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ECONOMÍA

500.000 microempresas han sido cerradas por bloqueos, revela la presidenta de Acopi

Rosmery Quintero Castro dice que las protestas son un derecho, pero no para destruir empleos. Señala que la próxima reforma tributaria debe enfocarse en atender programas sociales. Reducción de la jornada laboral es inoportuna, afirma.

14 de junio de 2021 Por: Alfredo García Sierra / Reportero de El País
Rosmery Quintero Castro, presidenta de Acopi. | Foto: Archivo de El País

Aunque son muchas las actividades afectadas por la pandemia, y en los últimos 42 días por el paro, las micros, pequeñas y medianas empresas han sido las más golpeadas, ya que las mismas componen el 85 % del tejido productivo del país, y el sector que más genera empleo formal.

Frente a esa realidad, la presidenta de la Asociación Colombiana de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, Acopi, Rosmery Quintero Castro, afirma que el sector venía recuperándose luego de los largos confinamientos y toques de queda en las ciudades, pero cuando llegaron los bloqueos viales y el vandalismo se produjo un retroceso.

Por cuenta de esa coyuntura, dice, se han cerrado al menos 500.000 microempresas, lo que ocasionará un impacto económico y laboral una vez se conozcan los resultados del segundo trimestre del 2021.

Los subsectores de alimentos, empaques, metalmecánico, confecciones, lo mismo que los de servicios como hoteles y restaurantes han sido duramente afectados.

Según la revista estadounidense Forbes, la dirigente gremial es una de las 50 mujeres más influyentes e importantes de Colombia, al tiempo que destaca su gestión y liderazgo frente a las Pymes, también porque “ha sido una de las personas que ha movido las ayudas y el cumplimiento de los protocolos entre los empresarios”.

¿Cómo estaban las micro, pequeñas y medianas empresas del país antes del agravamiento de la pandemia este año y las afectaciones por el paro?

La última encuesta de desempeño realizada por Acopi entre enero y marzo arrojó que el 84 % de los empresarios ya se encontraba en ese momento operando a una capacidad de entre el 51 % y el 100 %. Eso fue positivo hasta marzo, y el volumen de ventas comparado con el cuarto trimestre del 2020, evidenció un crecimiento al pasar de 20,8 % al 29 % en los primeros tres meses del 2021. Y en materia de expectativas, las mismas eran totalmente positivas para el segundo trimestre de este año.

¿El paro y los bloqueos echaron a perder esa reactivación?

Sí, las cifras anteriores muestran que todo era positivo hasta cuando llegaron las afectaciones por la pérdida del orden público y los bloqueos viales. Uno o cualquiera tiene derecho a protestar, y así lo contempla la Constitución, pero si se destruye el empleo eso es una incoherencia. A ello se agrega que el sector venía afectado por una estructura de costos, porque Colombia es un país altamente importador de materias primas e insumos. Todo empeoró con el desabastecimiento que incrementó esos costos entre un 30 % y un 220 % dependiendo del sector al que pertenece cada una de las empresas. Con los bloqueos se perdió mucha materia prima y producto terminado, pues las tractomulas y camiones quedaron frenadas.

También quedó en veremos la recuperación del empleo…

Nosotros veníamos haciendo un gran esfuerzo por la reactivación durante la pandemia y desde antes del paro. Ahora, con el paro la situación es más compleja en vista de que la rentabilidad de las empresas es inferior en un 8,2 % respecto al último trimestre del 2020, al pasar del 56 % al 47,8 % por el mayor el impacto en la estructura de costos. Cada microempresa genera hoy 6 empleos en promedio, una pequeña 15 y una mediana 90. Antes eran 9, 21 y 200, respectivamente. Eso significa que el sector tiene hoy menos empleados y una disminución de la participación de las mujeres en las plantas de personal.

Al observar los datos arrojados en la encuesta, se aprecia que para el primer trimestre del 2021 el porcentaje de empresas que disminuyeron su planta de personal (67 %), fue mayor a las que lo mantuvieron y/o aumentaron (33 %).

Las cifras nos dan una idea de lo que ocurre, pues si en el primer trimestre el empleo disminuyó, el impacto con los bloqueos será peor.

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Con base en esas cuentas, ¿cuántas micro, pequeñas y medianas empresas se han cerrado, o vienen trabajando parcialmente?

