sobre la ‘teoría de la amenaza china’”.

El comunicado chino señala que “todo ello parte exclusivamente de las propias finalidades geopolíticas de EE. UU., dejando al descubierto su pretensión hegemónica”. Y concluye con un llamado a Washington a dejar “su actitud tan intimidante como abusiva y sus actos de despojo contra Panamá y otros países en desarrollo”.
La decisión de Panamá reconfigura el equilibrio geopolítico en el istmo, una región clave para el comercio global. Mientras Estados Unidos refuerza su presencia y estrecha vínculos con el gobierno de Mulino, China advierte sobre los peligros de una confrontación alimentada por intereses externos.
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