Judicial
Dos años del ‘milagroso’ rescate de los niños perdidos en la selva: así vive actualmente la familia Mucutuy
Los menores permanecen bajo el cuidado del Icbf. Pocos de los rescatistas continúan vinculados al Ejército Nacional.

9 de jun de 2025, 10:22 a. m.
Actualizado el 9 de jun de 2025, 01:00 p. m.
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El 9 de junio de 2023, los medios de comunicación y las redes sociales se inundaron de mensajes de alegría al conocerse que los cuatro hermanos indígenas que llevaban 40 días perdidos en la selva del Guaviare, habían sido encontrados. La imagen era estremecedora: tenían evidentes signos de desnutrición y deshidratación, estaban envueltos en frazadas sobre una tela sintética y sus rostros denotaban el cansancio de su lucha por sobrevivir.
Todo empezó el 1 de mayo de 2023, cuando la aeronave en la que viajaban se fue a pique por fallas en el motor. Funcionaba como taxi aéreo, realizando la ruta entre Araracuara (Caquetá) y San José del Guaviare, con seis pasajeros a bordo (dos adultos y cuatro niños), más el piloto. De ellos solo sobrevivieron los menores de edad, entre ellos un bebé de 11 meses. Las víctimas fueron identificadas como Hernando Murcia; Herman Mendoza, líder indígena; y Magdalena Mucutuy, la madre de los pequeños.
Pero esa información solo se conoció 14 días después del accidente, cuando un grupo de ocho indígenas encontró el avión siniestrado y pistas que daban cuenta que los menores estaban con vida en algún lugar de la espesa e inmensa selva.
Y no se equivocaban, tras el accidente, Lesly Jacobo Bonbaire, de 13 años, quedó inconsciente, pero el llanto de sus hermanos Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de nueve; Tien Noriel Ronoque Mucutuy, de cuatro, y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de uno, la despertaron.
Al hacerlo se dio cuenta de que su cabeza estaba sangrando, por lo que improvisó un vendaje con algunas prendas de ropa que se encontraban dentro de la aeronave, y con la gasa que encontró en el kit de primeros auxilios. Luego, liberó a su hermano más pequeño, quien presentaba signos de sofocamiento, porque su madre estaba encima de él, y finalmente hizo lo mismo con sus demás hermanos. En ese punto, se convirtió en el ángel de cada uno de ellos.

Permanecieron al menos dos días cerca de la aeronave, pero la necesidad de sobrevivir y el pensamiento de que nadie vendría a rescatarlos los hizo moverse de allí. Sobrevivieron, según ha contado Lesly, gracias a las enseñanzas de su mamá, quien le había proporcionado indicaciones básicas sobre las semillas comestibles que podría encontrar en zonas selváticas.
Por eso solo comieron de la Palma y un fruto conocido como ‘mil pesos’. También tuvo que enfrentarse a un problema en una pierna, por lo que tuvo que desplazarse sobre sus rodillas y manos, cargando en el lomo a su hermano de 11 de meses.
Nunca vieron a nadie hasta el día que los encontraron. Fueron llevados al Hospital Militar donde les hicieron los chequeos médicos necesarios, los internaron por varios días hasta recuperarse de su déficit nutricional y luego se los entregaron al Instituto de Bienestar Familiar, Icbf, para el proceso de restablecimiento de derechos por los presuntos hechos de violencia intrafamiliar y hasta abuso sexual que se conocieron al interior de su hogar. Situación que tiene en juicio al padre, Manuel Ranoque.
Los menores siguen en custodia de la entidad, nunca se han separado. Estudian, mantienen el contacto con su etnia, y, según se pudo conocer, esta semana se anunciará a quién le será asignada su custodia.

¿Y los militares?
La búsqueda de los menores no fue fácil. Cuando se conoció que podían estar vivos, ingresaron a la zona tropas de Fuerzas Especiales, es decir, militares que durante años han adelantado operaciones contra las cabezas de los grupos armados ilegales, y que tienen un entrenamiento superior a cualquier soldado. A ellos se sumaron indígenas de varias comunidades del país que conocen, como nadie, la selva, en las denominadas células combinadas de búsqueda.
También se usaron reflectores que eran encendidos en las noches y cabinas de sonido y perifoneo terrestre por los cuales se emitían mensajes en medio de la espesa selva. Además, lanzaron kits compuestos por agua, suero, bocadillos y dulces para que los niños los consumieran. Los amarraban con una cuerda y los bajaban a zonas cercanas a donde estaban las huellas.

Las Fuerzas Militares emplearon también tres perros entrenados para la búsqueda. Uno de ellos, Ulises, fue el primero que entró, pero se enfermó y tuvo que salir de la zona. También estuvo Shaina y, por último, Wilson, que desapareció en la selva.
Durante los días de búsqueda, los equipos encontraron un tetero, que al parecer era del bebé, un cambuche en el que se encontraron unas tijeras y unas “moñas” para el cabello. Además, en la zona del siniestro se halló una maleta que fue abierta. Todo ello aumentaba las esperanzas de los rescatistas, quienes el 9 de junio de 2023 escucharon a través de sus radios las palabras claves “Milagro. Milagro. Milagro”. Los niños fueron hallados.

El líder de esa operación fue el entonces general Pedro Sánchez, quien hoy es el ministro de Defensa nombrado por el presidente Gustavo Petro. Varios de los militares que hicieron parte de esa operación como miembros de Fuerzas Especiales se retiraron voluntariamente del Ejército y se encuentran trabajando en Dubái, entre ellos el operador de Wilson.
Otros se pensionaron y unos pocos siguen en la institución, en la que han tomado parte de operaciones como la que se ejecuta en Cauca, en el corregimiento de El Plateado o en Norte de Santander.
El milagro de la selva no solo salvó cuatro vidas: también dejó una lección de resistencia, solidaridad y memoria que sigue vigente.
Comunicadora social de la Universidad Santiago de Cali. He sido reportera en temas étnicos, tengo experiencia como periodista comercial y judicial. Disfruto la moda, las tendencias y soy apasionada por la lectura, el café y las buenas historias.