Claudia Calero, presidenta de Asocaña, asegura que uno de los grandes retos de 2025 será proteger la producción nacional

El sector de la agroindustria de la caña de azúcar siempre ha sido uno de los mayores jalonadores de la economía del Valle del Cauca y el 2024 no fue la excepción.

Pese a los grandes retos económicos que tuvo que enfrentar, el año cerró con una producción de 20 millones de toneladas de caña, lo que significó un crecimiento del 5% frente al año anterior.

Claudia Calero, presidenta de Asocaña, en diálogo con El País, señaló que el sector tuvo que enfrentar grandes retos y desafíos que continúan en este 2025.

“Estos desafíos nos impulsan a incrementar nuestros esfuerzos en sostenibilidad, competitividad y en el fortalecimiento de alianzas con diferentes actores”, dijo.

Para la líder gremial el aumento del salario mínimo impacta directamente en los costos laborales, por lo tanto puede afectar la competitividad del sector, máxime si se tiene en cuenta que la agroindustria toma los precios del mercado internacional.

“Es crucial que el Gobierno acompañe estas medidas con políticas que mejoren la competitividad, estimulen la productividad, reduzcan las cargas tributarias”, sostuvo.

Igualmente, afirmó que entre los principales retos que tendrá que enfrentar el sector en 2025 está el impacto del aumento en los costos laborales tras el alza del salario mínimo, la competencia de las importaciones y la inseguridad, que afecta a los trabajadores, a las comunidades y a la operación de la agroindustria.

¿Cómo cerró el sector azucarero el 2024 en términos de producción de caña y de azúcar?

El sector azucarero cerró 2024 con un balance positivo, alcanzando una producción a noviembre de 20 millones de toneladas de caña, lo que representa un aumento del 5% frente al año anterior. También produjimos 1,8 millones de toneladas de azúcar, con exportaciones a más de 60 países, generando 385 millones de dólares en divisas.

Esto consolidó al 2024 como el segundo mejor año en términos de exportaciones de la última década. Asimismo, produjimos 367 millones de litros de bioetanol para la oxigenación de la gasolina de los colombianos y aumentamos la cogeneración de energía renovable en nuestros ingenios, lo que permitió un incremento de 5,6 % en las ventas de energía eléctrica al Sistema Interconectado Nacional, al cual se entregaron 774 GWh.

¿Qué fue lo bueno y lo malo del 2024 para la industria?

Lo bueno: avanzamos en sostenibilidad con iniciativas como la eliminación de las quemas de caña en un plazo de cinco años, la creación del corredor biodiverso del río Cauca y el incremento del 26,4% en la producción de bioetanol. Además, fortalecimos el desarrollo rural en el norte del Cauca, beneficiando a más de 1.170 familias que producen café, cacao y panela, gracias a la alianza entre el Ministerio de Agricultura, los ingenios azucareros afiliados a Asocaña, las comunidades afro y campesinas. En 2025, esta alianza se ampliará para incluir a las comunidades indígenas y otras cadenas productivas.

Lo malo: el aumento del 35% en las importaciones de azúcar y el hecho de que el 55% del etanol consumido sea importado, representan amenazas significativas para la producción nacional y el empleo rural.

También enfrentamos altos niveles de inseguridad, con 375 incidentes reportados, entre ellos dos asesinatos, 8 secuestros y 236 atracos a nuestra población trabajadora.

¿Qué tanto la inseguridad impactó en los negocios y la comunidad?

La seguridad de nuestros trabajadores y las comunidades siempre ha sido una prioridad para nosotros. Los 375 incidentes de inseguridad registrados en 2024, incluidos secuestros, hurtos y ataques, no solo afectan nuestras operaciones, sino que también generan un profundo impacto emocional en quienes viven y trabajan en las regiones cañeras. Estos hechos son inaceptables y exigen acciones contundentes del Estado Colombiano.

A pesar de estos retos, destacamos los avances logrados en la Mesa de Diálogo del norte del Cauca, donde hemos construido acuerdos significativos. Uno de los más importantes es el compromiso de las comunidades de tramitar sus peticiones y pretensiones territoriales a través de las vías institucionales. Este esfuerzo conjunto ha resultado en casi dos años sin nuevas invasiones de tierras en la región, lo que refleja el poder del diálogo para transformar territorios.

