Economía
Estos son los cinco impactos económicos y sociales que se producirán en Colombia por la decisión de no tener más hijos
La tendencia de las parejas de no tener hijos traerá implicaciones en el sistema pensional, educativo, de salud, en los negocios y en el tejido social.
Durante los últimos diez años en Colombia ha habido un decrecimiento sostenido de la tasa de natalidad. Esto ha sido más marcado desde 2018 y, en particular, en el 2022. El año pasado hubo una reducción del 7,5 % frente al 2021, “una cifra histórica teniendo en cuenta que en el último decenio las reducciones interanuales oscilan entre -2,1 % y 1 %”.
Así lo dio a conocer, en un informe, la directora del Dane, Piedad Urdinola, quien además detalló que en el primer trimestre de 2022 se reportaron 138.702 nacimientos, mientras que en el primer trimestre de este año se registraron 127.676. En números absolutos, manifestó, “esta es una caída de 11.026 nacimientos, que representan un decrecimiento porcentual de -7,9 %”.
En el Valle del Cauca la tendencia en la cifra de nacimientos también es de decrecimiento: mientras en el 2021 el porcentaje de disminución en el departamento fue del 9,8 %, en 2022 fue de 8,1 %.
📊 #EstadísticasVitales https://t.co/tIvRumrYmm trimestre 2023👇
— DANE Colombia (@DANE_Colombia) June 23, 2023
Según cifras preliminares, en Colombia se registraron 127.676 #nacimientos en enero-marzo 2023, lo que representa una reducción anual del 7,9 %.
En niñas de 10 a 14 años los nacimientos se redujeron en un 14,2 %. pic.twitter.com/S4So1zvigm
En cuanto a las defunciones de los colombianos, hubo una reducción para ambos sexos. La muerte de los hombres disminuyeron de 43.916 en 2022 a 35.664, esto corresponde al 54,9 % del total de los fallecimientos en este primer semestre de 2023.
Las mujeres tuvieron una reducción de 6186 defunciones al pasar de 35.462 a 29.276, lo que corresponde al 45 % del total de las muertes en este primer trimestre de 2023.
Estas situaciones no son buenas ni malas, son una señal de que la sociedad colombiana está experimentando la llamada transición demográfica, que es un síntoma de un país de ingresos medios, explica Julio César Alonso, director del Centro de Investigación en Economía y Finanzas de la Universidad Icesi.
“Normalmente esto ocurre porque los países van mejorando su nivel de ingresos, su sistema de salud y esto hace que menos personas mueran y que al mismo tiempo, haya una mayor participación en el mercado laboral de las mujeres. Esto hace que haya un aplazamiento de la decisión de tener hijos por parte de las parejas y, además, un mejor acceso a los métodos de anticoncepción”, precisa el economista.
Pero, de continuar esta tendencia, ¿qué impactos socioeconómicos tendrá en nuestra nación? Expertos explican algunos de los aspectos en los que habrá mayores implicaciones a un mediato y a un prolongado futuro.
1. Impacto en la fuerza laboral:
De acuerdo con el docente de la Escuela de Negocios y Desarrollo Internacional del Politécnico Gran Colombiano Óscar Eduardo Pérez, a mediano plazo tendremos un problema: la baja tasa de reemplazo de la población trabajadora, es decir, que a medida que se vayan pensionando las personas, no se encontrará una suficiente cantidad de población que ingrese al mercado laboral. O sea, todos los niños que están dejando de nacer hoy, será población trabajadora que no vamos a tener en 20 años aproximadamente.
“Vamos a tener un problema en términos de la disponibilidad de mano de obra, por lo que será más complejo para las empresas encontrar a esos trabajadores eficientes y disponibles. Pero, obviamente, eso se puede sustituir con un progreso tecnológico, entonces sería un problema en el mediano plazo únicamente en la medida en que las empresas no hagan la suficiente innovación tecnológica que les permita sustituir esa mano de obra que no va a encontrar en el mercado por tecnología, garantizando una eficiencia y una disponibilidad de producto”, acota el economista Óscar Pérez.
2. Afectación del sistema pensional:
Para el economista Julio Alonso, de la Universidad Icesi, la tendencia de la baja natalidad tendrá implicaciones sobre el sistema pensional. “En este caso, un sistema de prima media donde todos ponemos y todos sacamos de la misma olla los recursos, no va a poder seguir, va a haber un problema de financiación, pues cada vez habrá, proporcionalmente, menos personas jóvenes poniendo en la olla y más personas sacando de la misma, a menos que se eche mano del presupuesto nacional”.