En solo empresas y establecimientos micro se han cerrado medio millón. El Dane nos ayudó a sacar esa información. Entre más pequeña es la empresa, mayor es su vulnerabilidad. El impacto es fuerte ya que las micro representan el 85 % del tejido empresarial colombiano. El futuro no es muy claro, y más cuando se pretende reducir la jornada laboral por semana (de 48 a 40 horas), lo cual es muy grave para el sector.

¿Por qué las Pymes no apoyan una reducción de la jornada laboral en pro del bienestar de los trabajadores?

Colombia es un país de baja productividad, y empeoraría con una disminución de la jornada laboral a 40 horas y conservando los mismos salarios a los trabajadores. A partir de la hora 41 habrá que pagar extras y recargos, lo que encarecerá la estructura de costos de todas las empresas. Lo lógico es esperar a que el país se reactive, se supere la pandemia y haya una recuperación del orden público para tomar ese tipo de medidas. El desgaste por los paros y la pandemia ha sido impresionante.

En resumen, las perspectivas no son buenas para las pymes…

Para el segundo trimestre se espera que los indicadores no sean muy positivos, sobre todo por la destrucción de empleo y menos rentabilidad en los negocios.

Sin rentabilidad no hay capacidad de expansión y de generar puestos de trabajo, además de que el 80 % de las empresas encuestadas prevén que tendrán una cartera irrecuperable para el segundo trimestre entre el 1 % y el 25 % de su cartera total. Esperamos que seamos responsables en Colombia y que la institucionalidad recobre el control para que no se vuelva una costumbre bloquear carreteras como una forma de protestar. Las solicitudes de un comité de paro deben ser consecuentes con la realidad de un país. Se piden muchas cosas cuando no hay recursos suficientes para cumplir.

Entre los subsectores de las pymes, ¿cuáles han sido los más golpeados hasta hoy?

Especialmente todo lo que son negocios de entretenimiento, actividades culturales y artísticas, lo mismo que restaurantes y bares, además de hoteles. En el área manufacturera hay alguna recuperación de empleo, especialmente en el subsector metalmecánico que tuvo dificultades en la época más crítica (de la pandemia) por la falta de materias primas, e igual sucede hoy por los bloqueos en los ramos de papelería, plásticos y alimentos, entre otros. Ahora con la Resolución 777 que ordena la reapertura de muchos establecimientos, existen posibilidades de empleo.

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¿No es contradictoria una reapertura, aún en pandemia y en medio del paro y bloqueos?

No se genera el impacto que se requiere. Se necesita recuperar la economía y dar empleo. Y aunque la banca está ayudando a través del Fondo Nacional de Garantías, esos apoyos son insuficientes porque muchos empresarios que en épocas normales no han sido sujetos de crédito por su misma estructura ahora tampoco lo son. Los nuevos plazos de pago de obligaciones los han otorgado, pero las tasas e intereses, y las condiciones para lograr un crédito son las mismas como si estuviéramos en tiempos de normalidad.

¿Acopi ha solicitado una ampliación del Programa de Ayuda al Empleo Formal, Paef, mientras se supera toda esta crisis?

Esperamos que el Gobierno lo extienda el Paef hasta el mes de diciembre de este año, pero con una focalización con base en el tamaño de las empresas para que puedan acceder con unas condiciones distintas a ese recurso, y especialmente las que tienen una condición crítica, como las microempresas que tuvieron que cerrar sus puertas. Ese sería un buen punto de partida.

¿Qué concepto le merece la reforma tributaria “suave” que está ventilando el Gobierno, tras el fracaso de la primera?

Quien tenga mayores posibilidades económicas debería aportar más. Es necesario seguir revisando la eficiencia del gasto público, con más austeridad no solo a nivel nacional, sino en las Alcaldías. Se necesitan mayores ayudas de corte social para la gente, aunque también habrá que aportar desde el empresariado en su justa proporción y acorde con su actual realidad. Podría ser, por ejemplo, un impuesto diferencial sobre la renta.

Es decir, una tarifa sobre la renta menor como la que rige en otros países…

Lo ideal y un sueño es que pudiera existir una tasa de renta menor, pero habrá que buscar el momento, apenas se supere toda esta crisis.

Se necesita una reforma tributaria más sencilla o simple con la capacidad de atender las necesidades sociales sin tocar el IVA a la canasta familiar de los colombianos. Es un error que no se debe volver a cometer.

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