Relaciones abiertas, una tendencia que se da tanto en parejas jóvenes como en mayores. ¿Se atrevería?

Una relación abierta o liberal es “donde ambas partes deciden, de manera consensuada, cada uno tener una sexualidad con personas fuera de la relación y eso implica un contacto sexual y genital, más no amoroso. Eso ya sería otro tipo de relación, lo que hoy se denomina relación poliamorosa”, explica el sexólogo argentino Ezequiel López Peralta.

Según López Peralta, las parejas en general abren su relación por dos razones. La primera, cuando tienen una buena sexualidad entre ellos, pero se sinceran en cuanto a que tienen deseos con otras personas y crean algunas reglas para actuar de acuerdo a ese deseo.

También están las parejas en las que la sexualidad no funciona por uno u otro motivo y deciden abrirla como para cada uno disfrutar la sexualidad pero en otro espacio.

Son dos escenarios muy diferentes, dice el sexólogo, “el segundo es más riesgoso que el primero porque es muy difícil aceptar que tu pareja es complacido o complacida por alguien que no seas vos. Y eso genera sentimientos de celos, de baja autoestima, de angustia”.

En ese caso, lo más recomendable es que la pareja trate por todos los medios de resolver la cuestión sexual y eventualmente luego, desde otro lugar, deciden si lo hacen o no.

Desde el lugar de la aceptación, concluye el autor de El Erotismo Infinito y El Placer de Seducir, “puede funcionar mejor la relación abierta”, pero advierte que deben poner siempre reglas claras. Por ejemplo, si te cuento o no te cuento, si salgo con alguien, hasta dónde te cuento, si te doy los detalles”.

Algunas parejas ponen límites en cuanto a cosas que pueden o no hacer por fuera, como determinadas prácticas que deciden limitar al ámbito de la pareja. Eso también es importante que lo acuerden, enfatiza.

También aconseja tener mayores cuidados en cuanto a la protección para reducir al máximo los riesgos en la salud. Hay parejas que ponen límite al número de contactos que tienen con una misma persona, no más de cinco veces, para evitar el vínculo afectivo, o incluso una atracción sexual que termine en apego.

Se debe establecer si los contactos van a ser con conocidos o desconocidos.

Algunas parejas limitan, asimismo, la cantidad de encuentros, por ejemplo, lo permitido puede ser una vez al mes. Todo hay que hablarlo y si hay cosas que no funcionan, cambiar las reglas. Lo que genere emociones incómodas para alguno de los dos, debe evitarse.

Un caso

Ana María, de 22 años, y Carlos, de 28 años, ambos profesionales, sostienen una relación abierta. “No es fácil, pero vale la pena por la libertad y la confianza que construyes con tu pareja. En las relaciones monógamas se dan asuntos muy tóxicos, al creer que el otro te pertenece, obligándolo a cosas como bloquear a alguien en las redes sociales por celos y se elige la mentira para no lastimar. En la relación abierta, se prefiere la honestidad”.

“Somos fieles a los acuerdos que creamos; no se trata de ‘cuernos conscientes’, no estamos siendo infieles, respetamos los acuerdos que tenemos”, agrega Ana.

De acuerdo con la psicóloga clínica Paula Dávila, “el fenómeno de las parejas abiertas no está ligado a una edad determinada. Las razones para poder elegir este tipo de relación son diferentes. Los adolescentes y adultos jóvenes lo plantean como una manera de cometer menos infidelidades, es decir, que puede haber una conexión y un compromiso afectivo, pero sin una exclusividad sexual, lo que hace que la gente no caiga en relaciones paralelas o en ‘poner los cachos’”.

En cambio, en las edades adultas, lo que se encuentra, dice Dávila, “es que, a través del tiempo hay un desgaste que se da en la relación de pareja, donde la sexualidad se muere o desaparece, entonces se abren a la diversidad, para sopesar o tener una alternativa para no dejar morir o no renunciar a la otra parte”.

Por su parte, la sexóloga Flavia Do Santos: “El tema de las relaciones abiertas es una tendencia que se está viendo cada vez más, sin embargo, advierte, “no he visto un caso que funcione bien, en primer lugar, porque las relaciones suelen abrirse después de una crisis”.

Este tipo de relaciones, advierte la autora de ‘Deseo: encuéntralo y vívelo a plenitud’, “no es que de una empiecen con un compromiso abierto, es decir, cuando dos personas conforman una pareja, asumen de antemano que serán monógamas y exclusivas, es muy difícil encontrar una que empieza a salir y se sienten y digan: “Oiga, no vamos a ser exclusivos”.

Entonces, como eso pasa en la mayoría de los casos, cuando deciden abrir su relación, es para dar una solución a una crisis y suele no terminar bien, lo que conlleva a generar mucho más resentimiento, de acuerdo con lo que ha visto en consulta la sexóloga.

“Al final del día, somos siempre triangulados, no estamos tan dispuestos a que no exista una infidelidad o un tercero, y en toda relación hay un tercero, así sea un tercero imaginario. Todo el mundo imagina que hay alguien que puede llevársenos la pareja o nuestra pareja puede ser infiel. Todos, todos, todos cuando estamos en una relación, cuando estamos enamorados, siempre tenemos la fantasía de un tercero”.

Esto se debe, de acuerdo con la experta, a que la relación abierta toca la autoestima. “Cuando tú estás con una persona, tú te sientes elegida por esta, te sientes importante, como un niño se siente para sus papás. En el momento en que te toca compartir, vuelves a ser ese niño que no quiere compartir, te genera inseguridades, toca la autoestima de base”.

Es por ello, que, por lo menos, dentro de su experiencia clínica, “en Colombia la gente aún no está realmente lista para las relaciones abiertas”. ¿Qué se requiere? Una autoestima fortalecida. Estar muy bien consigo mismo y desapegado a esa sensación de querer ser siempre la persona elegida por el otro. “Cuando hay infidelidad, el golpe se siente en la autoestima, en el ego, porque el otro o la otra es mejor que yo”, explica Flavia.

Habla la experta: algunas reglas

Hay que tener la claridad, afirma la psicóloga Paula Dávila, de que no se puede generar un vínculo afectivo ni puede haber expresiones o eventos afectivos con terceros, que deben ser exclusivos con la pareja. La idea es que no exista nada más allá de un permiso para tener un encuentro sexual.

Hay parejas que ponen de regla no repetir con una misma persona, hay personas permitidas y no permitidas. En los adolescentes, en la mayoría, acuerdan notificar que ha pasado algo, pero no contar detalles; en los adultos, se pide no notificar al otro.

La actriz de contenido para adultos, Esperanza Gómez, contó en 2023 que tenía dos esposos y con uno pactó que él podía tener otros encuentros sexuales, pero debía notificarle antes de 24 horas y no podía repetir. Sin embargo, el año pasado terminó con uno de ellos.

Uno de los casos más conocidos de pareja abierta es el de Will Smith y su esposa, que tienen un acuerdo para tener relaciones extramaritales.

Se debe hablar de lo que es aceptable y lo que no, ser sincero con los sentimientos y emociones, hablar de los celos o miedos y validar los sentimientos de la pareja.