¿En términos generales cree que fue un buen año para los negocios en Valle y Colombia? ¿Qué ha sido lo más difícil?

2024 fue un año lleno de retos y oportunidades. La agroindustria de la caña continuó siendo un motor clave para el empleo y las finanzas públicas en las regiones donde operamos. Sin embargo, enfrentamos un entorno económico desafiante, con limitaciones en la producción debido a la variabilidad climática que venimos arrastrando desde hace dos años, un aumento preocupante de las importaciones de azúcar y etanol, y los impactos de la inseguridad que afectan tanto a nuestras operaciones como a nuestros trabajadores y a las comunidades rurales.

Estos desafíos nos impulsan a incrementar nuestros esfuerzos en sostenibilidad, competitividad y en el fortalecimiento de alianzas con diferentes actores.

Desde el sector de la agroindustria de la caña, ¿cómo analizan el impacto del alza del salario mínimo?

Reconocemos la importancia de mejorar las condiciones de los trabajadores, pero el incremento del salario mínimo plantea grandes retos para sectores intensivos en mano de obra, como el nuestro.

Este aumento impacta directamente en los costos laborales y puede afectar nuestra competitividad, teniendo en cuenta que somos una agroindustria tomadora de precios del mercado internacional. Por eso es crucial que el Gobierno acompañe estas medidas con políticas que mejoren la competitividad, estimulen la productividad, reduzcan las cargas tributarias y garanticen estabilidad jurídica para atraer inversiones y generar nuevos empleos formales.

¿Cuáles son las proyecciones que tienen frente al 2025? ¿Hay mejores perspectivas? ¿En qué se basan?

El futuro del sector es prometedor. Para 2025, proyectamos una recuperación plena de la productividad, alcanzando 23 millones de toneladas de caña y 2,6 millones de toneladas de azúcar (alcohol y azúcar equivalentes). Además, continuaremos impulsando las exportaciones y dinamizando el consumo interno. Estas expectativas se basan en nuestras inversiones en ciencia, tecnología, innovación y sostenibilidad; así como en el fortalecimiento de alianzas con diversos actores.

¿En la parte social con las comunidades qué viene para este 2025?

Para 2025, nuestra prioridad es fortalecer la alianza público-privada-comunitaria en el norte del Cauca, que ha sido un modelo exitoso para el desarrollo rural. Este esfuerzo incluirá nuevas alianzas, esta vez con las comunidades indígenas del norte del Cauca, ampliando el impacto en otras cadenas productivas.

Seguiremos apoyando la constitución de empresas comunitarias que generan empleo formal local, promoviendo la inclusión económica y la sostenibilidad.

Además, con el desarrollo del corredor biodiverso del río Cauca, no solo avanzaremos en la conservación ambiental, sino que también generaremos empleo local a lo largo de los 890 kilómetros que conectarán ecosistemas clave.

Programas como ‘Compromiso Rural’ y ‘La caña nos une’ seguirán siendo fundamentales para beneficiar a miles de familias con desarrollo productivo y atención médica especializada, reafirmando nuestro compromiso con el bienestar y el progreso de las comunidades.

¿Cuáles considera son los retos para el sector empresarial y para la economía colombiana?

Para el sector empresarial, los principales retos son el impacto del aumento en los costos laborales tras el alza del salario mínimo, la competencia de las importaciones y la inseguridad, que afecta a nuestros trabajadores, a las comunidades y a la operación de la agroindustria.

En nuestro caso, enfrentamos además el desafío de proteger la producción nacional frente al incremento del 35% en las importaciones de azúcar y al hecho de que el 55% del etanol consumido sea importado, a pesar de que el local tenga un mejor desempeño ambiental y genere empleo de calidad.

En cuanto a la economía colombiana, el reto es recuperar un crecimiento económico sólido, que en 2024 fue de apenas 2%.

Esto requiere de políticas que promuevan la productividad, reduzcan las cargas tributarias y fortalezcan la seguridad jurídica para garantizar un entorno estable que permita generar más empleo formal y atraer inversiones.

Sin duda, es importante preservar la estabilidad macroeconómica para el buen desempeño de la economía colombiana.