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Charly García un ícono del rock rodeado de adicciones y excesos

Con su regreso a la industria de la música el público ha recordado tanto lo bueno como lo malo del cantante.

22 de septiembre de 2024 Por: Redacción El País
Charly García fue el mayor de los hermanos. Le siguieron Enrique, Daniel y Josi. Era cercano a Enrique, tenían muy poca diferencia de edad y falleció en 1986 en un accidente en automóvil. | Foto: AP

Las leyendas suelen tener su alta dosis de desastres, de ello habla Julio Correal, empresario del entretenimiento, en su canal de YouTube Hágale Don Julio: “Charly García es un desastre de por sí, desde que lo conozco. A ese man toca regañarlo permanentemente y tú lo regañas y se vuelve un niño chiquito”.

“Una vez viajando de Lima a Arequipa, en una avioneta con Aterciopelados, llegaron tarde él y el mánager, borrachos, y Charly con un spray plateado pintándose el cuello. El piloto lo vio subir y le dijo ‘mire señor, usted llega a tocar algún botón y me devuelvo, queda advertido’. El concierto fue un desastre, tiró todos los instrumentos, se fue al camerino 45 minutos, después salió y tocó tres canciones”, relató Correal.

Charly García, cantante argentino de rock ganador de varios premios Grammy.

En otra ocasión, cuenta el empresario musical: “Me levantó todo el tapete del piso del hotel. Otro día en el Megaconcierto en Quito, un 28 de diciembre, cantaba él con Fito Páez y Cerati, y se portó mal, porque tiene una maña de patear los instrumentos, los tira al público. Y esa vez la gente no le aguantó. Fito y Cerati por ayudarlo, terminaron haciéndole pistola al público y salieron en una tanqueta de la Policía pero no para el hotel, sino para la estación”. A pesar de todo, admite Correal, “es una fantasía estar toda una noche hablando con Charly”.

Son muchas las anécdotas alrededor del artista, como la estrategia que utilizó para buscar la baja del servicio militar: tomó el cuerpo de un muerto de una sala del hospital, lo puso en una silla de ruedas y lo llevó a tomar sol. Al ser descubierto, explicó: “Lo vi muy pálido”. Lo diagnosticaron maniaco-depresivo.

Fue al salir del Ejército, que el rockero se conoció con la cantante y pintora María Rosa Yorio con quien sostuvo una relación en la década de los 70. Ella, además de ser su musa, fue una de las coristas de algunas de sus agrupaciones y participó en la banda PorSuiGieco. Se estima que estuvieron juntos casi 8 años. Aunque su relación terminó, dejaron una huella imborrable en la escena musical de Argentina, tanto así que su hijo Migue García heredó su talento.

“Hay un antes y un después. Creo que fue después de Serú. O durante. Cuando empezó con ‘Say No More’, descarrila”: Nito Mestre, en el libro 100 veces Charly. | Foto: AP.

— Por muchos años se pensó que este era el único hijo del músico, sin embargo, en la biografía 100 Veces Charly, se habla de Jessica, quien en 2005 fue reconocida oficialmente por el cantante, como fruto de su relación con Fernanda Toce en 1986—.

En la relación entre María Rosa y Charly hubo altibajos, la cantante ha confesado a la prensa que durante los primeros años de la maternidad se sintió sola, pues su esposo estaba en ascenso musical. Entonces ella comenzó su romance con Nitro Mestre, compañero musical de Charly, lo que desató una gran polémica. La última relación de García fue con Mecha Iñigo, de 35 años, que duró más de una década.

Por otra parte, los problemas entre Charly y su hijo Migue no han faltado, el joven creció bajo la sombra de su padre, lo que esto generó tensiones entre los artistas, que siempre buscan la manera de estar bien.

En la década del 90, Charly García se vio afectado por el consumo de drogas.

“Estoy absolutamente en contra del método que utilizaron la Courtney y mi mamá para internarme a mí e internar a Kurt (Cobain). Eso que se llama amor duro. Es un método que consta en no explicarle nada al que se supone que está mal, cerrarle todas las vías de acceso a cualquier tipo de cosa, dejarlo en la lleca (modismo argentino para decir calle)”, dijo el artista.

En 1995 se enfrentó al más serio episodio de adicción a las drogas y el alcohol. Su salud física y mental se deterioró.

Pese a una peligrosa montaña rusa de emociones, el autor de Estoy Verde ha sabido reinventarse, y así como lo hizo en 2000 cuando presentó El Amor es un Perro, este año regresa con la Lógica del Escorpión, para que nadie olvide, como dice César Soto, director de la emisora La X: que “ha dejado una huella indeleble en el rock y el pop latinoamericano”.

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