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Estas son las heridas emocionales de la infancia provocadas por los padres

Hay que enfrentar las experiencias pasadas con valentía y compasión.

8 de mayo de 2024 Por: Redacción El País
Violencia infantil / violencia intrafamiliar / violencia contra niños
Depressed sad child sitting on the floor, in the door. The little boy is hiding his head between legs. | Foto: Getty Images

La infancia es una etapa crucial en el desarrollo humano, donde se siembran las semillas que moldearán la vida adulta. Sin embargo, esta fase también puede dejar cicatrices invisibles, heridas emocionales provocadas por experiencias traumáticas o disfuncionales, muchas de las cuales son infligidas por los propios padres.

Desde el momento en que se nace, los padres o cuidadores primarios ejercen una influencia poderosa en la vida. Son los encargados de proporcionar amor, apoyo y seguridad emocional, sentando las bases para las futuras relaciones y la salud mental. Sin embargo, cuando esta relación se ve marcada por la negligencia, el abuso emocional o la incapacidad para satisfacer nuestras necesidades emocionales básicas, las consecuencias pueden ser devastadoras.

Niño detrás de la puerta de cristal
Niño triste y borroso apoyado con la mano abierta contra la puerta de cristal. | Foto: Getty Images

¿Cuáles son las heridas emocionales provocadas por los padres?

Las heridas emocionales causadas por los padres pueden adoptar muchas formas. El abandono emocional, donde los padres están físicamente presentes pero emocionalmente ausentes, puede dejar a los niños sintiéndose solos e indignos de amor. El abuso verbal o físico puede socavar la autoestima y generar un profundo sentido de inseguridad. Incluso las expectativas poco realistas o la sobreprotección pueden limitar el desarrollo de la autonomía y la confianza en sí mismo.

Las heridas emocionales de la infancia no se desvanecen con el tiempo; más bien, pueden persistir hasta la edad adulta, influyendo en la forma en que se relaciona con sí mismos y con los demás. Estas heridas pueden manifestarse de diversas maneras, desde problemas de autoestima y dificultades para establecer límites saludables hasta patrones de comportamiento autodestructivos o relaciones interpersonales disfuncionales.

La falta de amor y apoyo durante la infancia puede sembrar semillas de duda y autocrítica que florecen en la edad adulta, llevando a la depresión, la ansiedad y otros trastornos psicológicos. Las personas que han experimentado abuso o negligencia pueden desarrollar mecanismos de afrontamiento poco saludables, como el consumo de sustancias o la evitación emocional, en un intento de lidiar con su dolor interno.

Además, las heridas emocionales de la infancia pueden afectar significativamente las relaciones interpersonales. Las personas que han sido heridas por sus padres pueden tener dificultades para confiar en los demás, establecer relaciones íntimas o expresar sus emociones de manera saludable. Pueden encontrarse atrapadas en patrones de comportamiento repetitivos, recreando de manera inconsciente dinámicas familiares disfuncionales en sus propias relaciones.

A diferencia de otras formas de violencia más visibles, la violencia vicaria opera en las sombras, dificultando su detección y abordaje, lo que la convierte en una amenaza silenciosa pero devastadora.
La violencia vicaria no solo deja cicatrices emocionales profundas en las víctimas, sino que también impacta negativamente en la sociedad en su conjunto, perpetuando ciclos de violencia y marginación. | Foto: Getty Images

¿Cómo se pueden superar esas malas experiencias?

Aunque las heridas emocionales de la infancia pueden ser profundas y complejas, la sanación es posible con el tiempo, el apoyo adecuado y el trabajo personal consciente. Reconocer y validar el dolor pasado es el primer paso crucial hacia la sanación. Esto puede implicar confrontar y procesar emociones difíciles, como la ira, el dolor o la tristeza, que pueden haber sido reprimidas durante años.

La terapia puede ser una herramienta invaluable en el proceso de sanación. Un terapeuta calificado puede proporcionar un espacio seguro y de apoyo para explorar las experiencias pasadas, identificar patrones de pensamiento y comportamiento dañinos, y desarrollar estrategias efectivas para enfrentar y superar los desafíos emocionales.

Además, el autocuidado juega un papel fundamental en el proceso de sanación. Esto puede incluir prácticas como la meditación, el ejercicio regular, el establecimiento de límites saludables y la búsqueda de actividades que proporcionen alegría y satisfacción personal. Cultivar relaciones de apoyo con amigos, familiares o grupos de apoyo también puede ser invaluable en el camino hacia la sanación emocional.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.

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