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Los árboles lloran por amor: estas serían las consecuencias de una práctica común en parejas en parques
Según expertos, tallar la corteza de un árbol es igual a generar una herida profunda y difícil de curar en la piel humana.

24 de sept de 2025, 10:31 p. m.
Actualizado el 24 de sept de 2025, 10:31 p. m.
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Marcar los árboles ha sido, por siglos, una costumbre entre los seres humanos. Desde dibujos prehistóricos hasta corazones con iniciales, muchas personas han querido dejar su huella en la naturaleza.
Sin embargo, lo que para algunos parece un gesto inofensivo o incluso romántico, en realidad representa un daño profundo e irreversible para los árboles y, por consiguiente, para el equilibrio del planeta.

Ya que la corteza de un árbol no es solo su piel externa, sino en realidad, un escudo protector contra enfermedades, plagas y cambios de temperatura. Dentro de esta capa, se encuentran el floema, encargado de transportar nutrientes, y el xilema, que lleva agua y minerales, los cuales, al ser tallados, pueden bloquear la circulación de la savia, algo que biológicamente es comparable con una herida profunda en la piel humana.
Expertos advierten que una corteza tallada se convierte en una puerta de entrada para hongos, insectos y bacterias. El árbol, al intentar sanar, invierte una gran cantidad de energía que lo debilita. Si la herida es grande o se repite en varias ocasiones, puede iniciar un proceso de deterioro lento que termina en su muerte. Así, un simple gesto puede condenar a un organismo vivo que resulta esencial para el equilibrio ambiental
Más allá de lo simbólico, es importante destacar que, cuidar los árboles es cuidar la vida, pues ellos producen el oxígeno que respiramos y absorben dióxido de carbono, lo que ayuda a mitigar el cambio climático.
No obstante, desde el inicio de las civilizaciones humanas y hasta 2025, el hombre ha destruido el 46 % de los árboles en el mundo, de acuerdo con datos de la revista científica Nature.

En 2024, por ejemplo, Global Forest Watch reportó la pérdida de 26,8 millones de hectáreas de bosque natural a nivel mundial. La deforestación, causada principalmente por actividades humanas como la expansión agrícola, la infraestructura o los incendios forestales, sigue siendo una de las amenazas más graves para los ecosistemas.
Colombia, el segundo país más biodiverso del mundo después de Brasil, alberga más de 67.000 especies de flora y fauna, entre ellas más de 6.000 especies de árboles.
Cedros, guayacanes, encenillos, arrayanes y achapos son apenas algunos de los representantes de la riqueza forestal nacional. Por ello, cuidar cada ejemplar, resulta crucial en un contexto donde la deforestación avanza a pasos acelerados y el planeta ya ha perdido cerca de la mitad de sus bosques.
Conservar los árboles no es solo una cuestión ambiental, sino una responsabilidad colectiva para garantizar el aire, el agua y la biodiversidad de las futuras generaciones.
Ariadna María Orozco, reportera de El País. Comunicadora social y periodista con experiencia en medios escritos, televisivos, radiales y digitales. Ha participado en la cobertura de eventos deportivos de relevancia nacional y en programas especiales para noticieros regionales, especialmente en el Valle del Cauca.