Advierte el docente que si la tendencia a la baja natalidad se ve acompañada de la de una esperanza de vida más larga, es decir, que la gente viva más años, será inevitable aumentar las edades para pensionarse, “porque cada vez habrá menos jóvenes en el sistema para pagarles a los adultos que ya estén en esa etapa de jubilación”.
Estamos hablando de un problema en el muy largo plazo, complementa el economista Óscar Eduardo Pérez, “porque al haber una menor cantidad de trabajadores disponibles en el mercado, las tasa de cotización, los aportes a los sistemas de seguridad social y demás, se reducen y no habrá un flujo de ingresos lo suficientemente elevado como para pagar las pensiones de toda la población, que al mismo tiempo, como viene aumentando la expectativa de vida, pues va a tener un periodo de pensión un poco más extenso. En ese sentido, hablamos de un problema en términos de la sostenibilidad de sus sistemas de seguridad social, en un período de 30 o 40 años”.
3. Impactos en los sistemas de educación y de salud
La docente de Negocios Internacionales del Politécnico Gran Colombiano Marisol Salamanca manifiesta que en Colombia se impactará fuertemente el sistema de salud al tener menos población joven y mayor proporción de población adulta.
De acuerdo con el Estudio Misión Colombia Envejece, de Fedesarrollo, agrega la economista, el gasto en salud podría significar un aumento del 8% al 2050, “si hoy el sistema presenta deficiencias, este en un factor que lo agudizaría más”, opina.
En el sector de educación las cifras tampoco son alentadoras, resalta la académica Marisol Salamanca. El 2022 presentó una caída de 0.7 en las matrículas de educación preescolar, primaria, secundaria y media respecto al 2021, “precisamente, esa caída se debe al impacto que está generando la tasa de natalidad, los cambios demográficos, y de otro lado, los altos costos asociados a la tasa de inflación, por tanto, si se analiza esto en una línea de tiempo, sin duda alguna las matrículas en términos de acceso continuarán con la tendencia a la baja”, explica.
Si la tendencia de la reducción del número de nacimientos en el país se mantiene no se necesitarán tantos jardines infantiles, colegios, como antes y es una gran oportunidad, opina Alonso, para que el sistema de educación empiece a pensar no solamente en cubrir a todos los niños sino, en la calidad de la educación.
“Y en las universidades tendremos menos personas que lleguen al sistema de educación superior, entonces no vamos a observar esos crecimientos grandes en la matrícula como se veía en las décadas pasadas y eso va a empezar a caer y se va a estabilizar”.
4. Cambiará dinamismo de los negocios
En los primeros años se irán impactando los negocios que ofrezcan bienes y servicios para bebés e infantes como jardines infantiles, alimentos, ropa, pañales, juguetería, etc. Estos seguirán existiendo, pero no van a tener el mismo dinamismo que tenían antes, porque su mercado objetivo no va a crecer en el mismo ritmo que tenía, anota el docente Julio César Alonso, de Icesi.
“Cuando estos niños que están naciendo ahorita lleguen a los 15 años, empezaremos a ver efectos sobre otras industrias como, por ejemplo, la de entretenimiento (conciertos, cine, teatro, discotecas).
5. Dificultad para construir tejido social
En términos sociales, anota el economista Óscar Eduardo Pérez, habrá una mayor dificultad para construir tejido social. “El hecho de que las familias tengan un menor número de hijos o decidan no tenerlos, reducirá la interacción de los individuos. Esa interacción que se da en el seno familiar y que permitiría, obviamente, una mayor sociabilidad; al no darse esta, se va a hacer un poco más difícil la construcción de tejido social, entonces tendremos en el mediano y largo plazo, una sociedad un poco más desintegrada e individuos más solos, con familias mucho más pequeñas, población flotante que, al no tener ese vínculo familiar aquí con el país, sería población que más fácilmente va a migrar. Entonces, ya vamos a empezar a ver una movilidad poblacional muchísimo más elevada”, concluye Pérez.
Políticas públicas
Clara Pardo, profesora de la Escuela de Administración de Negocios de la Universidad del Rosario manifiesta que hay que analizar hasta dónde podríamos en Colombia tolerar la reducción de la natalidad, cuál sería el punto de equilibrio.
Se debe tener presente, dice, que las nuevas generaciones no quieren tener hijos y eso se tiene que considerar para generar políticas públicas.
En los países desarrollados, explica Pardo, se incentiva a las familias a tener hijos con ciertas condiciones: les dan un subsidio por cada hijo, se les ayuda en temas de manutención, de educación, deducciones de impuestos y se ofrecen paquetes a familias para que vayan a esos países y tengan empleo, educación gratuita para sus hijos y más.
Por Meryt Montiel Lugo, editora Equipo de Domingo El País