PÁRAMOS Y BOSQUES
"El país ha ganado $1,3 billones en mercado del carbono": Luis Fernando Jara
Luis F. Jara, director del programa Páramos y Bosques, de Usaid, explica los proyectos que ayudan a mitigar el cambio climático.
Hay una realidad irrefutable: desde hace una década se sobrepasó la capacidad que tiene el planeta para regenerar recursos naturales y reciclar gases de efecto invernadero. La situación ha llegado a un punto en el que, según la ONG Global Footprint Network, se requieren 1,7 planetas para satisfacer la demanda anual de recursos naturales.
La deforestación y degradación forestal, uno de los principales causantes del cambio climático, no producen ningún desarrollo económico y sí provocan altos índices de pobreza, destruyen ecosistemas y en el caso de Colombia, alimentan economías ilegales.
Una idea surgida en el seno de las Naciones Unidas busca mitigar el cambio climático. Se trata del mercado del carbono, cuyo objetivo es convertir en bonos, que se pueden transar en el mercado, las emisiones de Gases de Efecto Invernadero que se logran evitar gracias a los programas de protección de los bosques.
Se trata de los proyectos REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) que generan incentivos financieros para comunidades que tomen acciones para proteger sus bosques en alto riesgo por deforestación.
Luis Fernando Jara, director del programa Páramos y Bosques de Usaid, aliado del proyecto, habló con Colprensa sobre los resultados que han tenido estos bonos y cómo la cumbre de Glasgow se puede convertir en una oportunidad para avanzar más esta estrategia.
¿Cómo llegó Colombia a ser potencia en materia de bonos de carbono?
El impuesto de carbono se creó en 2016 con una reforma tributaria. Allí quedó consignado que empresas consumidoras de combustibles fósiles líquidos (ACP, gasolina, diésel, gas licuado, etc.) paguen un impuesto por cada tonelada de carbono emitido. Así, esas empresas pueden ser beneficiarias de exención de impuestos si adquieren créditos de carbono de proyectos nacionales. Todo eso mediante el visto bueno del Ministerio de Ambiente y la Dian.
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¿Cómo funcionan los proyectos de REDD+?
Estos fueron aprobados en una cumbre sobre el clima de la ONU, en Cancún en 2008. Colombia se destaca por tener un mercado doméstico que está funcionando. Que el Gobierno no haya destinado los recursos a donde deberían ir, eso es otra cosa, pero en cuatro años, Colombia ha tenido ingresos de 1,3 billones de pesos a partir del mercado del carbono. Por ley, un porcentaje de esos ingresos debe apoyar proyectos de paz, zonas ambientales y protección de agua.
¿Hay alguna meta en ingresos?
Las emisiones de Colombia representan el 0,42 % de las emisiones globales. Eso son más o menos 260 millones de toneladas de dióxido de carbono por año. Lo que está claro es que todavía falta mucho.
¿Cuáles son los proyectos en el país?
Son tres, que contribuyen con el 95 % de los créditos. Uno, son las energías renovables, los molinos de viento. El segundo, son los proyectos de reforestación y forestación, que hacen empresas, y el tercero, son los proyectos REDD+. Estos proyectos consisten en evitar que los bosques emitan gases efecto invernadero a partir de la deforestación, como se ha visto en el Amazonas.
Todo se enfoca en zonas con alto riesgo de deforestación. Se hace un estudio histórico con imágenes satelitales para determinar la tasa anual de deforestación. La idea es un día llegar a niveles del 0%.
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A la comunidad se le propone apoyarlos con actividades productivas diferentes a cortar árboles. Se hace una proyección a futuro para advertir sobre los riesgos ambientales de seguir acabando con hectáreas de bosque. A la gente se le paga el carbono que no se emite al reducir la deforestación.
Entre 2013 y 2017 evaluamos el desempeño de esas comunidades, que fue bueno: se generaron 6 millones de créditos de carbono. Cada crédito es una tonelada métrica de carbono. Hubo una disminución del 1 % en deforestación. Se contrata a una auditora internacional (Aenor, de España) para que verifique.
Todo se hace sobre unos estándares mundiales. Los auditores conversan con la gente y comprueban. Una vez se verifica todo, se emiten los créditos, que se registran con los estándares.
¿Cómo se coordinan las acciones con las comunidades?
El proceso de socialización con la gente no es fácil, pues la sensibilización frente al tema del carbono es algo complejo. La estrategia que utilizamos fue tratar de convencerlos de que dejen de hacer tala en los bosques.
Tenemos un fondo de donaciones y tenemos proyectos productivos para ayudar a estas comunidades con otras alternativas. Por ejemplo, cultivos de cacao, coco, arroz, papa china, yuca, plátano.
Se les enseñan prácticas de sostenibilidad, ellos usan sus propios fertilizantes. Luego, los enlazamos con cadenas regionales, en ferias y demás encuentros. Ha habido, incluso, interés de comerciantes franceses en el cacao de Tumaco. Hubo un proceso de enseñanza de la Asociación de Chocolateros de Francia y las mujeres emberas para mejorar la calidad de los productos.